Agenda internacional
Elecciones Sudamérica 2021: Un año más en el alambre
Tres países del cono sur tuvieron elecciones y volvieron a configurar el tablero en empate: Chile y Perú se alinean ahora a la izquierda con Bolivia, Argentina y Venezuela mientras que Ecuador lo hace a la derecha con Uruguay, Paraguay, Colombia y Brasil; estas dos últimas votarán en 2022. Las campa



Son los tiempos. La pandemia ha acabado por tensionar todos los rituales, todos los convencionalismos, todos los rincones de la vida y sí, también la política. La polarización no es solo una característica de la política boliviana de estos últimos meses, sino que se ha instalado con fuerza en todo el mundo. Una forma de hacer política desde los extremos, más cerca de los totalitarismos, y donde se vienen recuperando ciertos elementos ideológicos que en algún momento se dieron por enterrados, y que vienen a sostener discursos específicos: Una derecha más liberal/libertaria y una izquierda más defensora de lo público, ambos desde el populismo y con muy poco cuidado a las formas.
En Latinoamérica ha habido una cadena de elecciones en la que toda esta larga introducción se ha puesto también de manifiesto, porque aunque parezca increíble, el racismo también tiene su espacio en uno de los continentes que más migrantes expulsa al mundo, y el papel del Estado también se discute en países fallidos y tremendamente desiguales gracias a su ausencia.
Tres han sido las elecciones clave de este año: Perú, Chile y Ecuador, junto a las Legislativas de Argentina, además de las de dos países centroamericanos – Honduras y Nicaragua – que han tenido alto impacto y desenlaces muchas veces de vértigo, elecciones de las que se extraen lecciones y elecciones que vuelven a dejar el equilibrio en el alambre. Por partes.
Ecuador, al pasado
La primera de las grandes elecciones tuvo lugar en Ecuador. Después de una década y media girando sobre Rafael Correa, incluyendo la traición de su delfín Lenín Moreno, la elección la acabó ganando Guillermo Lasso, uno de los grandes oligarcas protagonistas de la crisis de la dolarización y contra los que se impuso Correa, por lo que su victoria supone una vuelta al pasado en toda regla.
Lo cierto es que la emoción estuvo más comprometida en la primera vuelta. El candidato del correísmo era Andrés Arauz, que ganó con un 33% de los votos, pero la entrada al balotaje estuvo al límite entre el propio Lasso (19,74%) y Yaku Pérez (19,39%) el candidato indígena convertido en la revelación y que apelaba a los sectores populares que dejaron de apoyar precisamente al correísmo. Pérez denunció fraude, pero finalmente pasó Lasso y ganó holgadamente en una elección que volvió a girar sobre Correa. 52,36% por 47,64% es un resultado más engañoso de lo que parece.
Perú, la rebelión popular
La convulsa legislatura 2016-2021 en Perú empezó a movilizar a sectores populares y urbanos en rechazo de sus políticos, particularmente contra el Congreso, sin embargo no han logrado cambiar esencialmente la dinámica. La legislatura saliente había dejado cuatro presidentes en cinco años: Pedro Pablo Kuczynski, que ganó la elección pero renunció antes de ser censurado en el Congreso por sus lazos corruptos con Oderbrecht; Martín Vizcarra, el vicepresidente, que asumió el cargo con ánimo renovador e incluso se enfrentó al Congreso buscando reformas de fondo, y que además se estrelló con la pandemia para acabar destituido por una moción que le declaró “incapaz moral” por un caso de corrupción de hace más de 20 años; Manuel Merino, que asumió por cinco días en medio de fuertes protestas populares en su contra que dejaron dos fallecidos y finalmente Francisco Sagasti, que condujo al país por la pandemia hasta las elecciones.
Con ese caldo de cultivo llegaron las elecciones de abril, donde se presentaron 23 partidos constituyendo de nuevo un Congreso multicolor. Los dos candidatos más votados fueron un tal Pedro Castillo, de Perú Libre, que obtuvo 2,7 millones de votos para ser el primero con un 18,9% de la votación y, por tercera vez, Keiko Fujimori, que pese a ser su peor participación con Fuerza Popular obtuvo un 13,41% y se coló en la segunda vuelta, pero además, se convirtió en la candidata favorita del establishment económico que veía a Castillo como una amenaza, ya que había prometido constituyente, nacionalización de minas y otras medidas de corte social poco apreciadas entre el poder económico.
Así, Fujimori y Castillo ingresaron en una intensa segunda vuelta en la que se acabó imponiendo el exrondero por algo más de 40.000 votos y el 50,13% de los votos. Hubo recuentos varios, tensiones, amenazas, injerencias, pero finalmente se respetó el resultado y Castillo se ha convertido en el primer Presidente radicalmente distinto del Perú en años, aunque la estabilidad no es la palabra que caracterice a su gobierno, permanentemente amenazado por una moción de vacancia.
