Carol y el Infinitum
La joven Ingeniera Comercial lidera el Colectivo Infinitum y lleva adelante un activismo imparable con la misión de despertar la consciencia social a la importancia del desarrollo sustentable y sostenible.



Carol Jazmine Mansilla Sánchez nació en Tarija. Estudió una carrera que a primera vista puede parecer que tiene muy poco que ver con el desarrollo sostenible y sustentable, pero que le ha permitido conocer a fondo el motor de la economía de las sociedades, el comercio. Sabiendo que en todo territorio hay alguien que vende, alguien que compra, y una mercancía que se transa, se encontró también con la lógica de la escasez, la capacidad productiva y la habilidad de mantener un desarrollo en concordancia con los ciclos y ritmos de la naturaleza, que es, a fin de cuentas, de donde viene todo lo que consumimos como humanidad.
Hace 10 años, emprendió con sus amigas y amigos la fundación del Colectivo Infinitum. Para celebrar la primera década de esta agrupación, cuya misión es lograr la transformación social, el cambio de conciencia y la convivencia armónica a través del impacto positivo de acciones y cuestionamientos sobre la forma en que la sociedad produce y consume bienes, su relación con el medio ambiente y la forma en que la ciudadanía concibe el desarrollo, procurando siempre abrir la perspectiva hacia la sustentabilidad y la sostenibilidad, Pura Cepa trae esta entrevista especial a Carol, quien nos explicará más y mejor su experiencia en el cuidado del medio ambiente tarijeño.

“Comenzamos esta linda etapa de activismo cuando nadie le tomaba importancia a los sistemas alimentarios y lo que consumimos”
Pura Cepa (PC). ¿En qué trabajas actualmente?
Carol Mansilla (CM). Actualmente, cuento con un emprendimiento en sociedad que se llama BioCultural. Es un centro cultural artístico ambiental, ya que también una de mis pasiones es el Arte y el Activismo Ambiental. Promovemos el arte a través de la reutilización de materiales, apoyamos a emprendimientos sostenibles y a los productores agroecológicos. Es un espacio autogestionado por mujeres en el que el Colectivo Infinitum es una parte del proyecto.
PC. El Colectivo Infinitum cumple 10 años de actividad. ¿Cómo inició todo?
CM. Comenzamos con Daniel y Jesús en el movimiento de Comida Consciente en Tarija, y luego me uní yo promoviendo acciones desde el Colectivo Infinitum. Luego entraron Minerva, Esmeralda, Alitzel y Mikeyla, y después Iris. Al final, aumentamos entre ellos a Fernando Cruz, Emilia, Salomé, Susy, Gustavo, Lily, y más. Formamos un movimiento que cuestiona sobre los impactos que va dejando nuestra alimentación. Comenzamos esta linda etapa de activismo cuando nadie le tomaba importancia a los sistemas alimentarios y lo que consumimos. Recuerdo el apoyo que tuvimos aquellos años, participamos de distintos encuentros con distintos grupos que ahora son grandes aportadores al cuidado del medio ambiente en Bolivia.
PC. ¿Por qué “Infinitum”?
CM. Nos llamamos Infinitum porque en el grupo estábamos personas que hacían teatro, mimo, baile, cine, y más. Hacíamos infinidad de actividades para llegar al público y generar un impacto importante en el departamento de Tarija.
“Íbamos con nuestras ollas, vasos y platos por todos los espacios. Todos nos decían hippies porque hablábamos de alimentación y medio ambiente”
PC. ¿Cuántas personas componen el colectivo y dónde se siente más su presencia?
CM. Está compuesto por 20 integrantes, entre varones y mujeres de distintas edades. Tenemos presencia sobre todo en el municipio de Cercado y en la provincia.
PC. ¿Cuál es su visión y propuesta respecto de los problemas ambientales y alimentarios que hay en Tarija?
CM. Soñamos con una Tarija sostenible, en la que la principal fuente sea el cuidado de nuestros alimentos y, por ende, del medio ambiente. Las personas debemos de entender que las agroindustrias no son fuente de vida. De hecho, son químicos que contaminan y debemos de tomar en cuenta que se expanden a nuestros ríos, a nuestro alimento, a nuestra comida. Debemos de tomar consciencia que, por ejemplo, en Europa el mercado ecológico de exportación e importación está creciendo, mientras en Tarija podríamos producir de manera ecológica y generar una economía más orgánica, evitando el monocultivo, apostando por un cultivo biodinámico.
PC. En estos 10 años, ¿cuáles han sido sus acciones y anécdotas más sobresalientes?
CM. Cuando comenzamos el movimiento, nuestra idea siempre fue apoyar a los espacios culturales de Tarija, que en esos años eran 4, como máximo. Íbamos con nuestras ollas, vasos y platos por todos los espacios. Todos nos decían hippies porque hablábamos de alimentación y medio ambiente, porque nos reuníamos para cocinar mientras compartíamos criterios sobre el origen de los productos, la situación del agua, la equidad de género desde nuestras cocinas, y nuestras historias.

