Madre sola de tres hijos
La tormentosa vida de Nataly en Tarija y la necesidad urgente de ayuda
Además de los constantes ataques y golpes que recibió de su pareja, sus hijos y ella sufren de complicaciones en su salud muy graves que requieren de ayuda urgente



Era una mañana normal de 2018, cuando sin imaginarlo, Nataly Yolanda Márquez Calle, de 36 años de edad, vio que el hombre que le desgració la vida y del cual había estado escapando por un año, entraba a su habitación con un arma de fuego en mano, y lo hizo delante del dueño de casa donde ella alquilaba un cuarto.
Grande fue el susto y no fue para menos, pues desde que él entró a esa habitación, Nataly y sus dos hijos estuvieron encerrados en ese cuarto más de un mes. A los menores los dejaba sueltos y ella estaba maniatada sin poder moverse para que su ex pareja y agresor, Ernesto Vladimir Palacios U., la golpeara a su gusto y antojo, además de violarla incluso delante de sus hijos.
Según relata entre llanto Nataly, ella ya había sido alertada con anterioridad, por el papá de su hijo mayor, que Ernesto estaba camino a Tarija, por lo que fue a denunciar esto y a pedir ayuda a la Policía, pero los efectivos que la atendieron le dijeron “Qué tanto miedo tiene, usted no se acobarde, enfréntesele a él”.
Fue justamente después de ese desaire, que el agresor llegó al cuarto que ella alquilaba por la zona de la avenida Integración. Ahí, fruto de las constantes violaciones, Nataly quedó nuevamente embarazada, esta vez de una niña. Esto tampoco logró frenar las agresiones que recibía del sindicado.
Los golpes que recibía de Ernesto no eran cosa de ese momento, sino de mucho antes, pues cuando vivían en Coroico (La Paz) hace más de cinco años atrás, ella llegó a ser internada en terapia intensiva, porque el violento de su pareja la había golpeado con un combo en la cabeza. “Estaba internada en psiquiatría casi un año entero, perdí la memoria, pero gracias a la ayuda de mi hijo y mi mamá, pude volver a levantarme y caminar”, añade.
Fue justamente ese ataque que la hizo escapar de su agresor para Tarija hace cuatro años atrás, pero un año después de haber vivido relativamente tranquila, el sujeto la siguió y volvió a vivir un martirio.
El escape
Consultada sobre cómo fue que logró liberarse del sindicado, ella cuenta que justo cuando estaba encerrada, casi después de un mes y medio, le llamó la profesora de su segundo hijo diciéndole que debía recoger su libreta.
La mujer le rogó al agresor que fueran a recoger la libreta de su hijo y le dijo que no se escaparía, pero justo cuando estaban yendo, su mascota (perro cachorro) fue atropellado y eso hizo que al final fuera solamente ella a donde la profesora y él retorne con el perrito al cuarto.
“La profesora me preguntó ¿qué ha pasado Nataly, que tu cabello está todo cortado?, porque yo estaba pelada, porque él me cortó todo mi cabello y yo le dije, ‘profesora, présteme moneditas para ir al juzgado’. Fui al juzgado, le conté al fiscal lo que estaba pasando y le rogué que sacara a mis hijos de mi casa. El fiscal accedió, fuimos con la Policía, sacaron a mis hijos y de ahí me llevaron a un refugio”, relató llorando.
Desde ese entonces, Nataly siguió viviendo toda una batalla, vendiendo empanadas y tawas tawas para sobrevivir y mantener a sus hijos. El sujeto nunca fue aprehendido según afirma y lo último que supo de su agresor es que él está en La Paz.
Una dura batalla de salud
Pero la violencia intrafamiliar y los intentos de feminicidio a los que sobrevivió no son todo lo que ha tenido que soportar estar mujer, puesto que su hijo mayor quien ahora tiene 18 años, sufre de epilepsia y necesita ser medicado todos los días. Los medicamentos que le recetaron cuestan Bs 5 y gastan en esas pastillas algo de 500 bolivianos al mes.
Pero eso no es todo, pues la menor de sus hijas (Genoveva), padece de Leucemia y a su corta edad de dos años, ya ha vivido año y medio de quimioterapias. Tratamientos a los que debe someterse cada mes en la ciudad de La Paz. “Con ella debo gastar en pasajes para la flota, debo pagar medicamentos que cuestan Bs 500, pero a veces consigo a Bs 200”, cuenta.
“Gracias a Dios sus defensas no han bajado y está curándose ya. Me dijeron que cinco quimioterapias más y ya estará sanita”, dice esperanzada. Pero a ese problema, la menor tiene una enfermedad denominada Hipoacusia, que es la pérdida sensorial del oído.
Ella dice también que desde que comenzó a sufrir los golpes, pero sobre todo, después de que llegó a terapia intensiva, comenzó a sufrir ataques epilépticos y sentía un dolor fuerte en la espalda que no pudo hacerse ver por falta de dinero, hasta hace un mes atrás. Le dijeron que tiene un problema con la columna y los nervios, que debe ser tratado de forma inmediata.
Pero a eso se sumó la noticia de que tiene un tumor cancerígeno en la matriz y aparte de eso, se le están pegando los intestinos por ese problema, por lo que debe ser operada de emergencia.
Cuenta que en el Hospital Regional San Juan de Dios le dijeron que no pueden hacerle la cirugía porque es de alto riesgo, pero ella consultó en otra clínica particular y le dijeron que podían operarla, pero eso tiene un costo de al menos 10 mil bolivianos.
“Joven, yo solo quiero recuperarme para poder trabajar porque soy el único sustento para ellos”, dijo mientras se secaba las lágrimas que caían sobre su rostro. Para cualquier atención o ayuda, el número de teléfono de Nataly es 72548460.