Adriana Amézaga y la educación constructivista
Una de sus preocupaciones es que, según ella, la educación de hoy no se fija en las necesidades personales de los niños



La educación y la temprana formación científica son una preocupación por la que Adriana Amézaga trabaja todos los días. Ella es ingeniera química de profesión, pero se dedica completamente al área educativa compartiendo sus conocimientos en matemáticas, física y química con aquellos niños y jóvenes que requieren de un empujón o buscan una nueva forma de aprender.
En el Centro de Estudio Enseñarte, encabezado por Adriana, ella busca la forma en la que cada niño o joven debe aprender, ya que no cree que la educación se trate de clases magistrales, sino de procesos personalizados.
Pero la historia de Adriana empieza cuando decidió estudiar algo relacionado a la química. Recuerda que entonces su anhelo era trabajar en alguna fábrica, pero con el tiempo sus metas fueron cambiando.
“Hay que cultivar un espíritu científico en los niños”.
Cuando fue madre, la idea de lo que quería ser cambió radicalmente. Cuenta que empezó a interesarse por los procesos de aprendizaje y que vio el área de la educación como un buen rubro para desempeñarse y tener tiempo para su familia. Más tarde, hizo un postgrado en educación y se involucró completamente en el área.
Hace diez años que da clases particulares; con un enfoque constructivista busca descubrir cómo tiene que aprender cada niño y darle así las herramientas para hacerlo, además de tratar de despertar en él una curiosidad que desemboque en un espíritu científico.
Adriana sabe que la tarea no es sencilla, pues muchos niños relacionan las matemáticas con algo aburrido; para combatir esa realidad ella también tiene que aprender de los niños. Ya que su método es personalizado, debe identificar aquellas maneras en las que el niño aprende y se divierte. Para ello trabaja con distintas dinámicas y experimentos en el centro.
Para garantizar la enseñanza personalizada, solo trabaja con alrededor de cinco alumnos al mismo tiempo. Actualmente los niños asisten con las modalidades presencial, virtual e híbrida. Cada clase cuesta Bs 20 y se pueden contratar los servicios mediante pagos mensuales de Bs 350.
Pero las clases de apoyo no son lo único que ofrece, el año pasado dio el primer curso de preparación y nivelación preuniversitario. Además, ha impartido numerosos talleres a docentes para enseñarles el manejo de herramientas y plataformas para la educación virtual a distancia.