“La Memoria Obstinada”, una herramienta para repensarnos
Transcripción de las palabras que Rafael Bautista compartió en la presentación de una nueva edición de su libro de cuentos, sucedida el 16 de junio en Casa Creart, Tarija, Bolivia.



Luego del comentario que tres ilustres compañeros hicieron de la nueva edición de un libro que se había vuelto inhallable, el autor de La Memoria Obstinada, Rafael Bautista, tomó la palabra y recordó algunas de las interrogantes que motivaron su escritura al comenzar este siglo, actualizándolas con una visión de la coyuntura geopolítica reciente. Sin duda, la transcripción que presentamos a continuación es un buen comentario para introducirse en la perspectiva poética que el autor ha labrado en cada uno de los cuentos que componen su libro, una de tantas herramientas esenciales para despertar un nuevo pensamiento.
Rafael Bautista:
No sé si es el momento que todos esperaban, pero debo confesar que les hice trabajar a tiempo completo en los últimos días para armar el panel con el comandante Rolando, Franklin y Carlos para comentar el texto. Presentamos en La Paz y se agotó. Hicimos una reimpresión porque en julio vamos a presentar en Buenos Aires. Ediciones CICCUS va a ser la primera editorial extranjera en publicar un libro mío a nivel latinoamericano, que es Del mito del Desarrollo al horizonte del Vivir Bien.
Anoche estuvimos comunicando el asunto. El comandante Rolando nos contó el cuento del eclipse. Yo les comentaba que tengo un cuento antiguo, de los primeros que escribí, que, si mal no recuerdo, era más o menos así: “El día del fin del mundo, mi hermano me mandó a comprar pollo al spiedo. Era su primer sueldo. Para festejar, fue la primera vez que comimos pollo al spiedo, yo tendría 12 años. Recuerdo que dormí feliz, y siempre supe desde entonces que el día del fin del mundo debe ser un día bonito.”
Lo recuerdo porque, si hay una época de las más sombrías en la historia de la humanidad que han padecido el concepto de fin del mundo, ha sido el medioevo europeo. Pero, comparando con la época actual, esta es más oscura que aquella. ¿Por qué no parece oscura? Porque la modernidad nos apantalla con sus luces, sus luminarias y gigantografías. Todo lo que parece luz en el mundo moderno, es lo más oscuro que hay.
Estamos viviendo eso sin darnos cuenta. Hasta ahora no sabemos qué efectos postraumáticos ese estado de sitio mundial disfrazado de cuarentena que nos han impuesto. Eso también va a repercutir en la potencia revolucionaria de los pueblos del mundo, la va a desinflar. Y hay que enfrentarse a esa situación. Si uno no sabe en qué tipo de mundo está viviendo, todos nuestros planes se pueden ir abajo.
La Memoria Obstinada es un libro sombrío donde todos están muertos. La mayor parte de los cuentos los escribí cuando vivía en Estados Unidos y trabajaba en un lugar de ayuda a inmigrantes, donde escuchaba una y mil historias que dormían conmigo, amanecían conmigo, y buscaban la necesidad de expresión. Es donde empezó a cuajar en mí una nueva teoría estética en referencia a la literatura.
Desde aquel entonces, en la tradición a la cual yo me adscribo, cuya autoconciencia me la proporciona Milan Kundera y sin dejar de lado los clásicos o la literatura popular, ya sentía que toda la literatura posmoderna no decía nada, y no podía proporcionar ni siquiera una descripción estética del mundo. Como la música, que tenía un rol sagrado, la literatura, la narración, la poesía, eran lo que nos conectaba con el mundo mítico, y ese mundo fue abandonado por el secularismo moderno, la tradición iluminista, y nos condujo a esto que somos, individuos privados de todo tipo de relación sagrada y espiritual con lo divino. Si el ser humano ha perdido eso, ha perdido la noción de lo que significa existencia humana. Y por eso estamos viviendo una época en la que somos lo más despreciable para nosotros mismos.
