Historia
Españoles en Tarija, siglos XVII y XVIII
El autor expone datos y reflexiona sobre la llegada de los españoles a Tarija y la curiosa atribución del carácter andaluz de esta tierra, sin ser estos los que representaban un mayor número de entre los invasores.
Sin duda, una fuente muy valiosa de información, cuando queremos reconstruir el proceso de formación social en Tarija, durante la colonia, son los “Registros Bolivianos de la Iglesia Católica, 1566-1996” (Bolivia Catholic Church Records, 1556-1996), digitalizados en un acuerdo con la “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”, y puestos a disposición del público en el sitio “familysearch.org”.
Luego de la fundación de la Villa de San Bernardo, en 1574, el Capitán y Justicia Mayor, Sevillano, Luis de Fuentes y Vargas, desarrolló una tan brutal como efectiva guerra contra la población indígena que habitaba este valle de frontera, en particular contra los Guaraní, a quienes expulsó después de pocos años, casi completamente, del territorio que hoy conocemos como Valle Central.
En este periodo de “conquista y pacificación”, los registros parroquiales son más bien escasos o están dañados y en muy pocos de ellos se consigna el lugar de origen (Villa, Municipio o Reyno) de la persona en la península.
Sin embargo, los datos recogidos en una muestra aleatoria, de españoles nacidos entre 1545 y 1894 y registrados en las parroquias ubicadas en las principales localidades o villas del Valle Central, en una muestra de 150 casos, arrojan un primer resultado que invita a profundizar el análisis: contrariamente a la creencia que atribuye a Tarija un carácter “andaluz”, los “...chapacos buenos jinetes, andaluces por ventura” vienen de una minoría cercana al 16.7% de los españoles que colonizaron el Valle Central.
Mas del doble que los andaluces provienen tan solo de “Nafaroa” (Navarra) y de Castilla y León.
Como lo muestra el Cuadro 1, una inmensa mayoría provienen del norte español cuyos puertos recién se abrirán de manera permanente a partir de las reformas borbónicas (1700-1788), que rompen el monopolio del comercio ejercido desde la Casa de Contratación ubicada en Sevilla, donde debían registrarse todas las embarcaciones que venían a las “Indias”, las listas completas de embarque de pasajeros, además del detalle de todas las mercaderías que cruzaban el Atlántico hacia el nuevo mundo.
Ya desde la segunda mitad del sXVII el contrabando de personas y mercaderías por Buenos Aires se había vuelto incontrolable y cada vez más dominado por familias portuguesas asentadas en la zona las que, en sociedad con comerciantes españoles radicados en toda la ruta Buenos Aires – Potosí, compraban las mercaderías europeas en el Puerto con plata de Potosí, las distribuían en el trayecto, con una mayoría de ellas para el destino Potosino, donde recuperaban nuevamente la plata y repetían el ciclo comercial.
Es por ello, entre otras razones, que la creación del Virreynato del Río de La Plata, con capital en Buenos Aires, fuera el último intento de la corona española para legalizar y controlar a su favor la entrada de mercadería europea a sus colonias.
De manera que el Valle Central tarijeño, ubicado estratégicamente en la ruta Buenos Aires – Potosí, se configuró como una zona de reabastecimiento y relevo importante en ese circuito comercial, atrayendo la atención de una segunda oleada de colonización ibérica, aún más importante que la protagonizada por los soldados de Luis de Fuentes, durante la primera fase de conquista.

Para estos nuevos contingentes humanos que, a diferencia de la soldadesca que acompañaba al Justicia Mayor sevillano, tenían entre sus filas también personalidades instruidas y con recursos propios, y que venían acompañados de su hijos y esposas, la idea de participar en el comercio articulado por el “Camino Real”, que unía, por Tarija, al Puerto con la mina de plata más grande del planeta en ese momento, era, sin duda un gran estímulo para desarrollar no solo servicios sino producción propia (agricultura, vinos y vid, madera, café, tabaco, etc).
¿Cómo se distribuyeron estos migrantes en el Valle Central? Veamos el siguiente cuadro.

Es interesante verificar que el centro administrativo (Villa de San Bernardo) tiene una mayoría andaluz, aunque apenas del 22 %. Le siguen Navarra, Castilla y León y el País Vasco, que suman un 52%.
Por otro lado, El Valle de Concepción es abrumadoramente gallego. Ellos trajeron las vides y la tecnología que, incluso hoy, hace de Uriondo la potencia vitivinícola que es. Galicia y Castilla y León definen con fuerza el alma de los vallunos.
De repente también cobra sentido eso de nuestras pelirrojas san lorenceñas: son en su mayoría provenientes del norte español, con sangre celta (como los gallegos): más de la mitad provienen del País Vasco y de su vecina Navarra.
A manera de comentario curioso, vale la pena conocer el origen del cargo colonial-municipal denominado “24”.
Siguiendo a Wikipedia, el veinticuatro o caballero veinticuatro es un cargo propio de las corporaciones municipales de algunas ciudades de España, durante el Antiguo Régimen, como Granada, Úbeda, Baeza, Jaén y otros. Se trataba de un cargo equivalente al de regidor o concejal y estaba asociado a la nobleza y posición social de quien lo ostentaba.
Al cargo u oficio de veinticuatro se le conocía como veinticuatría.
El nombre se origina en el hecho de que, tras la conquista de la ciudad de Granada en 1492 por parte de los cristianos, los Reyes Católicos dieron en guarda las puertas de la ciudad. La puerta de Batrabayon, junto al río Darro, fue encomendada al caballero Hernando del Pulgar, y las restantes a: 24 caballeros capitanes que quedaron en guarda de la ciudad y por regidores de ella, de donde se determinó llamar Veinticuatros a estos funcionarios.
En los archivos parroquiales de Tarija, se encuentran registrados por lo menos tres de estos caballeros:
· Francisco de Caso y Valdés, asturiano, avecindado en San Lorenzo, donde falleció en 1738.
· Pablo Rodríguez de Lema, gallego, avecindado en Charaja desde 1760.
· Benito López, gallego, avecindado en la Villa de San Bernardo, donde falleció en 1810.
Finalmente, resulta también ilustrativo de la gran diversidad de orígenes y de la riqueza de la información consignada en estos archivos parroquiales, el verificar no solo los reinos (hoy comunidades autónomas) de aquellos españoles que eligieron Tarija como su residencia definitiva, sino también las villas, los municipios y las provincias desde las que zarparon hacia ese misterioso y prometedor “nuevo mundo” portando una gran mochila de conocimientos y tradiciones culturales, muchas de ellas todavía vivas, a pesar de los cambios demográficos tan profundos que se dieron en los siglos tres siglos venideros.
Para los interesados publicamos la tabla completa, cuya fidelidad puede ser verificada fácilmente en dichos archivos parroquiales.