Los privados de libertad de Tarija buscan ingresos con su feria artesanal

Muebles, artesanías, juguetes y otros productos hechos a mano por parte de los internos del penal de Morros Blancos actualmente están en exposición en ambientes de la iglesia San Francisco. La iniciativa es la forma en la que gran porcentaje de los reclusos buscan generar recursos para poder mantener a la familia que tienen a su cargo fuera de las celdas.

De acuerdo al informe oficial de Régimen Penitenciario, al momento son unos 600 los privados de libertad que habitan este centro carcelario, una cifra que puede fluctuar diariamente por la cantidad de personas que ingresen o que salgan de estas celdas. De este total, aproximadamente un 65 por ciento son personas que ya cuentan con una sentencia, mientras que 35 por ciento permanece en calidad de detenido preventivo.

El director departamental de Régimen Penitenciario, Edgar Pinto, señaló que a pesar de la reputación de la población carcelaria, la mayoría de ellos son personas que dentro del recinto están intentando rehabilitarse y por eso se dedican a algún oficio.

En ese sentido, también convocó a la población a participar de la feria exposición que se realiza en el auditorio de la iglesia San Francisco hasta el 21 de septiembre, que abre sus puertas desde las 8:30 hasta las 18:00 horas, además de mencionar que al momento los precios tienen un descuento del 25 por ciento para que la población pueda comprar.

Reincidencia Un 15 por ciento de los reclusos del penal de Morros Blancos son reincidentes, el resto está en vías de reinserción

“Son personas que dentro de los recintos se están capacitando, intentando ser productivos y sacando sus productos para venderlos (…) Nada mejor que apoyar a una persona privada de libertad, detrás de ellos hay una responsabilidad, ellos tienen hijos, esposas, padres que mantener. Hay que dar una segunda oportunidad a estas personas que están intentando reinsertarse a su sociedad”, dijo.

Pinto agregó que también se hace un llamado a los tres niveles del Estado y a las ONG para que puedan realizar proyectos de beneficio para los privados de libertad. Aunque reconoció que existe un porcentaje de reos que son peligrosos y reincidentes, dijo que el resto sí tiene la intención de rehabilitarse.

“Es verdad, será un 15 por ciento de internos que no les importa nada, que pueden salir y al poco tiempo de nuevo están entrando, hay gente que es peligrosa. Pero el resto son internos que van a los talleres, que están haciendo un oficio porque tienen que mandar dinero a sus familias”.

Sobre ese tema, el párroco del penal, Miguel Sotelo, indicó que las autoridades no le brindan las condiciones necesarias a la población carcelaria para que se pueda generar una rehabilitación y que tras las rejas deben padecer por un sinfín de carencias, situación que se agravó desde el inicio de la pandemia, cuando por meses no pudieron estar en contacto con ninguno de sus familiares.

Dijo que los internos carecen de instrumentos necesarios para ejercer sus oficios, pues no se compra regularmente los repuestos para que las máquinas funciones, como las del taller de carpintería y son ellos mismos quienes tienen que juntar dinero para ello.

El sacerdote indicó que para que haya una rehabilitación también se requiere prestar atención a las causas del porqué cada una de esas personas optó por la comisión del delito que haya sido, saber cuáles fueron las condiciones en las que se crio o las circunstancias por las que tuvo que pasar.

Atender la salud mental en el penal

La pasada semana también se firmó el convenio entre el Tribunal Departamental de Justicia y el Instituto Nacional de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de Drogodependencias y Salud Mental para que se pueda instalar un gabinete de atención psicológica y psiquiátrica a los internos de Morros Blancos.

Al respecto, el personal del Intraid señaló que se debe prestar atención a este tema en particular, pues los altos niveles de estrés por el encierro y el ambiente dentro de la cárcel son factores que generan mayor violencia.