Alguna vez, mi hermano trabajó los inéditos de Marx en los últimos años de su vida, aquellos que la tradición marxista nunca había conocido y por eso lo interpretaron demasiado mal. Cuando Marx hace el paso de la crítica a Hegel a la crítica a la economía política, tiene una frase que es el hilo conductivo de su pensamiento. Dice que la crítica de la religión se convierte en la crítica de la política, del estado, de la tierra. Porque la modernidad, que supuestamente ha matado a Dios, lo sustituye con fetiches que piden diario y constante sacrificio de la humanidad, fetiches como son el capital y el mercado.
¿Qué pasa con la condición humana cuando el hombre ha sido privado de su carácter sagrado que poseía desde las más grandes tradiciones y culturas milenarias, reducido a una mera mercancía? Se le impone el proyecto, el panorama pos industrial que implanta la inteligencia artificial para deshacerse de dos terceras partes de la humanidad que ya no pueden ser incluidas en el sistema económico. Al capital ya no le sirve el humano. Para que admitamos ese sacrificio, han inventado la plan-demia.
En la ley se dice que todos deben ser considerados inocentes antes de demostrarse su culpabilidad. Hoy en día, con el virus impuesto, trabajado en 14 laboratorios en Ucrania, para colmo, con palomas mensajeras amaestradas para distribuirlo en cualquier lugar del mundo, ya no se presume la condición sana de nadie. Todos estamos condenados a ser presumiblemente enfermos o portadores de algún tipo raro de enfermedad o patología.
Se ha demostrado que nosotros mismos señalaremos a quienes eliminar para nuestro propio bien. Es decir, estamos admitiendo la reducción de la población mundial. Para colmo, lo admitimos como la nueva normalidad. No nos hacemos lío si se tiene que sacrificar grandes cantidades de gentes por asuntos biológicos. Para nosotros es gente que ya no tiene destino. Si recuerdan El Padrino, hay una frase que Michael le dice a Santino: “It’s not personal, Sonny. It’s strictly business”. Si el capitalismo naturaliza la eliminación del ser humano, ahora la frase cambia a esto: “It’s not personal, it’s strictly fate”. Es decir, no es nada personal, es tu destino que mueras, y punto.
Estamos en una situación tan monstruosa que ya no nos altera. Podemos vivir con eso. El asunto es, ¿el poder vivir con eso será vida? Es una de las interrogantes que plantean los textos de La Memoria Obstinada. En un mundo de muertos, ¿quién está vivo? ¿Cómo definimos la vida? El peligro es que la vida simplemente se nos refleja como una gran nostalgia, como algo a lo que podemos volver en el pasado, pero que ya no tiene sentido en el presente.
A mí me gusta venir a Tarija, porque viajo al pasado. Aquí el tiempo es lento, y el tiempo natural es lento. El tiempo humano debe ser lento. Para pensar, uno necesita estar en estado de serenidad. Para volver a ese estado en el que precisamos estar para poder pensar, lo cual ya no hace la humanidad con estas cárceles que tenemos a la mano, los celulares, uno necesita tiempo. Pero no como la cronología de los relojes, el tiempo del capital. No. El tiempo como duración, la experiencia de crear tiempo.
Trabajamos mucho en la obra de Emmanuel Levinas, judío lituano que hizo su obra en Francia, e planteó una crítica mortal a la ontología moderna desde Descartes hasta Hegel para demostrar que toda esa filosofía racional del mundo moderno es una racionalidad de la muerte. Tiene un texto, Totalidad e Infinito, donde se atreve a pensar el infinito. Lo cual nos condujo a conocer la tradición talmúdica. Hasta ahí nos metimos para ser capaces de pensar lo nuestro, porque siempre fue nuestro propósito.