En este tiempo, hemos realizado huertos en el área urbana y periurbana, en distintos distritos de la ciudad, incluso antes, durante y después de la pandemia. Ha sido muy importante para varias familias que hasta ahora nos siguen agradeciendo, ya que es su único sustento económico. También realizamos huertos ecológicos con personas con capacidades diferentes en el Barrio Los Ángeles. Todos los años hacemos bombas de semillas para hablar sobre el cuidado de las semillas y sobre todo para alimentar a nuestros insectos en peligro de extinción. Enseñamos a fabricar los biolápices en 3 colegios, aproximadamente a 200 alumnos. Es una campaña de reutilización que hacemos junto a la Entidad Municipal de Aseo Tarija.
También nos contactaron de promociones Gloria, junto a Lenka Nemer, para socializar los huertos urbanos en la ciudad de Tarija. Somos parte del Comité Evaluador de las parcelas de los productores orgánicos con certificación del SPG desde el consumidor. Promovemos el movimiento Comida Consciente en Tarija, Huertos Urbanos y Meliponicultura en Tarija, y la idea de aprovechar y reutilizar los residuos de manera creativa. Realizamos un taller de Reutilización con la participación de 20 mujeres en estado de vulnerabilidad en el que hicimos velas de cera de soja, reciclando y cortando botellas de vidrio para las velas, llaveros reciclados hechos con chapas y resina, blocks de notas adhesivas tipo Post-It, lápices de papel periódico, terrarios, y más.
“Los activistas y voluntarios colectivos damos todo para seguir un camino más armonioso, más social”
PC. ¿Cómo es su relación con las instituciones públicas y privadas de Tarija?
CM. Tuvimos muchos apegos con las instituciones de los cuales no nos llevamos un buen sabor. Tuvimos malas experiencias con algunas unidades de la alcaldía y la gobernación, así que seguimos con la línea independiente. Con algunas instituciones privadas si hemos logrado una sinergia de trabajo y apoyo hasta el día de hoy.
PC. ¿Qué esperan de las instituciones privadas y públicas?
CM. Los activistas y voluntarios colectivos damos todo para seguir un camino más armonioso, más social, que no solo piensa en una persona sino en los muchos que habitamos esta linda tierra. Queremos que nos tomen en cuenta como parte de la Responsabilidad Social Empresarial y, así mismo, que las instituciones públicas prevean acciones y actividades reales con las que mejoren y busquen un entorno de paz y armonía con coherencia.
PC. ¿Qué está preparando el Colectivo Infinitum este año?
CM. Este año, estamos coordinando con el Grupo de Trabajo de Cambio Climático Y Justicia Regional Tarija y con otra organización que dejaré en el anonimato, pero aporta tanto al país con alternativas que generan menos impacto social y ambiental. También promovemos el Centro cultural artístico y ambiental autogestionado Bio Cultural, que forma a niños, jóvenes y adultos, y fomenta una cultural ambiental y de reutilización de materiales y productos locales, huertos para niños, cuidado de la naturaleza, y muchas cosas más.
PC. ¿Cómo puede el público general acercarse al Colectivo y participar?
CM. Nos pueden encontrar en Facebook, Instagram y Tik Tok como Colectivo Infinitum, en WhatsApp al 72970851, o pueden encontrarnos en el BioCultural, ubicado en la calle Corrado entre Sucre y Gral. Trigo, frente al colegio San Bernardo.
