En guerra las banderas blancas significan rendición en pandemia: hambre
Las banderas blancas, el código del hambre en la pandemia
Sucedió en Guatemala, El Salvador y también en nuestro país. Esto en poco tiempo se ha convertido en un signo de que el alimento en tiempo de cuarentena se ha agotado y es un llamado urgente a la solidaridad



Un pedazo de tela blanco deshilachado, atado a un improvisado palo, ha comenzado a instalarse silenciosamente en las puertas de las familias pobres, que debido a la cuarentena o encapsulamiento instaurado por la pandemia, no han podido ganarse el pan diario.
Sucedió en Guatemala, El Salvador y también en nuestro país en departamentos como Oruro. Esto en poco tiempo se ha convertido en un signo de que el alimento en tiempo de cuarentena se ha agotado y es un llamado urgente a la solidaridad.
“Oruro es una ciudad donde la mayoría de las personas se dedica al comercio informal y cada día sale a vender en diferentes ferias. Estos medios de ingreso han desaparecido; ya no pudieron vender y surgió la necesidad de colocar las banderitas” cuentan los ciudadanos.
Oruro tiene como principal actividad económica al comercio de mercadería internada desde los puertos del norte de Chile, localizados a unos 500 kilómetros al este de la ciudad, y centenares de personas participan en la comercialización de bienes generalmente de procedencia asiática.
A ellos se suman personas con oficios y actividad independiente como albañiles, constructores, plomeros (fontaneros) y de otros oficios varios que al llegar la cuarentena cesaron en sus actividades.
Como un acuerdo colectivo adoptado al inicio de la cuarentena, personas solidarias sugirieron a las familias afectadas por el cese de actividades que alerten cuando queden sin alimentos con una bandera blanca.
Pocos días después las señales de auxilio comenzaron a aparecer, inicialmente en zonas alejadas y luego en el centro de la ciudad y la salida a la carretera que une a Oruro con La Paz.
En poco tiempo se observó a personas circular por las plazas principales de Oruro llevando una bandera blanca. Mujeres con varios hijos, sin dinero para el pago del arriendo (alquiler) de su vivienda y sin alimentos por la falta de ingresos en medio de la suspensión de actividades caminaban con la esperanza de hallar donaciones, en la ciudad de un poco más de medio millón de habitantes.
Pero eso no sucedió solo en nuestro país, pues situación similar pasó en Guatemala. “A través de redes sociales, se vieron a familias colocar las banderas en señal de falta de alimentos, principalmente en la ciudad capital”, explica a IPS por teléfono desde Ciudad de Guatemala, Aurelia Tot Maas, experta en seguridad alimentaria.
Al parecer todo se originó en Patzún, una pequeña comunidad del municipio de Chimaltenango, en el sur de Guatemala. Tras detectarse ahí los primeros casos de covid-19, el poblado fue aislado por un cerco sanitario a principios de abril por el gobierno de ese país.
Y la idea de las banderas se regó incontenible por ciudades y barrios de Guatemala, de cerca de 17 millones de habitantes, y El Salvador, con una población de 6,7 millones.
En San Salvador, Carmen Carbajal recuerda que a finales de abril, cuando los alimentos escaseaban, escuchó en algún noticiero sobre esas banderas, que ya se notaban en barrios y poblados de El Salvador, justo cuando en su alacena solo había un gran espacio vacío.
Su vecina, Jennifer Maldonado, tomó la iniciativa: agarró una tijera, cortó una sábana blanca, improvisó dos banderas que amarró a un palo y las colgó afuera de la vivienda colectiva donde viven las dos con sus respectivas familias, cada una en su cuarto, junto a otras seis familias más, en las orillas del centro de San Salvador.
“Sacamos las banderas por la necesidad de alimentos, realmente casi no teníamos nada ya”, cuenta Carmen, de 52 años.
Esa bandera tradicionalmente se usa en contextos de guerra para significar la rendición de un bando, solicitud de paz, o en el caso de civiles, en medio de fuego cruzado, alzarla para que no les disparen.
Pero en el caso de familias en El Salvador, Bolivia y Guatemala, confinadas por la pandemia del covid-19, que amenaza con hundir más en la pobreza a esas naciones con grandes carencias sociales, solo quería decir una cosa: no tenemos alimentos.
Economías sin respiro en Bolivia
A pesar de la cuarentena dictada en Bolivia en varias ciudades vendedoras ambulantes ocuparon las calles, en busca de ganarse el pan diario. Los bonos dados por el Gobierno y algunas gobernaciones se han hecho aire en relación a la extensión del confinamiento, por lo que en medio de la escalada de casos, departamentos como Tarija han tenido que reanudar de a poco a su actividad económica.
Más aún, en algunos departamentos como Cochabamba las cifras de la pandemia han hecho retroceder a las autoridades y nuevamente se ha instalado la cuarentena rígida. Esto ha dejado en claro que las economías golpeadas de Bolivia poco podrán levantarse y el hambre será algo más común cada día.