Antidepresivo
Salir de la depresión es un proceso que no se mide en días ni en semanas, sino en pequeños logros cotidianos. Es aprender a levantarse, aunque el peso del mundo parezca insostenible.
Es mirar al espejo y reconocer, con dulzura, a alguien que está luchando una batalla invisible.
En este camino, se trata de aceptar que no siempre estaremos bien, que la tristeza y la incertidumbre son parte de nuestra humanidad. Pero también se trata de encontrar esos destellos de luz en medio de la oscuridad: un amanecer, una charla con un amigo, una página de un libro que parece hablarnos directamente.
Salir de la depresión es un acto de valentía silenciosa, de volver a creer en uno mismo, de entender que nuestras cicatrices no nos definen, pero sí nos narran.
Es un recordatorio constante de que incluso las noches más largas tienen un final, y que siempre, aunque cueste verlo, habrá un nuevo día esperando ser vivido.
No es un destino al que se llega, sino un viaje en el que cada paso cuenta, un resurgir en el que, poco a poco, redescubrimos la belleza de estar vivos.