Ante los créditos SIBOLIVIA que promueve el gobierno
Urgen medidas más contundentes para sustitución de importaciones
La crisis económica no da respiro. En Bolivia hace falta una respuesta más determinada para resguardar el aparato productivo nacional que está siendo fuertemente afectado



La crisis económica está lejos de disiparse. Si bien muchos analistas señalan que el mundo ha ingresado al principio del fin de la crisis sanitaria provocada por la Covid-19, lo cierto es que todavía queda mucho camino por recorrer y, en el caso de Bolivia, la situación no es para nada alentadora.
Si bien se estima que Bolivia crecerá este año en un 5,2% –según datos de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL)–, este rebote no compensará la abrupta caída que sufrió la economía nacional el pasado año (alrededor de un 8%). Considerando, además, que antes de la pandemia la producción nacional ya presentaba síntomas de ralentización.
Con todo, en este escenario es fundamental que Bolivia cuente con una clara estrategia para afrontar la crisis. La misma no puede quedar a merced de las fuerzas del mercado, y menos operar bajo una lógica que supone que la reactivación será un proceso automático. En este sentido, un objetivo esencial es el resguardo del aparato productivo nacional, a través de la promoción de la sustitución de importaciones.
Recientemente el gobierno ha anunciado que pondrá en marcha el programa SIBOLIVIA, una estrategia de fideicomisos, operada por el Banco de Desarrollo Productivo y por el Bando Unión, para la otorgación de créditos a una tasa de interés muy baja (0,5%). La condición para la asignación de estos préstamos, sin embargo, es que coadyuven a sustituir importaciones.
Los créditos SIBOLIVIA se gestionarán a partir de dos fideicomisos que sumados alcanzan 911,1 millones bolivianos.
Si bien esta medida puede considerarse un punto de partida para una estrategia nacional y amplia de sustitución de importaciones, contiene al mismo tiempo muchas limitantes, tanto por el conjunto de recursos que han sido asignados para este fin, así como por la falta de claridad sobre los criterios y directrices que permitan garantizar que estos créditos realmente coadyuvaran a sustituir productos adquiridos en el extranjero.
Los créditos SIBOLIVIA
Al finalizar el mes de enero del presente año, el gobierno comenzó a hacer difusión de los préstamos SIBOLIVIA, que son créditos blandos para la Sustitución de Importaciones (SI). Según el material de promoción que ha sido puesto en circulación, se señala que:
“El crédito SIBOLIVIA está dirigido a micro, pequeños, medianos y grandes empresarios (personas naturales o jurídicas), del sector productivo, quienes necesitan capital de operación y/o de inversión para la elaboración de materias primas, insumos y/o manufacturas que SUSTITUYAN IMPORTACIONES”.
Es decir, quienes decidan optar por este tipo de créditos deben hacerlo siempre y cuando consideren que ese capital será utilizado para elaborar productos finales o materias primas que actualmente están siendo adquiridos en el exterior. Lo que derivará en varios impactos sobre la economía nacional: una presión positiva sobre las cadenas internas de valor, generación de empleo, disminución de la cantidad de divisas que se van al extranjero (y que terminan apuntalando la industria de otros países), mercancías para exportar con valor agregado.
Uno de los aspectos más atractivos de estos créditos es su tasa de interés fija, que es del 0,5% anual. Los montos de la inversión varían según el tamaño de la actividad empresarial: micro, pequeña, mediana y gran empresa pueden acceder a créditos para capital de inversión de hasta Bs. 250 mil, 700 mil, 2 millones y 5 millones de manera respectiva. Mientras que en el caso de los créditos para capital de operaciones estos pueden ascender hasta Bs. 150 mil, 500 mil, 1 millón y 3 millones, siguiendo el mismo orden.
Los créditos para capital de inversión tienen un plazo de hasta 10 años (a excepción de los que se entregarán a mico empresas, que tienen un plazo de hasta 5 años) y un periodo de gracia de 12 meses, mientras que los créditos para capital de operaciones tienen un plazo de hasta 3 años y un periodo de gracia de 6 meses.
Algo que también es llamativo sobre estos créditos es que “se puede pagar de manera mensual, bimestral, trimestral, semestral, anual o según el ciclo de la actividad productiva”, a la vez que las cuotas pueden ser fijas, variables o personalizadas.
La norma que está por detrás de estos créditos: D.S. 4424
El 17 de diciembre del pasado año, el presidente Luis Arce Catacora promulgó el Decreto Supremo 4424, el cual tiene como objeto “autorizar al Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural, la constitución de dos (2) Fideicomisos para la Reactivación y Desarrollo de la Industria Nacional”. La finalidad de los mismos es “dar financiamiento a las personas naturales o jurídicas del sector productivo, para la sustitución de importaciones”.
Según la norma, estos fideicomisos, denominados como FIREDIN, quedarán en manos del Banco de Desarrollo Productivo (BDP), el cual gestionará un monto total de Bs. 468,4 millones, y del Banco Unión, que se hará cargo de Bs. 442,7 millones. Es decir, en total estos fideicomisos suman Bs. 911,1 millones –lo que equivale en dólares a casi $US 132 millones–. Dichos recursos son la base del financiamiento del programa de créditos SIBOLIVIA.
