Vida en familia
Semana 40 de embarazo: el miedo al parto es normal y también tiene su función
Muchas futuras madres temen el dolor al parir y que ese momento no sea como el esperado. Para calmarlo, es importante hablar sobre ello, racionalizar el proceso y buscar información de calidad.



Se siente gigante. Los pies le pesan, la barriga atiende a la gravedad, se le caen hasta los párpados. Patricia Pérez ha llegado a la semana 40 (+2 días) de embarazo como una rosa, pero el extremo cansancio se ha hecho su mejor amigo. Y a eso, lo que es peor, se le ha unido un miedo que no esperaba tener. La psicóloga perinatal Sara Jort la tranquiliza: “Es natural que a medida que se acerca el nacimiento del bebé tengas muchas emociones y muy diferentes. ¡Ganas de que llegue y temor al mismo tiempo!”.
El embarazo no es solo un proceso que implica diferentes cambios físicos, en su desarrollo también se observan unas etapas psíquicas. “La primera de ellas es al descubrir que estás embarazada y hasta más o menos las 18 semanas, se relaciona con emociones contradictorias entre la satisfacción y la preocupación por la pérdida de libertad”, cuenta la psicóloga Noelia Extremera Martínez en la aplicación Lactapp. En una segunda etapa (de forma orientativa, desde que se perciben los movimientos del bebé hasta la semana 34) se empieza a elaborar la representación mental de la madre que nos gustaría ser. Y hay una tercera en la que se dispara la imaginación sobre cómo serán el parto y el bebé. “Es muy frecuente un aumento de la ansiedad desde la anticipación y fantasías con relación al parto y a las complicaciones que puedan derivarse de él”, afirma Extremera.
Fisiológicamente, se están viviendo muchos cambios y, según cuenta Sara Jort, el miedo al parto también se inscribe a través del discurso médico: “La atención obstétrica desde la concepción, el seguimiento del embarazo y en el parto, patologiza este proceso fisiológico de la salud sexual femenina”. La psicóloga recomienda intentar darle la vuelta y pensar que todos estamos aquí porque alguien parió. “Y que un parto y un embarazo no son una enfermedad, sino que, de hecho, es indicador de buena salud”, matiza.
El parto es una experiencia muy potente y se ha transmitido la idea de que también es muy dolorosa. Aitana Fernández Jaen, psicóloga sanitaria y madre desde hace apenas dos meses, asegura que sentir miedo y ansiedad cuanto más se acerca la fecha es lo normal. “A todas nos gustaría tener una fecha en el calendario y así organizarnos y tener todo bajo control. Pero los bebés vienen cuando ellos se sienten preparados”, sostiene Fernández. “La llamada fecha probable del parto se podría llamar perfectamente la fecha improbable del parto, porque solo un 4% aproximadamente de mujeres dan a luz el día que cumplen 40 semanas de gestación”, aclara Jort. Tampoco ayuda que cuando la gestación alcanza la semana 40 en el ámbito hospitalario se empiece a hablar de inducciones al parto, lo que supone un estrés añadido, según afirma esta experta. “Esta fecha como de caducidad se vive como una presión, y a veces el entorno presiona sin querer porque los mensajes de si has parido ya llegan por todos lados”, añade.
Cómo darle la vuelta al miedo
Desde su consulta en Avilés, Aitana Fernández Jaén explica que la información de calidad es poder: “Así que si no queremos que nos induzcan el parto, o queremos atrasarlo lo más posible, tener información de calidad y preguntar siempre que nos quieran inducir cuáles son las razones exactas servirá de gran ayuda”. Además, señala que si el miedo es al dolor se pueden buscar estrategias para gestionarlo lo mejor posible, como puede ser el hipnoparto o los métodos más físicos como la pelota o los masajes. También recomienda consultar páginas web como la de El parto es nuestro o el podcast Planeta Parto, dos ejemplos que, para ella, reúnen información y experiencias muy valiosas de otras madres.
“Una de las cosas más importantes para mantener el miedo a raya es estar ocupada en cosas que no tengan que ver con la crianza. Si te gusta hacer deporte puedes continuar con tu rutina; si te gusta cocinar, preparar comida sana; ir a la peluquería, al cine, salir con amigas”, asegura Fernández. Para Extremera también es crucial que la madre pueda disponer de espacios y entornos donde conectar con sus necesidades y pueda expresarse sin miedo al juicio: “Cuando esto ocurre, las madres conectan con su momento vital y empiezan a permitirse aquellas actividades que les ayudan a poder gestionar sus emociones”.
Podrían existir tantos ejemplos como madres, pero salir a caminar, una ducha, realizar meditaciones, escuchar música, hablar con personas de confianza o escribir una carta al bebé son buenas ideas para pasar tiempo de calidad con una misma. Todas ellas, dice Extremera, hay que ponerlas en conciencia en la conexión con el bebé. “Todas las emociones son funcionales, el miedo también”, incide Extremera. Según explica esta psicóloga, la sensación de miedo mantendrá alerta a las mujeres para protegerse: “Y en el momento del parto una madre querrá proteger a su criatura y a ella misma, dado que sabe que será el hábitat natural de su pequeño. Teniendo siempre en cuenta que dar voz a las madres durante el parto es fundamental”.