Chile y las alamedas
El último en cambiar de bando ha sido Chile, que tras dos años de protestas, un proceso constituyente en marcha, miles de muertos en pandemia y demás, ha elegido a su presidente más joven de la historia, Gabriel Boric, con 36 años, representante de la alianza de izquierda Apruebo Dignidad, una evolución más radical de la socialdemócrata Concertación de Bachelet, Lagos y compañía, que acabaron apoyándole en la segunda vuelta.
Y es que Chile pareció retroceder cuarenta años para resolver por las ánforas lo que en su momento resolvió un golpe de Estado de Pinochet a Allende. Para emular a Pinochet apareció José Antonio Kast, que no dudó en reivindicar su figura, lo que le valió para ganar la primera vuelta, pero ser derrotado holgadamente en la segunda por 11 puntos. Es verdad que Boric se fue acomodando al centro hasta parecer un monje benedictino más que el joven radical que quería dibujar Kast. La estrategia funcionó, aunque la clave será cómo pretende gobernar.
Las legislativas argentinas
Las otras elecciones clave se dieron en las legislativas argentinas, donde el oficialismo de los Fernández y su frente de Todos se llevó un soberbio varapalo ya en las PASO, donde se penalizó la gestión de la pandemia, y que no pudieron revertir hasta noviembre a pesar de que se eliminaron muchas restricciones. No se puede decir que el frente de Cambiemos, de Mauricio Macri, ganara exitosamente, pero ganó y desde luego quedó claro que habrá pelea en la nacional de dentro de dos años salvo que Alberto Fernández logre un milagro económico que, por el momento, no se ve.
Elecciones 2022 y el empate en la región
Por el momento, Sudamérica vive una especie de empate entre las ideologías de sus gobiernos, aunque por tamaños, la derecha saca ventaja poblacional. Allí se alinea Jair Bolsonaro de Brasil, Iván Duque de Colombia, Guillermo Lasso de Ecuador, Mario Abdo de Paraguay y Luis Lacalle Pou de Uruguay, mientras que supuestamente a la izquierda están Alberto Fernández en Argentina, Nicolás Maduro en Venezuela, Pedro Castillo en Perú, Luis Arce en Bolivia y el recientemente elegido Gabriel Boric en Chile.
En 2022 es la derecha la que se vuelve a jugar precisamente las dos plazas más importantes, justo después de haber perdido al hilo Perú y Chile.
El domingo 29 de mayo Colombia acude a las ánforas para elegir presidente y de momento solo hay precandidatos, aunque se da por hecho que Iván Duque buscará la reelección y que Gustavo Petro, tratará de romper la hegemonía liberal uribista, aunque esta vez con un discurso más centrado y menos izquierdista que en sus citas anteriores. En cualquier caso y tal como ha quedado en evidencia en Perú y Chile, pueden aparecer candidatos de última hora que disputen la Presidencia.
Algo parecido pasa en Brasil, cuya primera vuelta está prevista para el 2 de octubre y donde evidentemente Jair Bolsonaro buscará la reelección más allá de toda su polémica gestión, consciente de que ha fidelizado aún más a sus simpatizantes. Por el otro lado se ubica como precandidato Lula da Silva, también en una suerte de alianza con la socialdemocracia moderada de Geraldo Alckmin.
Mientras que en Colombia sí ha habido insurrecciones y movimientos de protesta por la gestión de la crisis, que ha hecho comparar la situación particularmente con Chile – con quien comparte también la baja participación – en Brasil hay más incertidumbre sobre el arrastre real que pueda conservar Bolsonaro y el que pueda generar después de todo lo llovido Lula da Silva.
De los equilibrios políticos de la región, lamentablemente, dependen varios proyectos de integración regional como la Celac, el Banco del Sur, la Unasur e incluso el Mercosur, que no logran que Sudamérica funcione como una sola voz en el mundo.
Otros protagonistas del año político
Javier Milei
El excéntrico economista, representante de la escuela austríaca y autodenominado “libertario”, Javier Milei, habitual de las tertulias de televisión, dio el salto a la política en las Legislativas Argentinas donde obtuvo un buen número de votos en la Ciudad de Buenos Aires, pero sobre todo, avivó el debate sobre el modelo económico y el papel del Estado en la economía.
Daniel Ortega
Daniel Ortega es un clásico de la política nicaragüense desde el sandinismo de los 80. Su actual presidencia empezó en 2007, sin embargo, las organizaciones internacionales coinciden en que nunca antes había ejercido una represión tan frontal. Las elecciones de noviembre se convirtieron en una pantomima por la cantidad de opositores y candidatos detenidos, el cierre de partidos y demás, por lo que arrasó, pero sin apenas reconocimiento internacional.
Daniel Samper Ospina
Otro personaje a seguir de cerca es Daniel Samper Ospina, periodista, escritor y youtuber, Fue director de la revista Soho desde 2001 al 2014. Fue columnista de la revista Semana hasta 2020. A principios de 2016 se convirtió en youtuber. Se ha convertido en el azote más constante del uribismo en Colombia y uno de los grandes influencers políticos en ese país en el que se empieza a cuestionar el status quo. Será clave en las elecciones de mayo.