Abuso sexual: el calvario de un niño cuando la madre calla
Para los menores es especialmente difícil encontrar el valor para confesar que fueron víctimas de un abuso o violación, es por eso que las autoridades recomiendan fortalecer su confianza y comunicación.



A finales de abril de este año, un hecho de abuso sexual a 4 menores de edad perpetrado por un asambleísta regional de la provincia Gran Chaco conmocionó al país entero, el sindicado fue detenido y también su pareja, quien es madre de dos de las víctimas. Según declaraciones de los menores, ella sabía de los abusos que sufrían, pero no les creía y no hizo nada para protegerlos.
Sin embargo, éste no es el único caso registrado en Tarija en el que un menor debe sufrir más allá de esa violación o abuso sexual, al ver que su madre no le cree o no hace nada cuando le cuenta sobre la pesadilla que está viviendo. Esto le pasó a Laura (nombre ficticio), una niña de 8 años que vivió en carne propia cómo es vivir en una casa, que fue para ella el lugar más inseguro del mundo.
La niña no tiene ningún recuerdo de su padre, pues él abandonó a Carmen (madre) cuando llevaba ocho meses de embarazo. A su corta edad se da cuenta que es un tema del que no puede hablar abiertamente y sabe también que su vida no es como la de otras niñas que tienen a un padre cerca, que las recoge de la escuela o que les enseña a andar en bicicleta.
Contrario a eso, Laura convive con su padrastro, Roberto, de 47 años, y que es más de 20 años mayor que su mamá. Se trata de un hombre de mal carácter y que no tiene reparo en maltratar a ninguna de las dos, incluso delante de otras personas.
Pero lo peor, es lo que hizo Roberto hace más de un año cuando Carmen salió al mercado en la tarde acomprar las cosas para el día siguiente. Al quedarse solo con la niña se acercó cuando la vio jugar en la sala, le tapó la boca y la llevó a su dormitorio. Allí se robó su infancia, su alegría y mucho más.
Laura, aún sin comprender lo que había ocurrido, optó por callar para proteger a su madre, pues Roberto la había amenazado con lastimarla si es que le contaba algo.
Como obtuvo el silencio de la menor, él continuó aprovechándose de ella cada vez que podía. También favorecía a su confianza, saber que Carmen le tenía mucho miedo por todas las veces que la había agredido verbal y físicamente. Ella tampoco decía una palabra.
Un día, Laura no pudo más y le confesó a Carmen todo lo que venía ocurriendo hace meses y le pidió que la proteja.
Pero esto no ocurrió, tal vez por miedo o desconfianza, Carmen le dijo a su hija que estaba equivocada, que ni Roberto ni nadie le haría daño. Ella también optó por el silencio y no le contó a nadie lo ocurrido.
Así pasaron las semanas, hasta que llegó de visita la madre de Carmen y trajo consigo un vestido de regalo para su nieta. Más aún,cuando intentó ponérselo, notó unos moretones en el cuerpo de la pequeña, por lo que le preguntó qué le había pasado y la niña se lanzó en llanto al ver que había alguien que se preocupaba por ella.
Entre lágrimas, solamente le pidió que la llevase lejos de allí, lejos de su padrastro y de su madre. Ella entendió todo y no dudó un segundo en guardar en su bolsón algunas prendas de la niña y la sacó de aquel lugar.
La realidad en Tarija
Este tipo de casos no son ajenos a la realidad tarijeña, se han denunciado, se han investigado y así lo informa el director de la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (FELCV), mayor Dulfredo Gorostiaga, quien lamentó que solamente en la segunda quincena de mayo se hayan registrado 7 hechos de violencia sexual a menores de edad.
“A pesar de que el hecho parezca difícil de creer, no es el único caso. Debería ser la mamá la que se sienta más empoderada y vea la forma de hacer factible la denuncia o buscar la forma de proteger a los niños, pero no es lo que ocurre siempre. Al final solamente a través de los abordajes psicológicos se puede determinar la veracidad de la información o si ha habido algún sesgo por otra persona”, dice el mayor.
Consultado sobre algún porcentaje de este tipo de casos en los que la madre calla estos abusos a sus hijos, dijo que es bajo, menos de un 10% del total de hechos investigados, aunque igual es lamentable.
Sobre el tema, la directora de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia (DNA) en Tarija, Carolina Ortiz, dijo que en estos hechos en los que la madre calla el abuso sexual que sufren sus hijos, como DNA se puede, incluso, promover la suspensión total de la autoridad materna.
Doble victimización
Sin embargo, Ortiz aclaró un hecho que debe ser tomado en cuenta y es muy importante a la hora de evaluar estos casos. La doble victimización. Refirió que hay algunas situaciones en las que la madre calla un abuso sexual de sus hijos debido a la opresión, miedo y temor que siente la mujer hacia su pareja.
Miedo a causa de la violencia física y psicológica que ejerce el varón sobre la mujer, que con el pasar del tiempo y las agresiones, ponen a la madre en una situación tal, que solo quiere evitar enfurecer a su pareja.
Testimonios
De acuerdo al Código Niño Niña Adolescente existe un principio de credibilidad en el testimonio de los menores en este tipo de casos. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de sesgos, se emplea la Cámara Gesell y las pericias psicológicas. Sobre todo, debido a que en muchas ocasiones, por temor, las víctimas intentan esconder algunos detalles.
“En los casos que se atendieron en la cuarentena pudimos apreciar que también se abrieron espacios de confianza donde niños niñas y adolescentes que sufrieron violencia sexual antes de la cuarentena o en otras gestiones, decidieron romper el silencio”, dijo Ortiz.
Para denunciar este tipo de hechos y cualquier otro relacionado con la violencia, la Policía y la FELCV habilitaron diferentes líneas telefónicas: el 78241690 es el contacto vía Whatsapp de la FELCV, el 6640900 es el número fijo y el 116 es un número de emergencias de la Policía Boliviana.