¿Cómo pensamos lo nuestro? Nuestros antropólogos aymaras producen capitulaciones epistémicas cuando ceden nuestros conceptos fuertes a la consideración objetualista del academicismo. Cuando se declaran los nuevos qamiristas, cuando equiparan al qamiri con el rico capitalista como si fuera la misma idea de riqueza, se equivocan. No es así, y todos los que conocemos el mundo aymara sabemos que el qamiri no es rico por acumular, sino por distribuir. Es el prestigio el que lo hace rico. Por eso los prestes, donde los Maranis distribuyen su fortuna. No tiene nada que ver con la riqueza del capitalista que acumula, pero nuestros pensadores no hacen ese tipo de disquisición. Teóricamente, no hacen lo que debería hacer todo pensador serio, pensar lo suyo con categorías propias. Piensan con categorías prestadas que ni siquiera revisan críticamente, simplemente la copian.
Entonces, estamos viviendo tiempos sombríos. Este nuevo tipo de dominación del mundo moderno es tan sofisticado que no nos damos cuenta cómo ese espíritu ha penetrado tanto en nuestra subjetividad que lo hemos naturalizado. Es una segunda naturaleza. Y cuando uno advierte y puede pensar esa situación, es cuando siente la necesidad de ponerse más allá del mundo que la modernidad ha producido.
Algunos comentaristas de La Memoria Obstinada dicen que es el germen de todo lo que yo he producido después, lo cual puede ser cierto. Cuando escribí eso, mi pregunta era, ¿no será la condición del inmigrante la que está viviendo todo el mundo en este tiempo? El inmigrante es aquel que deja su país, va a vivir a otro país por necesidad, a un mundo que no comprende, pero se sostiene con el recuerdo del país que ha dejado, y le lleva a vivir su vida en sus sueños. Pero en sus sueños, ese país se ha cristalizado en una imagen de su lugar de origen como pasado. Cuando regresa a su país, ya no es compatible el recuerdo con lo que es ahora. De tal modo que el país ya no es lo que tenía en mente. Entonces, ya no se siente en familia. Regresa al lugar que ha adoptado como nueva patria, y ahí tampoco se reconoce.
¿Qué tipo de vida es esa de aquel que no se siente ni en su país de origen ni en su país elegido? ¿Dónde vive realmente? En sus sueños, pero ahí, vive en la nostalgia, que es un lugar que ya no va a volver, está anclado en el pasado como pasado. Es la vida del inmigrante, la condición que sufre el humano hoy en día, la vida de un existente que ya no se reconoce en el mundo.
Eso nos atrevimos a pensar y nos llevó a varias sendas y pasajes para desentrañar este misterio que está pasando en nuestras vidas y no nos damos cuenta. Nos hemos enajenado de nuestro propio mundo. Nuestro mundo ya no nos pertenece. Ahora es del capital, es decir, del 1% de los millonarios del mundo.
En un año de pandemia, se han hecho ricas las grandes corporaciones que han comprado a precio de gallina muerta todos los emprendimientos medianos que no han podido sostenerse. Los monopolios han crecido, se ha acumulado una riqueza inaudita en el 1% de los millonarios del mundo, y ahora necesitan de la guerra para resetear la economía y el mundo entero. Pero ese mundo que había soñado el iluminismo, ya no existe.
Si no puedo reconocerme, no puedo decir, “este es mi predio, mi terreno, mi mundo”, ¿en qué tipo de mundo estoy viviendo? Vivimos una realidad onírica con retazos de vida que nos permiten seguir, pero ya no es vida. Por eso, los cuentos son sombríos, están hablando de esa relación sin correspondencia. Hay una vivencia de ajenidad recíproca entre mundo y sujeto, cosa que nunca ha pasado en la historia de la humanidad.
El cuento que relaté del fin del mundo es de los años 80, cuando todavía teníamos fe en el progreso. Hoy en día, ya sabemos que el progreso llega tarde. Ya está puesto en duda. A nadie le hace feliz el cuento del progreso que va a resolver todos nuestros problemas. Es más, ya tenemos la sensación de que el progreso es lo que está acabando con el mundo.
