Cómo fotografiar jucumaris, según Alfonso Blanco
La Bodega “Jucumari” tiene la misión de conservar la vida silvestre a través de la venta de sus vinos, ya posicionados en Tarija, La Paz y Cochabamba.
Alfonso Enrique Blanco López, bermejeño de nacimiento, estudió Administración de Empresas en la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho de Tarija. Dedica la mayor parte de su tiempo a trabajar para el Municipio como Director de Cooperación, recaudando fondos para proyectos de cuidado del medio ambiente y apoyo a poblaciones vulnerables, pero los fines de semana sus horas son de la Bodega Jucumari.
Su plan es que la Bodega que ha fundado sea ejemplo en promoción de la conservación de especies amenazadas y en vías de extinción, logrando que otras Bodegas aporten al cuidado de la naturaleza al incorporar la conservación como un eje fundamental de sus esquemas de negocio, lo que hará que los vinos bolivianos se diferencien en el mercado internacional como productos vitivinícolas de alto valor.
“Siempre trabajé en temas de conservación, por ello la visión de la bodega es conservar la vida silvestre”. Además del Oso Andino (Tremarctos ornatus), de los cuales solo hay 12 mil ejemplares en el mundo, 3 mil de esos en Bolivia, la Bodega Jucumari apoya la protección del hábitat de la Paraba Azul (Anodorhynchus hyacinthinus), la mariposa Morpho helenor prometa, y el gato de monte Leopardus geoffroyi.
“Nuestros prejuicios y actitudes intolerantes y racistas se van atenuando en cuanto más conocemos otros lugares y formas de vida”
La familia de Alfonso acompaña la misión de la Bodega, ya que trabajan en las tareas de cosecha, molienda y vinificación. “Su apoyo es determinante para que la calidad del vino sea adecuada. La vitivinicultura es parte de la cultura y tradición de Tarija. Los primeros registros de viñas en datan de 1576, apenas dos años después de la fundación de la ciudad”, relata Alfonso.
Su conocimiento de historia regional y su vocación por transmitirlo ha crecido con largas lecturas, “no me duermo sin leer, aunque sea una página del libro que esté leyendo”; se ha refinado en los viajes, “nuestros prejuicios y actitudes intolerantes y racistas se van atenuando en cuanto más conocemos otros lugares y formas de vida”; y se ha forjado con el recuerdo de grandes personas, “Óscar Farfán nos dejó un legado de generosidad y conocimiento digno de admiración”.
También las experiencias imprevisibles dan sentido e identidad a su vida y emprendimiento. El nombre de su Bodega se debe a esta anécdota embriagadora: diciembre de 2016, no hay una sola foto del Oso Andino. Los investigadores deciden abandonar el proyecto, se despiden con una última cena, brindan y ch’allan las cámaras-trampa con vino. Al día siguiente, tras 8 meses de investigación infructuosa, la cámara capta la primera foto de una criatura atraída por el aroma y sabor de la bebida. “Preparan” nuevamente las cámaras. Funciona: cámaras llenas y botellas vacías. No hay duda, a los jucumaris les gusta el vino.