Vida en familia: Nuevas formas de relacionarse
“Celibato voluntario”: ¿Por qué algunos jóvenes escogen no tener relaciones?
Mujeres cansadas del auge del machismo juvenil y de relaciones sin compromiso en la era de las apps de citas han optado por renunciar al sexo: “He quitado a los hombres del foco, ya no son mi centro de atención”. Algunos hombres también defienden en redes la abstinencia sexual, aunque por motivos di
Si escribimos los binomios “abstinencia sexual” o “celibato voluntario” en las redes sociales, nos encontraremos muchos vídeos de carácter religioso o conservador que nos invitan de una forma u otra a evitar la masturbación y las relaciones sexuales fuera de su función reproductiva. Pero también hallaremos una gran cantidad de vídeos de hombres y mujeres que, sin una motivación religiosa detrás, comparten las motivaciones y experiencias que los han llevado a elegir de forma consciente no tener relaciones sexuales.
Son mujeres cansadas del pick up culture (cultura del ligoteo), que se sienten saturadas de acumular relaciones “de descarte”; otras que han decidido dejar de relacionarse con hombres frente al auge del machismo y la extrema derecha; e incluso influencers que lo ven como una forma de cuidado de su energía en términos espirituales; e incluso manfluencers que aseguran que la “retención seminal” es la clave para alcanzar el autocontrol y la disciplina que necesitan para ser su “mejor versión”.
“Me ha aportado mucha paz, no me he rayado tanto. Cuando veo que una persona no va, ya está. También me ha ayudado a no perder tanto el tiempo y, en cambio, poder centrarlo más en proyectos míos. Pude quitar a los hombres del foco, para que ya no sean el centro de atención de mi vida. Dejar de poner toda la energía ahí”, explica Eira Scheper, de 31 años, a La Vanguardia. Este diciembre cumple un año de “celibato voluntario”.
Me ha aportado mucha paz. Pude quitarle el foco a los hombres, para que no sean el centro de atención de mi vida. Dejar de poner toda la energía ahí Eira Scheper (31)
En su caso, “celibato voluntario” no significa cerrarse en banda a los hombres. Durante este año ha conocido gente, pero “nunca ha ido más allá de la primera cita”. Ella prefiere evitar la intimidad sexual hasta no asegurarse de que con la otra persona puede haber “algo más”. “Con el último con el que quedé hubo un beso. Pero, antes de seguir avanzando, preferí tener una conversación como adultos. Preguntarle desde el principio, ‘oye, ¿qué quieres?’. Y, si no me cuadra, no perder el tiempo”, indica Scheper.
“La parte sexual no es lo importante para mí, sino que es una consecuencia. No conecto sexualmente con gente que sé que no podré conectar emocionalmente. En mi caso, lo emocional y lo sexual van bastante de la mano”, aclara y añade: “Si veo que no queremos lo mismo, que no vamos en la misma dirección, prefiero no avanzar más. He intentado tener líos de una noche para satisfacerme, pero me di cuenta de que prefiero hacerlo sola en mi casa, y no meter a alguien de por medio, porque al final acabo más enganchada”.
Para Eira, el cambio en su forma de encarar las relaciones sexoafectivas surgió a partir de una mala experiencia previa. “Conocí a alguien con el que iba todo muy bien al principio, parecía que íbamos hacia una dirección, me trataba como si fuera su novia, pero luego me dijo que no quería nada serio. Después de eso, decidí que en el futuro iba a hacerlo de otra manera. Yo tengo muy claro lo que quiero y, mientras que no encuentre a alguien que quiera lo mismo, me mantendré al margen. No me interesa”, asegura ella.
La abstinencia sexual voluntaria no es una práctica que la sexóloga Sílvia Catalán haya visto en pacientes en su consulta. Tampoco -observa-, se trata de algo socialmente extendido. “La base suele estar en algún tipo de trauma, de malas experiencias pasadas, de situaciones que se busque evitar. Vincularte sexualmente con alguien implica abrir tu intimidad a esa persona. Si te han hecho daño previamente o si sientes que puede ser algo amenazador, evidentemente puede que tomes la decisión de cerrar esa puerta de forma consciente”, explica la experta.
Por su parte, la psicóloga del Institut d'Estudis de la Sexualitat i la Parella, Ainhoa Comas, explica que tampoco es una situación que encuentren en consulta. “Cuando viene algún paciente con algún tipo de abstinencia sexual, suele ser por cuestiones ajenas a su voluntad, como pueden ser problemas de pareja, disfunciones sexuales, situaciones traumáticas, etc.”. Además de los anteriores, los motivos más frecuentes son la falta de deseo sexual o un deseo hipoactivo, los problemas de salud o autoestima.