Se va a producir una nueva COP para seguir tratando los asuntos del cambio climático. Científicos rusos van a llevar una nueva posición para demostrar que todo el relato de la transición energética que está demonizando al petróleo en favor de las energías supuestamente limpias ha sido promovido por agencias intergubernamentales de la propia ONU, en su momento creado por Margaret Thatcher para darle guerra a los productores de carbón en Inglaterra. Y los famosos derechos de carbono fueron implementados por un abogado que trabajó para la Bolsa de Chicago, de nombre Barack Obama.
Detrás del cambio climático hay todo un relato imperial que nos quiere convencer de la transición energética, pero que ellos sean los líderes. Incluso están utilizando nuestro lenguaje, la Madre Tierra, el Vivir Bien, nuestros propios conceptos, y nosotros no nos hacemos líos. Es más, felices estamos que la Opens Society hable de diversidad, vivir bien. Nos están metiendo caballos de Troya a nuestros propios horizontes y expectativas populares y revolucionarias.
Todos apoyamos la vicepresidencia de Francia Márquez en Colombia. Nadie va a decir que es una vendida. Es como una Domitila Chungara en Colombia. Nadie va a dudar de su potencia revolucionaria. Pero estos líderes nuestros son también inocentes. En la gira que ha hecho en los países africanos, ha agradecido públicamente a la Open Society por haber financiado su viaje, y por sus aportes a sociedades más democráticas. La Fundación Soros está pagando a nuestros gobiernos, la que está capitaneando la reducción de la población mundial. Eso es de inocentes. Si uno no tiene una descripción clara y crítica del mundo que estamos enfrentando, uno puede pecar de inocente y dejar que el caballo de Troya entre a la ciudad, a nuestro gobierno.
Lo que está pasando en Bolivia, tiene que ver con las categorías y conceptos políticos que manejamos y no ayudan. Es decir, este desinflamiento de la potencia revolucionaria de los pueblos, es energético. ¿Por qué en un momento en el cual se está viniendo abajo el mundo moderno aparecen un montón de espiritualidades new age, espiritualidades light? Yoga, cábala, reiki, y demás. El problema no es en sí ese tipo de espiritualidad. El problema es qué te dicen, qué mensaje le dan a la gente para resolver sus problemas.
Estas prácticas, que podemos decir que son de derecha, y ni nuestra cosmovisión se salva, porque nuestros amautas, cada cosa que hacen, tienen que ver con que el capital es también una espiritualidad. Walter Benjamin decía que el capital es una religión. El marxismo nunca entendió eso. El capitalismo te promete lo que las religiones prometían, y va a cumplir con la tecnología. El nuevo fetiche de hoy es la ciencia.
En el año de la pandemia, todo el discurso de la OMS tenía basamento científico, entre comillas. Pero no nos dijeron que no había unanimidad entre los científicos médicos del primer mundo en torno a la letalidad del virus o los beneficios de las vacunas. Pero acallaron a los críticos y solamente promovieron el discurso oficial de organismos que ya no son neutrales, porque son financiados por la fundación Gates, Soros, centros de inteligencia del imperio, etc.
El tipo de mundo que nos ha prometido la modernidad, no existe. ¿Qué tipo de mundo estamos viviendo? En la segunda parte de El Ángel de la Historia, digo que estamos viviendo una época en la cual se ha cumplido lo que Jeremy Bentham generó como concepto a partir de su estudio de las prisiones inglesas. La observación total y absoluta de los actos del mundo.
Y eso se está cumpliendo con inteligencia artificial, con el carnet de la Unión Europea, corroborado con ejercicios político militares en Canadá, donde el gobierno le congeló las cuentas bancarias a los camioneros que hicieron huelga y a sus familiares. Es más, se está inventando la billetera electrónica en la cual usted va a recibir sueldo mensual, y si no gasta en tres meses, se va a revertir. Están ideándose un montón de controles que nos van a reducir a ser una batería para que el sistema pueda seguir subsistiendo. Va a desaparecer la clase media, es decir, la burocracia, que ahora va a ser dominada por la inteligencia artificial.
