Vida verde
El largo camino del tratado mundial para controlar los plásticos… y Bolivia
El acuerdo es muy modesto puesto que no plantea objetivos globales, sino sólo se refiere a los plásticos de usar y tirar, sobre los que la UE ya ha promovido una regulación con una nueva directiva sobre la reducción de plásticos de un solo uso que debe entrar en vigor en dos años
Mañana concluye en el Shaw Center de Ottawa (Canadá) la cuarta sesión de trabajo del Comité Intergubernamental de Negociación para desarrollar un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación plástica, incluso en el medio marino (INC-4). Esta última sesión debería ser el penúltimo encuentro de preparación del que sería el primer acuerdo vinculante en el marco de la ONU sobre plásticos y sus residuos, en negociación desde marzo de 2022, aunque nadie es especialmente optimista con esto.
El proyecto de texto revisado (disponible en inglés) del instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación plástica, incluido el medio marino (UNEP/PP/INC.4/3) se discutirá está semana con el objetivo de alcanzar una actualización que incluya el grave problema de los residuos en el mar y la distribución equitativa de los costes de su tratamiento.
Hasta ahora se han llevado adelante tres mesas específicas para tratar problemas concretos:
1. Contaminación plástica en el medio marino.
2. Enfoques para el desarrollo de capacidades, financiamiento y mecanismos financieros.
3. Permitir una transición justa.
El objetivo de la sesión que la ONU encabeza en Ottawa pretende ejecutar la Resolución 5/14, la histórica decisión adoptada en la quinta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA), en marzo de 2022, por la que se acordó formular un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, incluso en el contexto marino.
La resolución titulada "Fin de la contaminación por plásticos: hacia un instrumento internacional jurídicamente vinculante" establece que el tratado debe abordar el ciclo de vida completo de los plásticos y plantea la aspiración de concluir las negociaciones para finales de 2024.
Comité especializado
El Comité Intergubernamental de Negociación (CIN) es el órgano de negociación creado por la UNEA para redactar el texto de un acuerdo mundial sobre la contaminación por plásticos. El Comité reside en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y lo integran delegados de los Estados Miembros. Entre los observadores de las reuniones del CIN se incluyen organizaciones intergubernamentales y de la sociedad civil, el sector privado y las comunidades científicas.
La ONU tenía previsto que los negociadores se reunieran en cinco oportunidades entre 2022 y 2024 (la actual es la cuarta de ellas) para concretar los detalles del instrumento jurídico. La primera sesión del Comité (CIN-1) se celebró en noviembre de 2022 en Punta del Este (Uruguay). La segunda ronda de negociaciones (CIN-2) tuvo lugar en París (Francia), en junio de 2023, y para la tercera sesión (INC-3), los negociadores se reunieron en Nairobi (Kenya) a finales de 2023.
¿Pero qué dice el acuerdo?
La cuarta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, celebrada en 2019, logró un acuerdo global para reducir el consumo de plásticos de un solo uso. Tras cinco días de debates en la capital de Kenia, los ministros acordaron una declaración sobre cómo poner freno a los plásticos, aunque algunos países esperaban compromisos mucho más ambiciosos.
El acuerdo indicaba que los países abordarían el “daño causado” en los ecosistemas por los deficientes sistemas de eliminación y gestión de desechos, “incluso mediante la reducción significativa de los productos plásticos de un solo uso para el año 2030”.
“Trabajaremos con el sector privado para encontrar productos asequibles y respetuosos con el medio ambiente”, según dice la declaración ministerial acordada al final de la cumbre.
Modesto pero...
El acuerdo es muy modesto puesto que no plantea objetivos globales, sino sólo se refiere a los plásticos de usar y tirar, sobre los que la UE ya ha promovido una regulación con una nueva directiva sobre la reducción de plásticos de un solo uso que debe entrar en vigor en dos años. Los plásticos de un solo uso incluyen: cubertería (tenedor...), removedores de bebidas, palitos de globos, pajitas, tazas, vasos, botellas de bebidas, envases para alimentos, envoltorios de comida rápida, bandejas, toallitas húmedas y colillas de cigarros, entre otros artículos.
Los 10 plásticos de un solo uso más habituales representan el 86% de todos los artículos de plástico de un solo uso.
El pacto alcanzado no incidió sobre la globalidad de los plásticos, pero puede ser relevante si incentiva la innovación y sirve para imprimir un rumbo nuevos en los sectores productivos afectados, según expertos consultados, puesto que en el sector doméstico es donde causa más estragos.
Los países también “trabajarán con el sector privado para encontrar alternativas asequibles y respetuosas con el medio ambiente”, añade el acuerdo.
India quería más
Varios países apoyaron medidas más ambiciosas, entre ellos India, con la finalidad de que los gobiernos se comprometieran a la “eliminación progresiva de los productos de plástico de un solo uso para 2025”. Todo indica sin embargo que algunos países como Estados Unidos, Arabia Saudita y Cuba se opusieron, no dieron su brazo a torcer, y finalmente solo se incluyó una “reducción significativa” en 2030.
Se estima que cada minuto se compra en el mundo un millón de botellas de plástico y, al año, se usan 500.000 millones de bolsas. Se calcula que ocho millones de toneladas acaban en los océanos cada año, lo que supone una grave amenaza para la vida marina.
El compromiso de las compañías
Mientras tanto, por primera vez, Coca-Cola ha dado a conocer que consume tres millones de toneladas de envases de plástico en un año, según supo la BBC. Este dato se ha dado a conocer en el contexto de los informes que elabora la Fundación Ellen MacArthur para presionar a las empresas y los gobiernos para que ayuden a combatir la contaminación de los plásticos.