Además, este decreto establece que ambos fideicomisos serán financiados con una amalgama de recursos provenientes de varios fideicomisos que estaban bajo la responsabilidad del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras y del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural.
El problema: no queda clara la política detallada para sustituir importaciones
Hasta el momento no se ha hecho pública una estrategia detallada para impulsar un amplio proceso de sustitución de importaciones. ¿Cuáles son los criterios para definir que una empresa realmente aportará en la sustitución de importaciones?, ¿qué actividades son las que deberían ser privilegiadas con estos créditos?, ¿cómo se apoyará la sustitución de importaciones de actividades que no están en el sector formal (como el campesino)? Estas son algunas de las cuestionantes que surgen frente a los créditos SIBOLIVIA.
En una separata del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural, se señala que se están priorizando 160 productos, pertenecientes a los rubros: alimentos y bebidas; textiles y prendas; metalmecánica; farmacia; limpieza e higiene; confitería y cacao; cueros y calzados; maderas; caucho y plásticos; productos de minerales no metálicos.
Además, se establece que los rubros “de mayor prioridad” para estos créditos son los que producen materias primas que podrían fabricarse en nuestro país; los rubros “de alta prioridad” son aquellos que elaboran productos que tienen alto grado de componentes nacionales y aquellos que elaboran bienes de capital, aunque tengan baja capacidad de producción. Finalmente, los rubros “de media prioridad” son aquellos que producen generando empleo, aunque sean dependientes de materias primas e insumos importados.
El problema es que no se conoce públicamente cuáles son esos 160 productos que serán priorizados, ni tampoco cómo se han elaborado los criterios específicos de elegibilidad que serán gestionados por los oficiales de crédito del Banco de Desarrollo Productivo y del Banco Unión para la otorgación de estos créditos.
Si bien en los materiales de difusión que ha presentado el primero de estos bancos existe información general sobre la gestión de los créditos y sobre el concepto de Sustitución de Importaciones, señala que de requerirse mayor información se debe consultar el “Reglamento del D.S. 4424”.
La cuestión, sin embargo, es que hasta la semana pasada este reglamento no estaba disponible ni en la página web del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural, ni en las páginas de los bancos fiduciarios. Tampoco se pudo conocer los contratos de los fideicomisos que fueron firmados con dichos bancos, en los cuales seguramente se exponen los criterios de elegibilidad de estos créditos.
Esta información también fue solicitada de manera directa para la elaboración de este reportaje al Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural, así como al Banco de Desarrollo Productivo, pero hasta el cierre de la edición no se tuvo respuesta.
Con todo, lo cierto es que un programa de sustitución de importaciones de amplio espectro debería dotar mayor información respecto a los productos, criterios, mecanismos de asignación, etc., Por otro lado, si bien un programa de créditos de $US 132 millones significa un paso importante en este propósito, continúa siendo insuficiente, más aún si es que se lo compara con la magnitud del resto de apoyos fiscales que se han gestionado en el último año en el marco de la pandemia.
Muchas importaciones que deberían sustituirse
Bolivia debe considerar seriamente cómo asumirá su proceso de recuperación en términos del comercio internacional. Pese a que la disminución de las exportaciones fue proporcionalmente menor a la disminución de las importaciones el pasado año, el país no dejó de presentar un déficit comercial, que esta vez fue de poco más de 82 millones de dólares.
En los últimos años –luego de 2014–, Bolivia consolidó una balanza comercial deficitaria, que en buena medida tiene que ver con los problemas estructurales de una economía dependiente. Si se revisan los datos de 2019 (antes del descalabro económico mundial), se puede observar que los principales grupos de productos importados por Bolivia fueron: combustibles (15,6%), bienes de capital industrial (9,1%), productos químicos y farmacéuticos semielaborados (7,1%), vehículos de transporte particular (5,1%), materias primas elaboradas (4,6%), productos alimenticios elaborados (3,6%), entre otros.
Además de ello, se tiene que considerar el problema del contrabando, que solo en el caso de los alimentos se estima que llega a representar hasta un tercio de las importaciones legales.
En síntesis, Bolivia necesita plantear una estrategia de sustitución de importaciones que enfoque con claridad estos problemas estructurales considerando su dependencia económica. Seguramente, una estrategia para la sustitución de importaciones de bienes de capital llevará años o décadas; pero una estrategia para sustituir, por ejemplo, la importación de alimentos, es algo que puede tener impactos importantes en el corto y mediano plazo.
Entonces, queda abierta la pregunta de cuál es la estrategia en detalle que se sigue con los créditos SIBOLIVIA y, además, cuáles son las otras estrategias para apoyar a distintos sectores cuya producción es fundamental para aportar en la sustitución de importaciones pero que, por ejemplo, no se encuentran en el sector formal. Tener claridad al respecto es fundamental para apuntalar una recuperación pronta y sólida de la economía boliviana.
Covid-19: un duro golpe al comercio internacional
La CEPAL señala que “la rápida propagación de la enfermedad por coronavirus y las drásticas medidas de respuesta adoptadas por los Gobiernos han golpeado fuertemente a la economía mundial, que en 2020 experimentó su mayor contracción desde la década de 1930”.