Rebelde y contestatario
Ronald Millares el actor que se convirtió en estatua viviente
Su inclinación por las tablas le nació en el colegio porque en esa época se realizaban festivales muy competitivos, había docentes interesados en formar actores y lamentó que ya no existan ese tipo de eventos



De carácter contestatario Ronald Millares Charcas es heredero de las rebeliones mineras, se dedicó al teatro político y social desde colegio. Si bien nació en Tupiza- Potosí, en 1985 a días de nacido su familia se trasladó a Tarija a causa de la relocalización. Hoy prefiere la calle para mostrar su arte y el camino que tomó fue el de las estatuas vivientes.
Es hijo de Cirilo Millares y Jesusa Charcas, ambos provenientes del centro minero Siete Suyos. Es miembro de una familia numerosa, el quinto de 10 hermanos, asistió al colegio Fe y Alegría desde básico hasta que salió bachiller. Su padre era maestro rural, pero a causa de las necesidades económicas cambió de rubro y se dedicó a la plomería.
Su inclinación por las tablas le nació en colegio, pues en esa época se realizaban festivales muy competitivos, había docentes interesados en formar actores. Hoy lamenta que ya no existan ese tipo de eventos y que las instituciones educativas solo incentiven la danza y el deporte.
Tuvo la fortuna de conocer a Adela Lea Plaza, quien al observar sus virtudes dramáticas le ofreció su ayuda y contactos para que pueda integrar un grupo profesional en este arte y de esta manera en 2004 dio sus primeros pasos en el elenco de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS).
Posteriormente, en 2006 formó parte del grupo “Teatro Tres Cuartos” con el que empezó a abordar temáticas sociales y políticas. En 2010 formó parte de la Escuela Nacional de Teatro de Santa Cruz, donde estudió un año y posteriormente postuló a una beca “sin querer”. Ésta le dio la oportunidad en 2011 de irse a La Paz con financiamiento de la Organización de Estados Iberoamericanos para especializarse en Artes Escénicas.
“Era un proyecto ambicioso, se buscaba formar el elenco nacional de teatro, en principio tenía mucho presupuesto, prácticamente a uno le daban todo. Un estipendio mensual, había gente de todo el país”, cuenta. Compartió experiencias con más de 20 jóvenes dedicados exclusivamente a la actuación y este proceso formativo duró un año.
Ya de retorno a Tarija, paralelamente a sus actividades en las tablas estudió Psicología en la UAJMS, su tesis abordó el teatro como una experiencia educativa para mejorar las habilidades sociales en niños. Propuso así utilizarlo como una herramienta terapéutica, lo que no era comprendido por muchos docentes de esa carrera, pues consideraban que la actuación no es una ciencia y por tanto no podía ser un instrumento académico.
Sin embargo, pudo superar los obstáculos y logró su titulación luego de validar el trabajo que hizo con los niños en Aldeas SOS. En esa época empezó sus primeras actividades como artista callejero y en 2013 consolidó su trabajo como estatua viviente y pasó a ser parte de la fundación “Itau Teatro”, del cual actualmente es su director.
El objetivo era proponer un espacio de creación y trabajo permanente en Tarija. Desde el año 2015 hasta la fecha participó en diferentes festivales nacionales e internacionales, consolidó importantes intercambios culturales, entre los más destacados citó la coproducción en la que participó junto a “Alto Teatro” con la obra “Monumentos”.
“El trabajo en la calle forma parte muy especial del trabajo escénico, es paralelo a la actuación en sala, las estatuas vivientes fueron y son intervenciones que me permitieron conocer otros públicos y transmitir el arte de manera más democrática”, argumenta.
Anécdotas
Sobre sus experiencias cuenta que cuando inició – junto a otros jóvenes - con “Itau Teatro”, siempre trataron de vender y exponer sus obras en espacios masivos como los colegios de Tarija, entonces tuvo una muy buena época de recepción en la mayoría de los establecimientos educativos.