En total, 150 empresas se han comprometido a reducir su uso de plástico como parte de la campaña. Pero algunas compañías, entre ellas Pepsi, L’Oreal y H&M, no han dicho cuánto plástico usan. La multinacional de bebidas refrescantes se ha fijado como objetivo fabricar botellas de plástico que contengan un promedio de un 50% de material reciclado para el 2025.
Muchas compañías se han comprometido a ser más respetuosas y a asumir la responsabilidad de los envases usados después de que se levantara una gran ola de quejas por los impactos de los residuos plásticos cada vez mejor documentados en los mares.
Un total de 31 empresas, entre ellas Mars, Nestlé y Danone, han dado a conocer la cantidad de envases de plástico que crean en un año, según las mismas fuentes (Nestlé, 1,7 millones de toneladas; Colgate: 287,008 toneladas en 2018; y Unilever: 610,000 toneladas).
Cambio de rumbo
En Nairobi, los delegados también se comprometieron a promover sistemas alimentarios perdurables mediante las más bien adaptadas prácticas agrícolas, a combatir la pobreza a través de la gestión sostenible de los recursos naturales y a promover el uso y el intercambio de datos ambientales.
“El mundo está en una encrucijada, pero hoy hemos elegido el camino a seguir”, dijo optimista Siim Kiisler, presidente de la Asamblea y ministro de Medio Ambiente de Estonia. “Hemos decidido hacer las cosas de manera diferente. Transformaremos la forma en que vivimos” dijo para referirse a la necesidad de reducir “nuestra dependencia de los plásticos de un solo uso” y de garantizar un desarrollo armónico.
“Tenemos las soluciones innovadoras que necesitamos. Ahora debemos adoptar las políticas que nos permitan implementarlas”.
Además, los casi 200 ministros adoptaron una serie de resoluciones no vinculantes, relativas a la reducción de desperdicio de alimentos, sobre gestión racional de la basura, desarrollo de tecnologías innovadoras y consulta a los pueblos indígenas en las iniciativas que les afecten.
En las resoluciones se reconoce que una economía que diseñe y planifique la fabricación de productos adecuadamente puede favorecer un reaprovechamiento y la reutilización de materiales y recursos, lo cual puede contribuir a un consumo y un modelo de producción perdurables.
”Si los países cumplen todo lo acordado aquí e implementan las resoluciones, podríamos dar un gran paso hacia un nuevo sistema mundial en el que ya no crezcamos a expensas de la naturaleza sino que veamos a las personas y al planeta prosperar juntos”, dijo la directora ejecutiva interina de ONU Medio Ambiente, Joyce Msuya
Durante la Asamblea, Antigua y Barbuda, Paraguay y Trinidad y Tobago se unieron a la campaña Mares Limpios de ONU Medio Ambiente, la mayor alianza del mundo para combatir la basura marina plástica y que ahora cuenta con 60 países, incluidos 20 en América Latina y el Caribe.
Evaluación del planeta
Mientras tanto, el sexto informe Perspectivas del Medio Ambiente Mundial, la evaluación más exhaustiva y rigurosa sobre el estado del planeta, advierte de que millones de personas podrían morir prematuramente a causa de la contaminación del agua y del aire para 2050 a menos que se tomen medidas urgentes.
La vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, quien asistió a la cumbre el jueves, dijo que tomar medidas sobre el uso insostenible de los recursos es una necesidad urgente.
“Todavía es posible aumentar nuestro bienestar y al mismo tiempo mantener el crecimiento económico a través de una combinación inteligente de políticas de mitigación del clima, eficiencia de recursos y protección de la biodiversidad”, dijo Mohammed.
Bolivia en el “mar de plástico”
No existen datos actualizados del uso global de plástico que se realiza en Bolivia, aunque hay algunas aproximaciones por productos concretos que nos dan una idea del consumo global.
En Bolivia se consumen al menos 4.100 millones de bolsas plásticas para un país de 11 millones de habitantes, lo que supone prácticamente una por persona y día a lo largo de todo el año. Así también estas representan un gran movimiento económico en el país, en promedio cada año se invierte un total de 45.5 millones de dólares en importaciones de polietileno según los reportes oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) traídos por la multinacional importadora Hansa.
El dato se debería complementar con el trabajo que hacen las recicladoras en el país, pero el dato es difuso más allá de la certeza de que en el país se recicla y reutiliza mucho más que en el hemisferio occidental por puras cuestiones económicas: centenares de familias viven de la recolección de latas, botellas plásticas y otros residuos y casi todas las ciudades han impulsado proyectos de recolección y reciclaje de plásticos con diferentes iniciativas y dispar resultado.
Con todo, el comercio de proximidad directamente en los mercados y los usos comunes en la restauración y hostelería son los que permiten rebajar los porcentajes de uso de plástico en la sociedad boliviana.
Uno de los proyectos que quedó paralizado hace unos años tenía de hecho el objeto de producir más plástico en el país con objetos de exportación: la planta separadora de líquidos debía complementarse con la iniciativa pública de construir una planta petroquímica que generara los pelets e impulsara emprendimientos privados de producto final. El proyecto se licitó pero cayó, por lo que aún cabe su reformulación para garantizar una materia prima mas respetuosa con el medio ambiente, aunque el problema ahora se concentra en las propias reservas de gas que impiden el desarrollo de la industria.