La abstinencia sexual suele surgir por cuestiones ajenas a la voluntad: problemas de pareja, disfunciones sexuales, situaciones traumáticas… Ainhoa Comas Psicóloga
Anya Marie Le Coq también compartió su experiencia con la abstinencia sexual en redes sociales. “Fueron tres meses, que para mucha gente es poco, pero desde mi postadolescencia no me había pasado nunca de estar tanto tiempo sin tener relaciones sexuales”, indica ella. Ella es sexóloga y creadora de contenidos. “Hablo de sexo prácticamente todos los días, tengo OnlyFans, tengo un aspecto bastante llamativo. Supongo que la extrema sexualización tan constante durante tanto tiempo, ha hecho que de alguna manera empezara a perder el placer del sexo”, recuerda Le Coq y apunta: “Necesitaba tener relaciones con alguien con el que verdad me sintiera conectada, que hubiera algún tipo de vínculo afectivo, aunque no fuera romántico”.
Fue hace un año cuando decidió tomarse estos meses de descanso. “Después de acabar una relación con idas y vueltas, empecé a sentirme muy sola y a utilizar el sexo para no sentirme así. Me acuerdo de haberme despertado una mañana al lado de una persona y sentir rechazo, incluso físicamente. No quería que estuviera allí. Me di cuenta de que no había experimentado placer realmente, de que no había disfrutado y no me sentía bien. Ahí fue cuando hice un clic”.
Aunque haya podido durar poco tiempo, para ella fue un antes y un después en su forma de vivir su sexualidad. “Fue un punto de inflexión que modificó mi forma de ver el sexo. Ahora tengo mucho menos sexo que antes pero lo disfruto mucho más. Valoro mucho más la calidad que la cantidad. Las pocas veces que tengo relaciones sexuales, es con alguien con quien realmente quiero estar”, asegura.
Para la sexóloga, “muy a menudo, más de lo que creemos, utilizamos el sexo para llenar vacíos o como moneda de cambio. Incluso a veces nos acostamos dentro de una pareja sin quererlo hacer o por compromiso. Creo que a veces es muy importante detenernos y tener este tipo de conversaciones con nosotros mismos, preguntarnos si sentimos que nuestra vida sexual es sana”. Sobre este punto, aclara: “Tener una vida sexual sana no significa tener relaciones todos los días, ni mucho menos. Significa ser coherente con tu sexualidad y tus impulsos: no hacer nada que no quieras hacer e intentar hacer lo que sí deseas”.
Me acuerdo de haberme despertado una mañana al lado de una persona y sentir rechazo, incluso físicamente. Ahí fue cuando hice un clic Anya Marie Le Coq Sexóloga
“El empoderamiento femenino no significa tener relaciones sexuales con todo el mundo, supone que puedas hacerlo si así lo deseas y que no lo hagas si no quieres. Se trata de que puedas tener relaciones sexuales libres, con quien tú quieras. Pero no estás obligada a tenerlas”, aporta la sexóloga Sílvia Catalán.
Irene, 31 años, practicó el “celibato voluntario” durante un año y medio. “Después de pasar por varias relaciones amorosas que no acabaron bien, me di cuenta que la mayoría de personas tenemos tendencia a enlazar relaciones sin parar a pensar si realmente nos apetece. Actualmente con las apps de ligar todo es más accesible y fácil. Me planteé si realmente estar sola me iría bien y lo probé”, explica. Todavía recuerda el momento en el que tomó esa decisión: “Hablé con chicas por Tinder que tenían mucha prisa por quedar y vernos y me agobié”.
Ese tiempo le ayudó a “abrir un poco la mente y salir de ese bucle que tenemos preestablecido”, dice Irene y apunta: “Hoy siento que ese año y medio me ha hecho aprender a poner límites y a dar más valor a lo que me gusta, independientemente de si está más o menos aceptado socialmente”.
Pasado el tiempo, sintió que estaba lista para volver a relacionarse sexoafectivamente. “Me reencontré con una persona con la que hace años ya había pasado algo y ya teníamos esa confianza. Realmente no fue tomar la decisión de romper el celibato como tal, simplemente se me puso una situación delante en la que me sentí cómoda y surgió”, indica.
Tendemos a enlazar relaciones sin pensar si realmente nos apetece. Actualmente con las apps de ligar todo es demasiado accesible y fácil Irene (31)
La psicóloga del Institut d'Estudis de la Sexualitat i la Parella, Ainhoa Comas, apunta que “En el momento en el que dichas relaciones generan mayor estrés o insatisfacción que placer, debemos poder tomar consciencia, cuidarnos y reflexionar sobre lo que se quiere realmente. Es importante poder identificarlo para poder romper esos ciclos que generan malestar, que no son funcionales, para poder establecer formas de relacionarnos y de conectar con nosotros mismos, que nos permitan disfrutar y vivir nuestra sexualidad de forma plena y satisfactoria”.
De esta forma, asegura que “Poder darse ese tiempo puede permitir reflexionar sobre qué tipo de relaciones sexuales y/o sexoafectivas se mantienen y cómo te sientes con ellas, pudiendo entender y evaluar sobre lo que realmente deseas en tus relaciones y en tu vida sexual, conociéndote mejor y estableciendo límites saludables”.
