Los Encantos de La Victoria
Junto a Rosemary Condori, conocemos esta ruta turística en la que cualquier persona que visite Tarija podrá encontrar los encantos de la agroecología esperando al pie del Sama.
En principio, “Los Encantos de La Victoria” se realiza todos los días saliendo a las 8 de la mañana desde la plazuela Uriondo, en el corazón del barrio El Molino. Pero lo mejor es llamar o enviar un mensaje al 70217436, y Rosemary Condori nos dirá cuándo será la próxima ruta disponible. Por ahora, poca gente la visita y los grupos suelen ser reducidos; unas 10 personas, a lo mucho. Sin embargo, los comunarios de La Victoria pueden manejar hasta 30 personas en cada visita.
Condori, habitante de la comunidad de La Victoria y productora agroecológica de la huerta familiar “La Abrita”, relata que los turistas locales, nacionales e internacionales comenzaron a gustar mucho de sus productos, y buscaban la huerta donde eran producidos. Con el tiempo, trabajaron esas visitas desde un aspecto turístico, y pronto llevaron la idea a la comunidad. Ahora tienen una ruta en la que 6 familias aportan una parada exclusiva en la que es posible conocer, experimentar y degustar la producción agroecológica de ese verde rincón.
Con el tiempo, trabajaron esas visitas desde un aspecto turístico, y pronto llevaron la idea a la comunidad
“Está viniendo la gente, les interesa porque es diferente de la ruta del vino”, dice Condori, sobre las visitas a las huertas productivas de La Victoria. La primera parada es en la finca “Bien Te Fue”, propiedad de Don Eusebio Añazgo y su hija Miriam Añazgo, quienes hace años producen leche con vacas mejoradas y entregan su producción a la PIL. Sin embargo, también les gusta la producción artesanal de algunos derivados como el arroz con leche, las papas con queso, el dulce de leche, la gelatina de pata con leche, las pepitas, y tantas cosas más. “Todo hacen”, dice Condori.
En esta parada se desayuna alrededor de las 8 y media de la mañana, y también es posible degustar una ambrosía o leche de tigre para iniciar con todo. Luego de unos 45 minutos de estancia en la finca, donde también es posible divisar algunos patos, gallinas, ovejas y otros animales de granja, es momento de moverse hacia la huerta de Rosemary.
“Está viniendo la gente, les interesa porque es diferente de la ruta del vino”
“La Abrita” está más al fondo, cerca de la toma de agua de La Victoria. Ahí es posible beber los que quizá son los jugos de uva y de arándano más deliciosos de la región. Por supuesto que eso queda a juicio de cada uno, y quizá lo que motiva esta aseveración es la forma en que Rosemary relata la magia que sucede en la naturaleza: “El agua circula en toda la huerta, viene de la montaña, recorre los canales, llega a las raíces de los arándanos y las vides, sube a las hojas y los frutos. Lo que hacemos es extraer el jugo y embotellarlo. Entonces el agua de la montaña se transforma con la naturaleza en jugo de uva o de arándano”.
En “La Abrita” también es posible encontrar espárragos, flores, infusiones de hierbas medicinales con distintas propiedades, mermeladas, y auténticos ahumados al estilo catalán. Pero lo más importante es la explicación que la familia hace del proceso de producción agroecológica. Para ellos, el agua es lo más importante en la finca, igual que la sangre en el cuerpo humano. Su instalación es impresionante y se debe al trabajo de Rosemary Condori, quien se especializó en riego y trabajó durante años en la gestión de riego para las comunidades del Valle Central de Tarija, además de otros lugares.
Para ellos, el agua es lo más importante en la finca, igual que la sangre en el cuerpo humano
Ella construía los canales de riego desde el proyecto. “Lo primero es visitar las tomas de agua, ver cómo podemos mejorar ese sistema para llevar el agua a los terrenos, que la gente se organice y lo pueda gestionar”, dice, recordando con gusto su trabajo. Por esa experiencia, la parada en su huerta se llama “Caminando con el agua”. “Es magia. Si no tenemos agua, no hay producción, no hay vida. Lo veo y lo vivo cada día con los turnos de riego. Tengo que administrar de manera eficiente para tener mis plantaciones y lograr estos alimentos saludables”, detalla Condori.
Luego de esa experiencia, seguimos moviéndonos alrededor de la montaña para llegar a “La casa de Don Lorenzo”, lugar que toma el nombre de su propietario original, quien construyó la casa con sus propias manos, adobe sobre adobe. Él ya no está en este mundo, pero sus hijos, nietos y esposa han convertido el sitio en un museo donde se puede apreciar la cultura tarijeña: ropa típica, instrumentos, vasijas para elaborar chicha de maíz son algunas de las cosas que dan cuenta de las costumbres de este pago.
“Si no tenemos agua, no hay producción, no hay vida. Lo veo y lo vivo cada día con los turnos de riego”
Condori asegura que en época de Todos Santos es increíble visitar “La casa de Don Lorenzo”, pues sí o sí hay elaboración de chicha y con todo gusto. De cualquier manera, en “Don Lorenzo” siempre hay degustación de productos con maíz, sea tojorí, anchi, arrope, tortillas, chirriadas o cualquier otra cosa que venga a la mente.
Nos acercamos al medio día y es hora de almorzar. La tarifa de 90 bolivianos incluye un almuerzo de comida típica en el restaurante campestre “Ollita de Barro”, donde podremos escoger entre sopa de maní o arroz, y picante de gallina criolla o saice, todo cocinado en fogón de leña y, como promete el nombre, en ollas de barro. Un sabor único. Y si queda algo de hambre, una señora del lugar vende también unos tamales bastante sabrosos, aunque es un costo aparte.
Todo cocinado en fogón de leña y, como promete el nombre, en ollas de barro. Un sabor único
La última parada de la ruta es en la huerta “Payuyo”, donde la sabia Doña Juanita nos habla de la medicina tradicional y nos muestra preparados como cremas y tinturas que se elaboran con las hierbas y plantas medicinales de la zona. Juanita es quien prepara y vende todas estas medicinas, y explica sus propiedades con una mirada que comunica una vasta experiencia. La huerta “Payuyo” es grande y también ofrece cabañas para hospedarse, así como algunos servicios turísticos de aventura como el rapel y el trekking.
La ruta se termina más o menos a las 3 de la tarde. A esa hora, se vuelve a la ciudad con otro aire, habiendo dejado toda preocupación en la montaña. Si, quizá se vuelve otra vez a lo mismo, a pensar en el trabajo, a cosechar estrés de las calles y el concreto, a las mismas ocupaciones. Pero por un momento, el regalo de media jornada nos permite disfrutar los encantos de Tarija y de La Victoria.
Explica sus propiedades con una mirada que comunica una vasta experiencia
Solo, con amigos, en familia, o en compañía de las autoridades quienes deberían poner interés a estas iniciativas locales, o por lo menos dar una mano en el mejoramiento al ripiado de los caminos de la comunidad, es una experiencia completamente recomendable.