Preocupa la disminución del valor de las exportaciones de gas
Tarija: cuando la economía departamental está en aprietos
La crisis económica está afectando al mundo entero. Es importante reconocer los puntos críticos de la economía tarijeña que se verán más afectados en los siguientes meses. Preocupa la situación del gas



El Banco Central de Bolivia (BCB) y un conjunto de organismos internacionales como el BID, Banco Mundial, CEPAL, entre otros, han confirmado que Bolivia se sumará a la tendencia global marcada por la contracción económica. Los datos varían según la fuente, pero se estima que el decrecimiento de la economía nacional rondará entre el 6% y el 7%. Y aunque estas cifras son menores a la media del decrecimiento que enfrentará la región (9,1% según la CEPAL), es una situación que no deja de ser en extremo delicada.
En este contexto, las regiones del país se verán afectadas de distinta manera, dependiendo de sus ventajas comparativas y de la centralidad que ocupan sectores que sean sensibles a la crisis. Tarija es un departamento cuya economía resentirá considerablemente estas consecuencias, debido a la importancia que adquiere el gas en su economía.
En los últimos años, la situación económica del departamento se vio comprometida tanto por la disminución de la producción del gas, así como por las fluctuaciones de su precio. Esto influyó de manera determinante para que, desde el año 2015, el producto interno bruto (PIB) departamental cayese sistemáticamente a una tasa promedio de 4,6%, a diferencia del resto de los departamentos. La pandemia agravará la situación.
La economía tarijeña en problemas antes de la pandemia
Hasta el año 2014 la economía departamental contó, a excepción de algunos periodos, con un elevado crecimiento. Eran los años de bonanza para los precios internacionales de las materias primas. El año 2013, el último con un elevado crecimiento, la economía departamental se expandiría en 11,3%. Sin embargo, la situación cambiaría dos años después.
El año 2015 el PIB departamental cayó en 2,73%, el siguiente año en un 6,15%, hasta llegar el 2019, en el que la caída fue de 5,97%. En términos absolutos esto significa que si para el 2014 el PIB de Tarija (a precios corrientes) alcanzó los 31,2 mil millones de bolivianos, para el 2019 este había caído hasta los 20,9 mil millones de bolivianos. Es decir, la economía se contrajo en casi un tercio.
En el caso de la tasa de subocupación, esta también se incrementó, pasando 3,79% a 12,26% entre marzo y agosto de este año
La importancia de la economía tarijeña fue tal que incluso, el año 2013, llegaría a ser la tercera economía del país, por encima de Cochabamba, aportando el 14,29% del valor global del PIB nacional. Sin embargo, en 2019 este aporte disminuyó a 4,2%.
Una valoración más cautelosa de la economía departamental, sin embargo, implica diagnosticar el crecimiento de la economía tarijeña sin considerar la extracción de gas natural. En este escenario se puede evidenciar que entre 2015 y 2018 la economía decreció a una tasa anual promedio de 4,7%. Siendo el peor año el 2016, en el que la economía se contrajo un 18%, mientras que el 2017 y 2018 hubo un crecimiento positivo.
Sin embargo, el año 2019, la economía departamental tuvo nuevamente una contracción de un 4%, lo que tuvo que ver principalmente con la caída de la producción de alimentos, el comercio y el transporte. Ese año el crecimiento negativo fue compartido con los departamentos de Chuquisaca y Potosí.
Ahora bien, al considerar la política departamental y la de los municipios de Tarija, no puede dejarse de lado la renta petrolera y su vital importancia para las finanzas públicas, ya que en el caso del presupuesto de la gobernación, más del 75% proviene de regalías y del IDH, mientras que en el caso de los municipios este aporte es superior al 80%.
