“¿De qué hablamos cuando hablamos de despatriarcalización?”
Luego de una conferencia magistral de María Galindo, hombres de todo género responden desde su propia vivencia.
María Galindo estuvo en Casa Creart la noche del 4 de mayo. Habló de despatriarcalización señalando los grandes actos de un gobierno que se pretende representativo mientras se dedica a la destrucción ecocida del territorio. “Santa Cruz está destruyendo su cordón selvático de humedad. La Paz está contaminando el Lago Titicaca con caca de las industrias de El Alto. Tenemos una alcaldesa alteña, aymara. Yo le he dicho, ‘Eva, ¿quieres pasar a la historia? Salva el Lago Titicaca. Ay, charlaremos mañana, tengo el desfile de no sé qué’. Se ocupan de boludeces”, dijo la pensadora anarquista y activista feminista, y remató su conferencia recordando a la audiencia que “somos una sociedad llena de esperanza, y lo único que han hecho es subestimar la inteligencia colectiva”.
“Somos una sociedad llena de esperanza, y lo único que han hecho es subestimar la inteligencia colectiva”
En eventos feministas abiertos es cada vez más común ver a hombres que asisten y escuchan, pues mujeres y hombres forman esa inteligencia colectiva. Pero, ante el carácter reacio y el reparo machista, es importante conocer la vivencia y la conceptualización que los hombres tienen del patriarcado y del proceso de despatriarcalización, pues, como dijo Galindo, “hay veces que no perteneces a un colectivo porque no lo has encontrado, pero eso no quiere decir que no estés en la lucha”.
¿Qué es el patriarcado?
Para Diego Cadena, hombre gay diverso, el patriarcado es una familia machista que quiso acallar su identidad por no corresponderse con el estereotipo de hombre masculino. “Desde pequeño me molestaban por actuar de forma femenina, porque no me gustaba el fútbol, porque me gustaba juntarme con las chicas”. Ha sido su madre quien se ha encargado de contener su expresión. “Me decía, ‘no, no te comportes así, no está bien, no se ve bien’. Ha sido incómodo crecer con ese tipo de educación. Me parece importante cuestionar esas relaciones de poder, porque hombres y mujeres hemos sido castigados por el sistema patriarcal, y es importante que luchemos desde el mismo lugar, con necesidades distintas, sí, pero con un fin común”.
Roberto Carlos*, hombre joven, heterosexual, activista por la igualdad y equidad de género, encontró que el patriarcado incluso está dentro de su propio trabajo. “Estamos cuestionando las estructuras de poder dentro del hogar, de las relaciones, quién manda en mi casa, quien no manda. Pero verlo en la organización y forma de trabajo me hace reflexionar cómo puedo trabajar, cómo aporto realmente a la despatriarcalización si tengo más privilegios. ¿Qué puedo hacer como hombre? Me voy con esa reflexión y estaré inmerso en ella las próximas semanas”.
¿Cuál es la lucha?
Respecto de privilegios y derechos, Cadena menciona que la lucha desde las diversidades también implica la posibilidad de “formar una vida en familia, adoptar, tener los mismos beneficios que un matrimonio heterosexual, que mi pareja acceda a beneficios sociales, sucesión de bienes, herencia, muchas cuestiones de derechos que han quedado estancados porque hemos sido muy suaves y serviles al sistema”.
Romario*, joven heterosexual de 23 años, entiende que, además de la lucha, también existe un feminismo intuitivo que es natural en las nuevas generaciones. “En relación a cuando yo fui niño, las cosas son diferentes. Se nota en los niños de hoy, y en las personas en general, cómo está cambiando el pensamiento. Nadie les ha dicho a las personas cómo actuar, pero han dado un giro a la forma de relacionarse y de interactuar”. Para él, la lucha tiene sentido pues “hay personas que necesitan escuchar lo que está pasando, que siguen sosteniendo valores de una sociedad vieja, o que están muy ocupadas trabajando como para sentir ese cambio”.
¿De qué hablamos cuando hablamos de despatriarcalización?
“Es una propuesta que subvierte esta depresión generalizada de los cuerpos que vienen a vivir en una sociedad rota que nos lleva a la tristeza”
Por su parte, Facundo Vergara, joven heterosexual de 20 años, recuerda la primera vez que escuchó la propuesta de la despatriarcalización: “Obviamente, no eliges nacer. Pero uno se mete al mundo, a un cierto tipo de estructura cultural, religiosa, social. Y, como es previa a nosotros, no conocemos que es una formación histórica y pensamos que es natural. ‘Así es la vida, así debo actuar yo’. Y son relaciones de poder que nos imponen y van en contra de nosotros. Por tanto, son dañinas, nos someten y nos llevan a prácticas coercitivas. Cuando escuché eso por primera vez, fue un alivio para mí. Yo un tiempo pensé en quitarme la vida, porque no soportaba esta estructura que se encarnaba en mí. Eso rescato. Es una propuesta que subvierte esta depresión generalizada de los cuerpos que vienen a vivir en una sociedad rota que nos lleva a la tristeza”.
Diego Cadena apunta que el componente psicológico de la opresión es un fenómeno que también se encuentra en comunidades indígenas y poblaciones fuera de las ciudades, donde la realidad cultural suma dureza a la posibilidad de expresar la identidad, esa “parte fundamental de cada persona que nos define y nos permite ser. Yo me considero un hombre gay diverso. Me gusta mucho esa palabra porque implica que puedes ser amanerado, expresarte de otra manera. Puedo vestirme con una falda para ir a una fiesta. No tengo problema”.
Finalmente, la lucha se trata de conseguir derechos humanos para toda la sociedad por igual. En el análisis histórico, se encontrarán relaciones de poder y sistemas donde unos gobiernan a otros. Cadena indica que “ahora, el patriarcado está en poder. Si lo cambiamos, es probable que otro sistema lo reemplace. Tener una sociedad de igualdad es una lucha utópica, pero confío en que, para llevar una vida en bienestar colectivo, tenemos que ser lo más iguales que se pueda, con los mismos derechos humanos para todos. Es el fin que deberíamos buscar”.
*Nombre prestado para proteger su identidad.