Esa es la realidad, y nuestros gobiernos están abriendo las puertas para recibir toda esa influencia tecnológica que supuestamente hace más eficiente al Estado, pero en realidad se deshace de los seres humanos, nos convierte en inservibles. Y que no se enoje la clase media que cree en la meritocracia. Las únicas profesiones que van a seguir subsistiendo van a ser los albañiles, zapateros, que no necesitan estudiar en la universidad. Y todos los universitarios se van a ver con que, hasta para la composición musical, la inteligencia artificial hará todo.
El mundo va a estar más enfrentado porque al no haber clase media, habrá miserables y súper ricos, que constituirán el mercado de los bienes de lujo. Nada más. Eso tenemos que pensar. ¿Cómo lo vamos a pensar si la política misma no nos da los elementos para desmontar estas narrativas que ya no suceden en nosotros de modo lógico-racional, sino mítico-simbólico, y dominan nuestro sistema de creencias y no nos permiten tener la posibilidad de transitar hacia una nueva perspectiva de vida?
La clave es esa. El mundo sigue igual si no cambias de perspectiva, pero cambiar de perspectiva es cambiar de creencias. ¿Cómo se cambia? Ya no es un paso lógico, es un paso mítico. Por eso, tener la vivencia mística es fundamental. Hay que restituir el papel que tenían la música, la literatura, las artes, porque, en definitiva, es el camino para crear un nuevo pensamiento.
Estamos descubriendo, a propósito del concepto chuyma, cómo sucede el pensamiento. En el saber aymara, el corazón tiene dos conceptos, el físico, el lluqu, y el metafísico, el chuyma, que es el campo energético que se produce alrededor del corazón. La física cuántica dice que, en efecto, el corazón posee más electricidad y magnetismo que el cerebro. Entonces, usamos la biohermenéutica para saber cómo se genera el pensamiento, que es la conjunción de la emoción, el sentimiento y el pensamiento.
Todo lo que aprendemos o comemos, todo es consumo, y todo afecta, en primera instancia al sistema inmunológico, es decir, el colon y todo lo que tiene que ver con digestión. Ahí se tramitan las emociones, el corazón administra después como sentimiento, y una vez que ese sentimiento es producido, recién es elevado a pensamiento en el cerebro.
Y esto está corroborado cuánticamente cuando se dice que en el colon existen más transmisores neuronales que en el cerebro. El corazón genera unos hilos conductivos, llamados neuritas, que actúan como las neuronas. Y el cerebro, cuando produce conceptos, físicamente los hace por sinapsis, es decir, las relaciones neuronales que generan campos. El pensamiento es algo más complejo que sucede en toda la corporalidad.
Pero la espiritualidad de derecha te dice que, simplemente, si controlas tu pensamiento, controlas tus enfermedades. Siguen pensando que el asunto está nada más en el cerebro. No piensan holísticamente. Volver a pensar implica un tránsito no solo teórico, sino existencial.
Por eso tuvimos la necesidad de reeditar este libro, porque para nosotros sirvió como herramienta para repensarnos y volver a nuestras memorias, para que las memorias vengan a nosotros. Los muertos no están muertos. Están más vivos que los vivos. Como en la película Coco: Si al muerto no lo recuerdas, el muerto muere; pero si lo recuerdas, está vivo. Y dicen los sufíes, los místicos del Corán, “si los muertos no oraran por los vivos, los vivos no viviríamos ni un día más”.
Entonces, este es un libro dedicado a los muertos, para mostrarnos que puede que no estén muertos. Parece que nosotros somos los muertos, vivimos vida de zombies. Como decía un cuate de Estados Unidos, “el sueño americano realmente debe ser un sueño, porque nadie despierta”. Nosotros igual estamos en la modorra. Hay que despertar.