La caída del valor del gas por la crisis
Las medidas de confinamiento y de contención de la pandemia, así como la contracción mundial de la economía, tienen un impacto importante en la economía tarijeña. La dependencia a la extracción de gas para el financiamiento del gobierno departamental y los gobiernos municipales se ha visto afectada por la caída del precio internacional del barril de petróleo, al cual se indexa el precio de venta del gas boliviano a Argentina y Brasil.
Como ejemplo, el precio del barril de petróleo West Texas Intermediate (WTI) cayó de 57 dólares en el mes de enero a $US 16 en el mes de abril, para recuperarse parcialmente hasta alcanzar valores poco menores a los 40 dólares en los meses de septiembre y octubre.
Si bien en abril de este año la producción de gas a nivel nacional se redujo significativamente, llegando a extraerse 838 millones de metros cúbicos ‒la mitad de lo que se extrajo en el mes de enero‒, para el mes de agosto la extracción se recuperó considerablemente, llegando a los 1,428 millones de metros cúbicos, cifra similar a la de agosto del año pasado.
Algo muy parecido sucede con el volumen de gas exportado. Para agosto de este año Bolivia vendió más de 852 millones de metros cúbicos a Argentina y Brasil, una cifra poco inferior a la de enero (904 millones de metros cúbicos).
Sin embargo, debido al efecto precio, el valor de esas exportaciones tuvo una caída considerablemente mayor que la del volumen exportado. Si el país había exportado gas en enero de este año por un valor de 250 millones de dólares, para agosto ese valor se redujo a 162 millones de dólares.
En el caso de Tarija, el valor exportado de gas cayó de 141 millones de dólares en enero de este año a 94 millones de dólares para el mes de agosto. Siendo que el volumen de gas exportado desde Tarija solo cayó de 518 millones de metros cúbicos a 503 millones de metros cúbicos.
El empleo también se ve comprometido
Si bien el Instituto Nacional de Estadística (INE) no actualiza todos los datos económicos a nivel departamental con la misma rapidez como lo hace a nivel nacional, existen datos que permiten estimar la situación del empleo en Tarija.
Según los indicadores sobre empleo para áreas urbanas que no corresponden al eje central (Chuquisaca, Oruro, Potosí, Tarija, Beni y Pando), se puede observar que si en marzo de este año la tasa de desocupación alcanzaba el 5,07%, para julio la misma habría llegado a 10,84, aunque para el mes de agosto esta disminuyó 1,5 puntos porcentuales. Este dato es menor al de las ciudades del eje central, que para agosto tenían una tasa de desocupación del 11,15%.
En el caso de la tasa de subocupación, esta también se incrementó, pasando 3,79% a 12,26% entre marzo y agosto de este año, lo que muestra que se ha incrementado el número de personas con ingresos parciales pero que les son insuficientes, por lo que buscan otros empleos.
Las arcas de la gobernación y municipios se ven afectadas
Dejando de lado el mes de julio, en el que a razón de la Ley N°1307, municipios y gobernaciones recibieron sumas extraordinarias de recursos para enfrentar la pandemia, es ya evidente la disminución de los ingresos de los gobiernos regionales y locales.
Según datos del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, el Gobierno Departamental de Tarija ha visto disminuir sus ingresos por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) en el último periodo de tiempo. Si en enero a la gobernación le correspondía por este concepto 9 millones de bolivianos, para el mes de agosto solo se le asignó 5,6 millones de bolivianos.
Asimismo, los gobiernos municipales se han visto fuertemente afectados. En el caso del municipio de Tarija, sus ingresos por concepto de IDH cayeron de 10,5 millones de bolivianos en el mes de enero a 6,6 millones de bolivianos en el mes de agosto. Por otro lado, también cayó la asignación de Participación Popular, que pasó de 13,6 millones de bolivianos en el mes de enero a 9,2 millones de bolivianos en el mes de agosto.
Siendo que las regalías se pagan también en relación al valor de la producción de hidrocarburos, es de esperar que este monto siga el mismo comportamiento que el del IDH, tanto para gobernaciones como para municipios.