Dan sentencia de 30 años a feminicida confeso de Carmen Serrano

Tras un juicio que duró casi un mes, concluyó el juicio por el feminicidio de Carmen Serrano, con una condena de 30 años de cárcel para su ex pareja, Ernesto Colque, además de un año y nueve meses por el delito de encubrimiento para un segundo sujeto. Se absolvió de culpa a una tercera persona a quien se acusaba por complicidad.

La fiscal de materia, Gabriela Soruco, informó que el juicio se instaló a inicios de marzo en el Tribunal Tercero de Sentencia, donde el ex concubino de la víctima se habría sometido a un procedimiento abreviado, reconociendo haber sido el autor de los disparos que cegaron la vida de Carmen.

Soruco explicó que también estaban como acusados Pedro Castrillo, a quien se sentenció a un año y nueve meses por el delito de encubrimiento; y Tania Colque, que fue absuelta al demostrarse que no habría participado en el hecho.

Estos dos ciudadanos ya se encontraban guardando detención preventiva en el penal de Morros Blancos, por lo que la mujer ya fue liberada, mientras que al sujeto se le descontará de su sentencia el tiempo que ya cumplió recluido. 

“Ha sido un juicio muy complejo en el que se han agotado todos los elementos de prueba para llegar a la verdad histórica de los hechos y obtener una sentencia condenatoria”, dijo la autoridad.

Por otra parte, la fiscal señaló que Ernesto Colque ya tenía antecedentes por un hecho similar ocurrido en el departamento de Potosí, en el que el sujeto habría lanzado por las gradas a una ex concubina. Por esto, el sujeto ya habría estado recluido por un lapso de tiempo.

Antecedentes

Carmen Basilia Serrano Martínez, de 38 años, salió de su domicilio el 9 de junio de 2019 y nunca retornó. Su cuerpo sin vida fue encontrado días después en un terreno al borde de la carretera hacia Sella Cercado. En el levantamiento de cadáver y posterior autopsia se determinó que su muerte se debió a tres heridas de bala.

De acuerdo a la investigación, se tiene que Ernesto Colque habría vendido un lote de terreno que también era de propiedad de la víctima, pero sin contar con su autorización. El comprador era el segundo sentenciado.

En el juicio se demostró que el hecho habría estado planificado, pues el ahora sentenciado incluso habría conseguido un vehículo de una tercera persona para poder trasladar el cadáver y abandonarlo, esperando que no lo encontraran.