Fede Chuch, de la guitarra al reggaetón (II)
Seguimos la historia de Fede Chuch, sus viajes y su fresca perspectiva de la manera de crear música hoy.



A sus 20 años, Fede se mudó a Buenos Aires, dejando atrás la pequeña ciudad uruguaya de Tacuarembó. Le tomó 4 años de preparación, una novela de YouTube y varias experiencias sacar “Nube”, el sencillo con el que abrió su camino de solista. Un año después, se fue a Medellín, Colombia, junto con su hermano Teo. “Está conmigo desde hace 2 años en esta loca aventura de darle full a la música profesional. Me acompaña, está en las finanzas, es mi mano derecha”.
La motivación para cambiar de ciudad vino de mano de una decepción que incluso le hizo alejarse de la música. “Me pasó confiar en una persona y que rompa mi confianza y me deje solo en un momento en que la estaba pasando muy mal. Pasé de sentir la vibra del escenario a estar solo en un cuarto, triste. La única persona que tenía era yo mismo y mi guitarra. Eso me acercó de vuelta a la música”, recuerda Fede.
“Pasé de sentir la vibra del escenario a estar solo en un cuarto, triste. La única persona que tenía era yo mismo y mi guitarra. Eso me acercó de vuelta a la música”
Fue entonces cuando habló con su hermano, aprovecharon un buen momento de trabajo y apoyo para tener los medios suficientes y viajar. “Mi sueño era ir a Estados Unidos, pero en ese momento no podía. Recorrimos Medellín. Este valle tiene una vibra que las canciones salen solas”, asegura Fede. Antes de lograr llegar al país del norte, él y su hermano recorrieron Europa. Ahí decidieron armar un estudio móvil para no tener que estar en un solo sitio.
“Literalmente, me aburro si no me muevo. Quiero que mi carrera sea natural. Quiero disfrutar el proceso de ir a un lugar con una canción grabada y si me gusta un spot, hacer un videoclip sin pensar tanto en la producción. Natural, fresco, se va danto como se tiene que dar, sin apurar nada”. Y esa es la característica principal de la mayoría de sus videos.
Por ejemplo, su último sencillo titulado “Te quiero :(” es tan simple que hasta resulta críptico. En un plano secuencia, vemos a Fede Chuch caminando por una calle de Brooklyn hasta llegar a un puente donde tiene una panorámica de Manhattan. Y nada más. Esa simpleza hace que la letra, su atuendo y utilería se pongan tan en primer plano que sea imposible no preguntarse qué es lo que lleva en la bolsa de papel, o tener muy en claro la sinceridad con la cual utiliza y anuncia el uso de auto-tune.
En defensa de un instrumento musical tan polémico, Fede asegura que es una herramienta increíble. “El artista puede elegir lo que quiere transmitir, y con o sin auto-tune lo va a transmitir igual. Además, no es lo mismo un acústico que un trabajo de estudio, por eso me parece divertido. Tiene un saborcito que hace que la voz no sea tan opaca. Me gusta esa vibración que tiene”.