Vida en pandemia
Cómo educar a niños solidarios, punto esencial en estos tiempos
Los valores no se aprenden ni se imponen. Es nuestro ejemplo, nuestro modelo el que ayudará a inculcarlo en nuestros hijos. Si no los ven en nosotros, difícilmente los podremos transmitir
Ser solidario es un gran valor en tiempos de pandemia y es algo fundamental a desarrollar en la educación de nuestros hijos. Los expertos aseguran que el egoísmo es muy humano. Más aún, según un estudio japonés, las personas más dispuestas a ayudar registran una actividad mayor en la amígdala del cerebro.
Sin embargo, a pesar de que la solidaridad tiene una base neurobiológica desde la niñez, las conductas solidarias se pueden potenciar a través de la empatía, de ponerse en la piel del otro y así saber qué le hace feliz e infeliz al otro y actuar en consecuencia.
¿Cómo es posible favorecerlo? En el colegio, los pequeños trabajan mucho en este sentido. Y en casa también debemos hacerlo. El ejemplo como padres es nuestra principal herramienta, y la que nos servirá para mostrar la coherencia que más adelante los adolescentes valoran en sus progenitores. En las siguientes líneas de la mano de la revista de salud Consumer Eroski y psicólogos consultados te damos algunas ideas para fomentar en tus hijos la solidaridad y el resto de valores que están detrás.
Cómo ser solidario en casa o en la familia
Los valores no se aprenden ni se imponen. Es nuestro ejemplo, nuestro modelo el que ayudará a inculcarlo en nuestros hijos. Si no los ven en nosotros, difícilmente los podremos transmitir. Por ello, será en casa donde se pondrán las bases para ser solidario. Habrá que hacerlo con paciencia y comunicación.
Y no hace falta salir para empezar a hacerlo. De acuerdo a Consumer dentro del hogar, con los más próximos, se puede poner en práctica el valor de la colaboración y la cooperación, muy importantes para desarrollar la solidaridad. El ámbito familiar es la base de la sociedad, y si ahí no nos ayudamos unos a los otros, fuera es complicado que esto ocurra. ¿Qué tal, entonces, si hacemos más cosas juntos y, por ejemplo, compartimos las tareas domésticas entre todos? Además, hay que tener en cuenta que las responsabilidades domésticas refuerzan la autoestima y favorecen la autonomía de los niños.
Para ello, cada uno deberá tener al menos un encargo diario que repercuta en los demás. Y, por supuesto, siempre que quieran colaborar, no dudes en aprovechar su ofrecimiento. La escucha es esencial. Las tareas deben ser acordes a su edad. Los más pequeños pueden regar las plantas, buscar sus pañales y toallitas y, más adelante, pueden hacer su cama (si es sencilla) y poner la mesa.
Ya en primaria podrán doblar la ropa, limpiar su cuarto, entre otros. Los más mayores pueden tirar la basura, pintar las paredes, planchar, limpiar el baño, vigilar a su hermano y hacer la compra.
Los encargos, las obligaciones diarias, el trabajo… nos hacen muchas veces meternos en nosotros mismos y no mirar más allá. En la calle andamos mirando al suelo, al celular, a que no nos pille el coche o la bici… Los niños, sin embargo, se paran a coger una hoja del suelo (¡no se cogen cosas del suelo!), leer un cartel (si están aprendiendo a hacerlo) o les llama la atención las discapacidades de las personas. ¿Y si vamos con más tiempo (o no) y, como nuestros hijos, nos fijamos en quienes nos rodean y les ayudamos? La anciana que cargada con bolsas no puede abrir la puerta del portal, el sintecho que pide una limosna en la entrada del banco, el desorientado que busca una dirección… Un gesto, una moneda (o billete), un sitio, una conversación… Dar nuestro tiempo y ejemplo hará que también los más pequeños se fijen en ello, lo repitan en el futuro o nos pidan que lo volvamos a hacer en otro momento. Por educación, pero también por solidaridad.
Cuida tus compras y regalos
¿Te has parado a pensar cómo consumes? Cada vez que compras ropa, adquieres productos sin control, vas de rebajas, eliges un regalo para un ser querido… ¿piensas de dónde viene ese producto, en qué país se ha fabricado ese artículo, qué materiales se han utilizado o bajo qué circunstancias laborales han trabajado sus creadores? Apostar por productos locales, provenientes de comercio justo y siempre sin despilfarrar debería ser parte de un modo de vida en el que nuestros hijos también vean solidaridad hacia los demás.