El escape de la cesárea
Los expertos concienciados con los beneficios del parto natural, pero sobre todo, con los riesgos de la cesárea, que no deja de ser una operación mayor, advierten que en Bolivia se ha convertido en una opción de comodidad y no en un mecanismo de emergencia, que es como debería ser.
El “beneficio” de la cesárea es sobre todo para los profesionales médicos, que de esa forma programan el alumbramiento de sus pacientes y se evitan “sorpresas”, además que en buena parte de las clínicas el costo es mayor.
La mayoría se escuda en que son las gestantes quienes solicitan este procedimiento por diferentes causas, pero en una revisión de expertos, las causas médicas alegadas apenas están justificadas.
Los riesgos de la cesárea van desde las infecciones hasta posteriores malformaciones y ruesgos vitales.
OMS: Cesárea solo cuando
es medicamente necesaria
La cesárea es una de las operaciones quirúrgicas más frecuentes del mundo, con tasas que siguen subiendo, en particular en los países de ingresos medios y altos. Aunque puede salvar vidas, la cesárea a menudo se realiza sin necesidad médica, poniendo a las mujeres y a sus bebés en riesgo de problemas de salud a corto y a largo plazo. Una nueva declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recalca la importancia de enfocarse en las necesidades de cada paciente y desalienta centrar la atención en intentar alcanzar una tasa determinada.
La cesárea podría ser necesaria cuando el parto vaginal entrañe un riesgo a la madre o el bebé, por ejemplo debido a trabajo de parto prolongado, sufrimiento fetal, o porque el bebé está presentándose en una posición anormal. Sin embargo, las cesáreas pueden causar complicaciones significativas, discapacidad o muerte, en particular en los entornos que carecen de los establecimientos para conducir las prácticas quirúrgicas seguras o tratan complicaciones potenciales.
Desde 1985, la comunidad internacional ha considerado que la "tasa ideal" para las cesáreas debe oscilar entre 10% y 15%. Estudios nuevos revelan que cuándo la tasa de cesárea se acerca al 10% a nivel de población, disminuye el número de defunciones maternas y de los recién nacidos. Pero cuando la frecuencia va por encima del 10%, no hay indicios de que mejoran las tasas de mortalidad.
Se estima que a nivel mundial, la tasa de cesárea supera el ideal. En las Américas, es del 38,9% en promedio, según los últimos datos disponibles de 25 países. Esta cifra, sin embargo, podría ser mayor ya que en muchos casos no se tiene en cuenta las cesáreas que se realizan en el sector privado.
"Resulta preocupante que casi cuatro de cada diez partos sean por cesárea en la región", sostuvo Suzanne Serruya, directora del Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP) de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), oficina regional para las Américas de la OMS. "Los médicos, las parteras, las enfermeras obstétricas, los responsables de la formulación de políticas sanitarias, las madres y padres, y la sociedad entera, debemos trabajar juntos para reducir ese número y recurrir a la cesárea solo cuando es necesaria por razones médicas", señaló.
A nivel de población, son todavía desconocidos los efectos que tienen las altas tasas de cesárea sobre algunos aspectos de la salud materna y del recién nacido. Se necesita todavía más investigación sobre la repercusión de la cesárea sobre el bienestar psicológico y social de las mujeres.
"La realización reiterada de cesáreas está exponiendo a más mujeres a nuevos problemas de salud, como la inserción anormal de la placenta, que en la segunda cesárea alcanza al 40% de los casos y a partir de la tercera supera el 60%, representando un riesgo de muerte materna por hemorragia", advirtió Bremen de Mucio, asesor regional en Salud Sexual y Reproductiva del CLAP de la OPS/OMS.
¿Parto natural o cesárea?
Ventajas del parto natural
En el parto natural se señala como ventaja que no necesita intervención quirúrgica; que la recuperación posparto es más rápida y menos dolorosa; la pérdida de sangre es 50% menor; no existe un límite de partos naturales que puedas tener; que el bebé tiene una mejor oxigenación general y cerebral; que la oxitocina liberada favorece la producción de leche y la presión arterial se mantiene estable.
Ventajas de la cesárea
Quienes acceden al parto por cesárea, bien por prescripción médica o bien por otros motivos, señalan como ventaja que: Se puede programar la fecha del nacimiento del bebé; que con la epidural no hay dolor; que la cirugía dura aproximadamente una hora y que en urgencias pueden entregar al bebé en apenas 20 minutos.
Desventajas
Ambos procedimientos tienen algunas desventajas; en el caso del parto natural se señala que no se puede programar y que Existe la posibilidad de que el médico tenga que realizar una episiotomía (incisión para evitar el desgarro de los tejidos) mientras que en la cesárea se señala que la recuperación tarda hasta 8 semanas, puede haber náuseas los primeros días por la anestesia, el costo es más elevado, el bebé puede llegar a tener intolerancia a la proteína de la leche y se asocia con la obesidad del bebé.