Faustino Elías sortea el golpe de la pandemia
“Ser carpintero cuando nadie piensa en muebles”
La pandemia afecto a muchas personas alrededor del mundo, entre esas a la familia del señor Elias



El frío era insoportable y era de esperarse ya que la noche anterior había llovido torrencialmente. De un momento a otro, las calles asfaltadas desaparecieron y comenzamos a entrar por un camino de barro que tenía charcos de agua y algunos agujeros. Mientras iba en el auto miraba las casas y me preguntaba cuál de todas sería la de él.
A lo lejos se podía observar una calamina que cubría una tímida infraestructura alejada de todas las casas, ahí cerca de un gran cerro. Mientras seguíamos adentrándonos en la zona me percaté que nos habíamos alejado bastante y que cada vez había menos casas, hasta que llegamos al lugar preciso.
Sí, era la casita que habíamos visto hace un rato.
Faustino Elías Gutiérrez Hoyos sale a la puerta, tiene 40 años, es casado y producto de su matrimonio tiene cinco hijos. Él es de Bermejo, puntualmente de Santa Clarita. Todos los que lo conocen saben que es carpintero desde hace más de 19 años.
Cuenta que decidió venirse a vivir a Cercado hace mucho tiempo debido a que vino a dar su examen de admisión a la Normal de Canasmoro, él soñaba con ser profesor de primaria. En ese tiempo él no tenía familia que viviese en la ciudad así que le tocó estar solo.
Relata que mientras esperaba el resultado de su examen decidió ponerse a trabajar para generar ingresos en la cerámica “San Luis”. Mientras trabajaba un día le llegó la noticia que tanto esperaba, pero lamentablemente no era buena.
No había aprobado el examen de admisión, así que de inmediato pensó en volver a su tierra natal, Bermejo, más aún sin buscarlo encontró trabajo en un taller de carpintería. Y aunque no sabía mucho sobre este oficio, sus ganas de salir adelante pudieron más. Sumado a ello el apoyo de su jefe lo motivó para salir adelante.
Un triste recuerdo
“Un yoyo y un avión de juguete” dice mientras su mirada se torna melancólica y se pierde en algún recuerdo. Traga saliva y hace una pausa, recuerda a su abuela con mucho amor, pues ella lo crio debido a que sus padres murieron cuando él era apenas un niño.
Faustino Elías no quiere hablar mucho de este tema, la herida no ha cerrado, mucho menos cuando aún, pese a su edad, extraña a su abuela.
Casado y con hijos
Faustino conoció a su esposa cuando volvió a su ciudad natal debido a que el dueño del taller de carpintería finalmente tuvo que cerrar y él se quedó sin trabajo. Más aún, tras estar un periodo en Bermejo junto a su pareja decidieron volver a Tarija y tiempo después se casaron.
Durante ese periodo buscó talleres de carpintería para seguir trabajando, más ahora que había adquirido mucho conocimiento sobre el oficio. Finalmente tras tanto buscar consiguió un trabajo aunque de manera temporal, pues Faustino soñaba con tener su propio emprendimiento.
Así decidió abrir su propio taller de carpintería en su casa, allá en Monte Sud. Cuenta que durante un tiempo le fue bien pero después de los sucesos suscitados el año pasado en el ámbito político las cosas empeoraron, ya no había trabajo como antes.
El golpe de la pandemia
Cuando Faustino Elías trataba de levantarse del conflicto sociopolítico que paralizó a Bolivia, el 2020 se vino con un fuerte golpe, pues que trajo lo impensable: un virus que golpearía no solo la salud de las personas sino también la economía.
“Aún no me recuperaba de los bloqueos del año pasado y con esta cuarentena las cosas fueron fatales, me quedé sin trabajo, sin ningún tipo de ingreso porque con esta crisis por la que estamos atravesando nadie piensa en muebles”, señala cabizbajo.
Pero no solo él se quedó sin fuente laboral sino también su esposa, quien trabajaba en un restaurant de comida. Ella fue despedida en plena cuarentena. Al estar ambos sin trabajo y con cinco hijos, ella decidió ir a vender verduras al Mercado Campesino.
Sin servicios básicos
A su falta de dinero se suma la situación de su barrio, pues en Monte Sud, las calles no están empedradas y mucho menos asfaltadas por lo que las caminatas se hacen dolorosas y eternas.
Sumado a ello tampoco se cuenta con agua potable a domicilio, ni con una pila pública. “No tenemos alumbrado público, los micros y los taxi trufis tampoco llegan hasta este barrio, para encontrar un micro debemos caminar mucho”, concluye Faustino.
Tres momentos duros en la vida
Sueño frustrado
Mientras esperaba el resultado de su examen decidió ponerse a trabajar para generar ingresos en la cerámica “San Luis”. Cuando trabajaba un día le llegó la noticia que tanto esperaba, pero lamentablemente no era buena. No había aprobado el examen de admisión para ingresar a la normal de Canasmoro.
Golpe pandémico
Cuando Faustino Elías trataba de levantarse del conflicto sociopolítico que paralizó a Bolivia, el 2020 se vino con un fuerte golpe, pues que trajo lo impensable: un virus que golpearía no solo la salud de las personas sino también la economía.
Carencias
A su falta de dinero se suma la situación de su barrio, pues en Monte Sud, las calles no están empedradas y mucho menos asfaltadas por lo que las caminatas se hacen dolorosas y eternas.