Ayúdale a compartir, prestar, turnarse y donar
Tú puedes donar sangre, dar de tu tiempo, prestar tu dinero… ¿y tus hijos? Los más pequeños también tienen cosas que pueden compartir con los demás, aunque les cueste. De hecho, hasta los cinco años, muchos consideran que todo lo que les rodea es suyo, solo suyo. Y es normal. Además, en estos tiempos resulta complicado que adquieran esa habilidad para evitar contagios, pero no imposible.
Dejar libre el columpio, que es de todos, para que otros lo disfruten es turnarse. Pueden intercambiar sus juguetes con otros niños y que se los devuelvan en otro momento o darles un paquete entero de su galleta favorita. Para fomentarlo, no cabe la amenaza; un refuerzo positivo siempre resulta aceptable y más efectivo. Sigue estos consejos de expertos. Pueden ser sus juguetes, cuentos, ropa, videojuegos… Escucha las ideas y propuestas que te plantea.
Anímale a participar en juegos sociales y colaborativos
¿Cómo ser más solidario con sus compañeros y amigos? La pandemia ha reducido nuestros contactos sociales, pero, siempre que se pueda, y manteniendo la distancia física recomendada y con la mascarilla obligatoria, los juegos sociales le servirán para aprender a ponerse en el lugar del otro y entender que todos, sin excepción, en algún momento necesitamos ayuda y debemos prestarla por un bien común. Tradicionales, como el pañuelito, o los juegos cooperativos fomentan el compañerismo, la participación, la perseverancia, el respeto mutuo, las integraciones… tan importantes para luchar contra el acoso escolar o la violencia de género.
Proponle que ponga sus habilidades al servicio de los demás
¿Tu hijo cose? ¿Le encantan las nuevas tecnologías? ¿Toca un instrumento? ¿Sabe hacer voces?¿Es muy creativo en la cocina? Anímale a compartir de manera altruista lo que le hace distinto para hacer más felices a los demás. Porque todos contamos y tenemos algo que aportar al resto, por pequeño que nos parezca.
Confeccionar mascarillas reutilizables para familiares y vecinos, preparar una merienda para un ser querido enfermo, hacer una actuación en las redes sociales o resolver las dudas de sus compañeros de la escuela son algunos ejemplos para fomentar ese pequeño voluntariado en casa, en su centro educativo o en su localidad.
Intenta que haga deporte y/o toque un instrumento
Apúntale a baloncesto, atletismo, tenis, ajedrez, patinaje… ¡Lo que más le guste y atraiga! Hacer deporte siempre reporta beneficios y no solo para la salud. Los valores que fomenta su práctica son innumerables, tanto si es deporte en equipo como individual: superación, compañerismo, igualdad, esfuerzo, respeto, honestidad, tolerancia…
Aprender música no tiene más que ventajas en los niños. Tocar un instrumento enseña a vencer el miedo y asumir riesgos, aporta seguridad y autoconfianza. Y si se forma parte de una orquesta o grupo, mejora el trabajo en equipo y la disciplina y favorece el compromiso para asistir a los ensayos y practicar en casa. Cooperación, compromiso… ¿Te suena?
Leer cuentos y ver películas juntos que fomenten valores
Un recurso del que tirar a menudo para transmitir valores es la lectura, y si son cuentos o libros que se los lees tú, aunque tus hijos ya sepan, mejor. Conectarás más con ellos. La lista es muy amplia, pero te proponemos estas fábulas de la web Mundo Primaria, estos cuentos para pensar que recopila Ayuda en Acción y estos diez libros para que los niños sean más solidarios.
Apuntes sobre la temática
Empatía
“Es necesario que los padres enseñen a los niños a ponerse en el lugar del otro y eso puede empezar por ellos mismos. A partir de los 2 años de edad, los niños ya empiezan a tener más conciencia del otro”, explica la psicóloga Margot Téllez
Hablar
Es recomendable que los padres hablen a sus hijos de lo que está bien y mal, como también de lo que al otro le gustaría y qué podría hacer ellos para colaborar, para ayudar o cooperar.
El ejemplo
Comentar con los hijos algunas situaciones o acontecimientos que refuerzan la labor solidaria de alguna persona y lo que ella ha conseguido. Así, estarán promoviendo este valor tan importante.