El trágico avance del coronavirus
Bolivia: ¿Qué nos dice la tasa de mortalidad por Covid-19?
A medida que transcurren las semanas, la pandemia de la Covid-19 comienza a adquirir una preocupante velocidad. En Bolivia, la tasa de mortalidad es el indicador que nos permite entender mejor la dinámica del virus



En las últimas semanas, la expansión de la Covid-19 se ha incrementado masivamente en el mundo. En este escenario la principal región afectada ha resultado ser el continente americano, que cuenta ya con casi la mitad de los casos registrados en el mundo ‒más 3,5 millones‒. Estados Unidos, con 2 millones, ocupa el primer lugar, mientras que nuestro vecino país, Brasil, ocupa el segundo lugar con casi 750 mil casos confirmados.
En este contexto, dimensionar el avance de la pandemia es una necesidad, así como el impacto que está teniendo. El problema es que en países como Bolivia esta es una tarea difícil, principalmente por las pocas pruebas de Covid-19 que se realizan. Pero también por el hermetismo del gobierno que no difunde todos los datos de manera desagregada.
Con todo, a partir de las cifras existentes es posible discernir el estado actual de la pandemia en el país. Para ello, como se verá a continuación, el indicador más importante resulta ser la tasa de mortalidad.
La tasa de mortalidad: el indicador más fiable en Bolivia
Si bien existen varias denuncias sobre el hecho de que en Bolivia no se estarían contabilizando varios decesos por Covid-19 ‒como se ha señalado que ocurre en Trinidad, donde muchos cuerpos son enterrados sin hacerles prueba alguna‒, los dolorosos fallecimientos por el virus siguen siendo los hechos más constatables del avance de la pandemia. A diferencia de lo que sucede con el registro del número de contagios.
Según registros de la Organización Mundial de la Salud, Bolivia ocupa el puesto 143 en la aplicación de tests para la detección del coronavirus. Hasta la fecha se han aplicado poco más de 40 mil pruebas, lo que significa que se realizan alrededor de 3.400 por millón de personas. A diferencia de países como Uruguay, que aplicó más de 14 mil pruebas por millón de habitantes, o Perú, que ya realizó más de 39 mil por millón de personas.
En este sentido, el número de contagios registrados no es un número muy útil para entender la dinámica de la pandemia en el país. Y por esto mismo es que tampoco es fiable el cálculo de la tasa de letalidad ‒el número de personas fallecidas respecto al número de contagios‒, ya que por el motivo antes señalado esta tasa sobredimensionará ‒con mucho‒ el efecto real del virus, más en lugares donde prácticamente no se han aplicado pruebas.
A diferencia de la tasa de letalidad, la tasa de mortalidad implica la relación entre dos datos relativamente confiables: el número de fallecidos por Covid-19 y la población total de un país, un departamento o una región.
La tasa de mortalidad en América del Sur
Para realizar una comparativa de la tasa de mortalidad es importante situar a todos los países en el mismo punto de partida: el día en que se registró el primer deceso por coronavirus. De esta manera es posible comparar, por ejemplo, cuál es la diferencia en el avance del virus de semana en semana.
Bolivia está en la semana 11 desde que fue registrado el primer fallecimiento, y su tasa de mortalidad por coronavirus es de 4,3 por cada 100 mil habitantes. Es así que, considerando el mismo periodo de tiempo (la décima semana), Bolivia queda con la quinta tasa de mortalidad más elevada de la región, por debajo de Ecuador (21), Brasil (18,3), Perú (17,9) y Chile (13,2).
Por el otro lado, Colombia (2,7), Argentina (1,6), Paraguay (0,2) tienen tasas más bajas que las del país. Uruguay, que tiene una semana de rezago respecto a Bolivia, cuenta con una tendencia muy similar a la de Argentina.
La abismal diferencia en la tasa de mortalidad al interior de Bolivia
Si bien varios departamentos han visto incrementarse velozmente el número de contagios en las últimas semanas, Santa Cruz y Beni siguen siendo los departamentos que tienen los registros más elevados, tanto en términos de enfermos como de decesos.