“Estos influencers que promueven la abstinencia sexual no solo de las relaciones sexuales sino también de la masturbación suelen ser hombres y básicamente hablan de ella como un ahorro de energía. Esto viene de algunas filosofías orientales, del tantra, donde se explica la eyaculación como una pérdida de energía. Esto no tiene ninguna base científica. Una o dos eyaculaciones al día no harán que pierdas la energía de tu cuerpo”, asegura la sexóloga Sílvia Catalán y apunta: “Puede ser que hacer eso de forma consciente les de una sensación de control, de disciplina. Pero si tú tienes un deseo o impulso sexual, esto no deja de ser como una dieta estricta que plantea dejar de comer. No funciona. Ese deseo en algún momento se va a despertar”.
“Estas tendencias que aparecen en redes sociales tienen que ver con un concepto tántrico espiritual. No estoy a favor de este tipo de represión. No es sana biológicamente”, sostiene por su parte la sexóloga Anya Le Coq y asegura: “Está demostrado, por ejemplo, que la eyaculación frecuente ayuda a prevenir el cáncer de próstata. Me parece muy buena la idea tomarte un descanso si sientes que lo necesitas. En mi caso, incluso sentía que mi cuerpo me lo estaba pidiendo. Pero no reprimir tus ganas de tener relaciones sexuales por espiritualidad”.
Esto de la retención seminal viene de la filosofía oriental, el tantra. No tiene ninguna base científica (...) si tú tienes un deseo o impulso sexual, no funciona Sílvia Catalán Sexóloga
“Todo lo que hacemos es político, incluida nuestra sexualidad. Por lo cual, la expresión de nuestra sexualidad es siempre una postura política”, explica la sexóloga Sílvia Catalán, aunque advierte: “Al posicionamiento político concreto del 4B lo cogería un poco con pinzas, porque también se lo ha asociado a cierto clasismo, transfobia y homofobia”. Según ella, “no sé si podemos hablar de que con el auge del machismo hayan muchas mujeres que se hayan planteado su sexualidad. Pero sí que estamos ante un ‘déficit masculino’, es decir, que faltan hombres preparados al mismo nivel de consciencia social y sensibilidad”.
“La política tiene bastante influencia en nuestras relaciones sexoafectivas. La forma en que nos relacionamos con los demás suele estar influenciada por nuestras creencias y valores, así como por dinámicas de poder presentes en la sociedad, por ejemplo, los roles de género”, dice por su parte la psicóloga Ainhoa Comas y aclara: “Por ejemplo, algunas personas pueden reflexionar sobre cómo sus relaciones pueden perpetuar desigualdades de género o cómo sus elecciones sexuales pueden ser una forma de resistencia ante ciertas normas sociales. Además, movimientos como el feminismo han llevado a una mayor conciencia sobre cómo las relaciones pueden estar interconectadas con cuestiones de justicia social. Por tanto, es cada vez más común que las personas consideren el impacto político de sus relaciones, buscando formas de alinear sus vidas personales con sus ideales y valores”.
Retención seminal: “Cuidar o ahorrar energía”
La abstinencia sexual, ya sea desde cuentas de perfiles relacionados al “desarrollo personal” y a la espiritualidad, como desde otras de manfluencers o coaches de masculinidad, aparece como una práctica, un “reto” o mecanismo para cuidar el cuerpo -entendido como “un templo-”, para ahorrar energía muy valiosa y de increíble potencial creativo que, de tener relaciones sexuales con otros o uno mismo, se perdería.
Algunos comparten sus “recorridos” de varios días o incluso meses de “retención seminal” (no eyacular) o “#NoFap” (que significa únicamente “no a la masturbación”) y aseguran, con ciertos matices, que esto les ha aportado fuerza de voluntad, autocontrol, disciplina, concentración, productividad, les ha hecho necesitar menos horas de sueño, les ha mejorado su autoestima e incluso los ha vuelto más “magnéticos” o atractivos para las mujeres.
“No está demostrado que esta asociación de ideas sea cierta. Debemos tener cuidado con las informaciones, porque se crean muchos de los mitos que condicionan la vida sexual de los pacientes que atendemos en consulta”, dice la psicóloga Ainhoa Comas y apunta: “Dicho esto, es cierto que si lo relacionamos con ese gasto de energía que se puede reconducir hacia una actividad “más productiva”, con el hecho de eliminar factores de distracción e incluso con un acto de disciplina por gestionar el autocontrol ante la abstinencia sexual, puede tener cierto sentido, pero no es una realidad comprobada. Para muchas personas, tener una vida sexual saludable y satisfactoria puede ser una fuente de bienestar emocional y físico, lo que también puede contribuir a un mejor enfoque y productividad, así como en un estado de mayor relajación y mejor procesamiento cognitivo”.