Sin embargo, al siguiente año muchos ya no quisieron apoyarlos porque señalaban que ganaban mucho dinero y que debían dejar algo para ellos. Como no aceptaron, les pusieron un montón de excusas para que no puedan presentar sus trabajos, “solo cobrábamos dos bolivianos por cada educando y el pretexto más común era que los estudiantes se van a perjudicar”.
Otra anécdota que cuenta es que cuando viajan al exterior del país es difícil que en Migración los crean artistas, tienen la peregrina idea que el arte es solo realizar objetos físicos. Por ejemplo en Chile y Argentina a uno de sus compañeros le hicieron repetir el libreto y actuar en una escena para poder justificar que realmente hacia teatro.
También recuerda el uso de los cortes de energía eléctrica, al final de cada función – cuenta - siempre hay un portero o portera que les apagaba la luz para que se apuren a abandonar el recinto, luego de presentar las quejas respectivas “ya se moderaron y no lo hicieron más”, relata de manera risueña.
Estatua
Dice que sus primeras intervenciones como estatua viviente en Tarija “fue casi un suicidio”, pues había gente que no estaba acostumbrada a este tipo de espectáculo y lo insultaban debido a que interrumpía el paso, le tiraban piedras o mandaban a sus hijos pequeños para que le den patadas y le era común escuchar: “anda a trabajar vago”, “solo quiere plata fácil”, etc.
Por otra parte, le son frecuentes los roces con la Intendencia y la Policía Municipal, rememora que en 2013 se encontraba en La Paz y un día salió a trabajar en una calle muy concurrida como es la Comercio. Allí, una uniformada edil “de manera altanera” quiso retirarlo, pero se sorprendió de que la gente que transitaba lo protegió y pudo seguir con su acto.
“Fue tanto el apoyo que la Guardia Municipal tuvo que llamar a la Policía boliviana para que interviniera” dice, agrega que cuando llegaron los miembros de la institución del orden solo miraron y se fueron sin hacer nada. Escuchó que los policías recriminaron a los municipales: “¿para esto nos llaman?”. La gente empezó a sacarlos a empujones y “continué mi trabajo por más horas en ese sitio”, dice divertido.
Otro recuerdo que tiene fue cuando se realizaba la celebración de Santa Anita en la calle Cochabamba, una noche se presentaba como estatua viviente en esa vía cuando de repente apareció un gendarme municipal. “Dentro mío decía que no le iba a hacer caso para nada y yo no me movía para nada”, apunta.
“El uniformado miraba y miraba nada más, alguien del público gritó ‘es un muñeco’, porque casualmente pasaba un cable de corriente cerca del pedestal en el que estaba parado, entonces el uniformado gritó: ¡de quién es el muñeco! Está prohibido muñecos, ¿de quién es? La gente empezó a reír y dejó avergonzado al guardia edil”.
Luego se le acercó a Millares para pedirle que se retire, pero éste respondió que no lo haría entonces tomó su radio para decirle a su comandante en voz alta: “Aquí la estatua no quiere moverse, está en medio de la calle estorbando, ¿qué hacemos?”, a esto el superior respondió: “Pero, hágale cosquillas pues”. La gente que escuchó empezó a reír a carcajadas y el guardia no tuvo otra opción que retirarse.
Hitos artísticos en la vida de Millares
Con el elenco de la UAJMS
De la mano de Adela Lea Plaza, quien al observar sus virtudes dramáticas le ofreció su ayuda y contactos, pudo integrar un grupo profesional de teatro y de esta manera en 2004 dio sus primeros pasos en el elenco de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS).
La obra “Monumentos”
En 2013 pasó a ser parte de la fundación “Itau Teatro” y desde 2015 hasta la fecha participó en diferentes festivales nacionales e internacionales, consolidó importantes intercambios culturales, entre los más destacados citó la coproducción en la que participó junto a “Alto Teatro” con la obra “Monumentos”.
La estatua viviente
“El uniformado miraba y miraba a la estatua viviente, alguien del público gritó ‘es un muñeco’, porque casualmente pasaba un cable de corriente cerca del pedestal en el que estaba parado, entonces el uniformado gritó: ¿de quién es el muñeco? Está prohibido muñecos, de quién es. La gente empezó a reír y dejó avergonzado al guardia edil”, contó Millares.