Tras el hecho mandó mensajes del teléfono de la víctima
Degolló a su novia, a la hija y las enterró en el patio, ocurrió en Argentina
Cristina Iglesias y su hija Ada fueron asesinadas por la pareja de la mujer en una casa en Monte Chingolo. Tras el doble femicidio, el sospechoso Abel Romero Lugo estuvo prófugo.
A poco más de dos años del doble femicidio de Cristina Beatriz Iglesias y Ada Antonia Iglesias, madre e hija asesinadas y enterradas en una casa del partido bonaerense de Lanús, se juzgará a Abel Alejandro Romero Lugo, de 27 años, imputado por "doble homicidio agravado por alevosía y por el vínculo mediando violencia de género" de quien fuera su pareja y la hija de 7 de ella, por el cual podría recibir una condena a prisión perpetua. El debate oral comenzará el próximo 27 de abril.
Fernando Iglesias, hermano y tío de Cristina (40) y Ada (7), aseguró que preferiría no tener que asistir al juicio.
Para Fernando, Romero Lugo, quien permanece alojado en la Unidad 24 de Florencio Varela, cometió "un crimen de odio" y teme que "Si sale, será cuando tenga aproximadamente 60 años y puede hacer cualquier cosa. Voy a tener a mi sobrina (la hija mayor de Ada) y a mi hija ya grandes y es un miedo que no se puede manejar", aseguró.
"Ningún fallo me deja tranquilo (...) Queremos justicia, pero nuestro sentimiento es que nada nos sana el dolor”, agregó.
Doble feminicidio
Ocurrió el 25 de marzo de 2020, a cinco días de iniciado el aislamiento por la pandemia, y fue descubierto dos días después.
Para el esclarecimiento fue clave el trabajo realizado por la División Canes, cuyo perro Max fue finalmente quien marcó el lugar donde estaban enterrados los cadáveres en el fondo de la vivienda.
Los forenses establecieron que Cristina había sido degollada y la niña también había recibido cortes en el cuello.
Romero Lugo, que era pareja de Cristina al momento del hecho, fue detenido dos días después y, tras inventar una coartada, terminó confesando el doble femicidio, dijo que asesinó a su novia cuando consumían pastillas y alcohol; y que luego mató a la niña.
Los investigadores determinaron que el imputado "limpió con gran dedicación la escena principal , lavando la sangre, girando uno de los colchones a fin que no sea visible el rastro hemático, lavando incluso en el lavarropas un oso de peluche y ropa de cama".
Además, se apoderó del teléfono celular de Cristina y "respondió mensajes a la hija mayor de ésta, montando un teatro en el que se hacía pasar por la víctima".