Lo que más se valora de la fecha es el momento familiar
San Juan, entre pandemia, añoranzas de antaño y familia
La pandemia llegó a Bolivia en marzo de 2020 y hasta la fecha llevamos poco más de un año con el virus en el país. Ya el pasado año se celebró la noche de San Juan a media tinta y este año no es la excepción
Sandra tiene 35 años acaba de pasar por Covid-19 junto a su familia. “Gracias a Dios todos hemos salido adelante” afirma. Cuenta que las fechas especiales desde que comenzó la pandemia han ido pasando de manera simple como las hojas de su viejo calendario. Más aún, señala que hoy será un poco diferente, pues más allá de la celebración de San Juan, éste será un momento de compartir y renovar sus ánimos, luego de haber vencido la batalla.
Para ello compraron un par de paquetes de salchichas y unas salsas. “A mi abuelita siempre le gusta contarnos cuentos de terror en esta noche, esta vez no será la excepción, solo con la única diferencia que los disfrutaremos mucho más”, dice.
Situación diferente vive Elías Vedia, cuya familia aún lucha contra el virus, sus padres están internados en el hospital Obrero. Por lo que de celebraciones ni hablar. Cuenta que el virus entró a su casa a finales de mayo.
“Un día antes del Día de la madre hemos comenzado con tos y otros síntomas, el almuercito que teníamos preparado se nos ha ido al tacho. Internamos a mi mamá ese mismo día porque debido al virus sufrió una descompensación”, cuenta y asegura que aunque algunos familiares ya han salido su madre sigue internada.
Un San Juan más en pandemia
La pandemia llegó a Bolivia en marzo de 2020 y hasta la fecha llevamos poco más de un año con el virus en el país. Ya el pasado año se celebró la noche de San Juan a media tinta y el encuentro familiar se abrió paso. Este año no parece ser la excepción aunque todo se pinta con mayor timidez, pues ya para estas fechas cientos de personas hemos perdido a un ser querido a causa del Covid-19.
Más aún, para la Policía y autoridades no faltan quienes trasgreden las normas y pese a los tiempos organizan “encuentros” con bebidas alcohólicas y encienden fogatas. En este sentido la directora de Orden y Seguridad de la Alcaldía de Tarija, Blanca Peñaloza, manifestó que se estarán realizando controles intensivos con la Policía y la Guardia Municipal para evitar el encendido de fogatas en la festividad de San Juan.
Asimismo, indicó que la unidad de bomberos voluntarios coadyuvará en el control y la concientización sobre el peligro que conlleva el encendido de fogatas que pueden derivar en incendios de magnitud.
En caso de encontrar quemazones o fogatas, los bomberos procederán a apagar y llamar la atención a los infractores, además de aplicar las sanciones correspondientes. Recordó que tampoco están permitidas las reuniones, aglomeraciones y el consumo de bebidas alcohólicas.
Así también pidió la población tener cuidado con el consumo de salchichas, por ello recalcó que se emitió una lista de embutidos que tienen el visto bueno del Senasag. “Estamos en medio de una pandemia y esperamos que la gente obedezca las normativas que fueron hechas para evitar más contagios y fallecidos, pues estos días la situación se volvió más crítica en los distintos nosocomios”, dijo.
Las huellas de antaño en Tarija
¿Pero cómo llegó esta tradicional fecha a Bolivia? Hace miles de años los pueblos del norte de Europa (hoy Suecia y Finlandia) festejaban con una gran fogata, danzas y comidas típicas, la llegada del solsticio de verano, el 24 de junio. El fuego significaba purificación y fertilidad. Las llamaradas de la fogata perpetuaban la luz, que duraría seis meses.
Ya en la era cristiana, esta tradición y otros ritos paganos llegaron a España, donde fueron apropiados por la Iglesia (en su afán de “cristianizarlo” todo) para contemporizar con las costumbres que no podían evitar. Así, la fogata fue adoptada para celebrar el nacimiento de San Juan Bautista.
La fiesta de “San Juan Bautista” se celebra en Bolivia el 24 de junio y la noche del 23 se acostumbró a encender fogatas. A esto se sumó un terrible hecho que impulsó aún más la tradición se trata de la masacre de San Juan acaecida la madrugada de un 24 de junio de 1967.
En Tarija el festejo hace algunos años era similar, el apóstol San Juan era muy idolatrado por los campesinos, su imagen la llevaban en rogativa por los campos cuando tardaban las lluvias, se acostumbraba ofrecerle vísperas con llameantes luminarias que se encendían por todas las calles de la ciudad al igual que en el campo.
Para esto se juntaban grandes cantidades de “sunchuhuaycu” seco, unos arbustos que crecían por todas partes. Se los amontonaba en enormes piras sujetas con cañas huecas verdes y se encendían las tradicionales luminarias que daban agradable calor a aquellas frecuentemente frías noches de junio.
Tanto la “champa” como las cañas al quemarse producían un alegre chisporroteo con reventazones que gustaban a todos los asistentes y cuando estaban quemándose por la mitad comenzaban los saltos de los chicos y grandes sobre las llamas y brazas, siguiendo quizás costumbres ancestrales.
De acuerdo el libro de Agustín Morales “Estampas de Tarija” en el campo los campesinos aprovechaban las brasas y el rescoldo para hacer cocer choclos a los que llamaban “tistinchos” y se comían con gusto.
Cuando toda la luminaria estaba por extinguirse acostumbrada la gente a jugar con agua, así que continuaban las carreras y la general “vocinglería”, principalmente de la chiquillada y de la juventud.
Al día siguiente volvía la gente a jugar con agua en la Recova y en ciertos barrios se echaban suertes, fundiendo plomo y cuando estaba derretido lo vaciaban en tiestos con agua, formándose figuras de diversa clase a las que ciertas personas que sabían interpretarlas les encontraban determinados significados, sea de fortuna o de desgracia.
Tradiciones que se perdieron
Saltos
Los adultos e incluso los niños saltaban sobre la fogata para que les vaya bien.
Huellas
Antiguamente sellaban la planta del pie en la ceniza para que San Juan les traiga suerte.
Quema
Quemaban muebles en desuso, ropa o zapatos en la fogata, para renovar las cosas.