Si no dejas ir...no dejas llegar

Cuesta mucho soltar no solo a la persona, sino también al proyecto, al sueño, a las ganas y el tiempo que le dedicaste a la relación.

A veces sabemos que no va, ni da para más, que todo, absolutamente todo lo vivido, ya se terminó”. Que nos hace sentir muy mal y, aun así, no podemos irnos. No podemos y tampoco queremos salir de ahí, aunque ya no nos quieran.

Nos dice que va a cambiar, promete y promete. Y en el fondo, aunque sabemos que no va a ser así, le damos otra oportunidad. Elegimos quedarnos ahí, aun cuando nos están haciendo muchísimo daño. Y el sufrimiento parece interminable, por miedo a quedarnos solos.

Es casi una obsesión, una terquedad, un masoquismo, un capricho, una ilusión vaga, una negación de la realidad. Y a veces, las consecuencias son para toda la vida.

Hay que aprender a soltar, hay que entender que, quien da, nunca pierde. Pierde, quien no sabe recibir.

Soltar es necesario, porque si no dejas ir...no dejas llegar

Porque si no sueltas, no te queda ninguna mano libre para agarrar a quien real y verdaderamente viene a tu vida a elegirte para compartir.

Recuerda: si lo que una vez existió, ya no está, llegó el momento de seguir adelante.

No puedes seguir extrañando algo que ya no existe, algo que ya terminó su ciclo y misión de vida…en tu vida.

Es momento de agarrar los trocitos de tu corazón y continuar…


Más del autor
Tiempo de reconstrucción
Tiempo de reconstrucción
Tema del día
Tema del día