El departamento de Santa Cruz fue, junto a La Paz, la región que reportó los primeros fallecidos por Covid-19 el 29 de marzo. Desde ese momento fue acumulando el mayor número de muertes, hasta superar 250 la semana pasada. Sin embargo, fue recién en la quinta semana después de registrado el primer deceso que el número de fallecidos se disparó, con 18 casos en ese momento. Mientras que durante la onceava semana el número de fallecidos llegó a 65.
Sin embargo, pese a la preocupante situación de la región cruceña, esta nunca tuvo la tasa de mortalidad más elevada del país. En la actualidad, con 7,2 fallecidos por 100.000 habitantes en la onceava semana, ocupa el segundo puesto, después de que, en la semana ocho, superó a Oruro.
Es Beni el caso que más preocupa. Sus registros de fallecidos plantean una brecha abismal respecto a los datos del resto del país. Este departamento que tan solo tiene 480 mil habitantes ya cuenta con 131 decesos registrados oficialmente.
Pese a que muchas fuentes señalan que el número de fallecidos por coronavirus sería mucho mayor en ese departamento, los datos oficiales bastan para demostrar una tasa de mortalidad 10 veces superior a la de Santa Cruz en la séptima semana.
Así, Beni cuenta con una tasa de mortalidad de casi 27,2 fallecidos por cada 100 mil habitantes, una cifra desproporcionada, que se sitúa entre las más elevadas de todo el continente y que es el indicador de la catástrofe humanitaria que vive ese departamento.
Si bien Beni guardó un “silencio epidemiológico” durante casi un mes (con respecto a la primera persona fallecida en Santa Cruz y La Paz), desde la tercera semana, cuando fallecieron 19 personas, los casos se incrementaron de manera dramática, llegando a reportarse 30 fallecidos solo en la quinta semana.
Beni cuenta con una tasa de mortalidad de 27 fallecidos por cada 100 mil habitantes, una cifra atroz
Por otro lado, el caso de Oruro también es delicado, debido a que en la novena semana registró una tasa de mortalidad de 4,3 fallecidos por 100 mil habitantes, manteniendo una tendencia muy parecida a la de Santa Cruz.
En el otro extremo, el departamento de Potosí sostiene la tasa de mortalidad más baja del país, con 0,66 fallecidos por 100 mil habitantes en su novena semana. Le sigue Chuquisaca, con una tasa de mortalidad de 0,47 en su quinta semana. Si bien La Paz alcanzó una mortalidad de 1,4 fallecidos por 100 mil habitantes, esta es una tasa 5,2 veces inferior a la existente en Santa Cruz, pese a que ambos departamentos registraron el primer fallecimiento en el mismo momento.
En el caso de los departamentos de Pando y Cochabamba, si bien sostuvieron tasas de mortalidad relativamente bajas durante las 5 primeras semanas, estas vienen en aumento pronunciado en los últimos días. En el caso de Pando la tasa se cuadruplicó (llegando a 2,6) entre la semana 6 y 8. Mientras que en el caso de Cochabamba la tasa de mortalidad se duplicó entre la semana 8 y 10 (llegando a 2,8 fallecidos por 100 mil habitantes).
La tendencia de la mortalidad en Tarija preocupa
Si bien el departamento tarijeño recién supero la sexta semana desde que se registró el primer deceso por Covid-19, el 4 de mayo, la tendencia de la tasa de mortalidad en ese departamento ha tenido un crecimiento sistemático. En la semana tres, Tarija ya superaba a Chuquisaca, Cochabamba y Potosí. Para la semana cuatro superó a La Paz y en la quinta semana superó a Pando, llegando a tener una tasa de mortalidad de 0,64 fallecidos por 100 mil habitantes.
En otras palabras, para el momento de la pandemia en que el departamento se encuentra, Tarija cuenta con la cuarta tasa de mortalidad más elevada del país, solo por debajo de Beni, Santa Cruz y Oruro.
Esta situación es preocupante debido a la poca predisposición que ha demostrado el gobierno central para fortalecer la respuesta departamental ante el eventual empeoramiento de la pandemia. Una reacción tardía puede tener serias consecuencias, como se evidenció en Beni.