El amor no se acaba con un adiós

Las personas que se van de tu vida no se llevan con ellos el amor que alguna vez compartieron juntos. Ese se queda contigo y lo sigues percibiendo en los recuerdos que aún te hacen sonreír, en los lugares que conociste a su lado, en el crecimiento que tuviste en su compañía, en esas partes de ti que descubriste al mirarte a través de sus ojos.

Abre la puerta. Vive la tristeza de despedirte y no la tensión de aferrarte. Toma una pausa, respira profundo, llévate lo bonito de esa conexión, cuida las partes de ti que se vieron lastimadas, honra ese amor que compartieron y date la oportunidad de recibir todo el amor que te espera en el camino.

Que el amor no se acaba con un adiós, no se va con una persona. El amor está en ti y es infinito, mientras haya vida habrá oportunidad de amar.

Cuando una persona que amas elija irse de tu vida, ábrele la puerta. Quizá sientas la necesidad de convencerle, de perseguirle o de darle mil y un razones para quedarse; “no lo hagas”.

Claro que dolerá despedirte, pero dolerá muchísimo más aferrarte a quien hoy quiere irse. Ten en mente que no se va por el poco valor que ve en ti, sino por los procesos que está viviendo.

Recuerda que al abrirle la puerta para que siga su destino a esa persona que ya decidió irse de tu vida, también se la abres a todo el amor que a ti te espera en el camino.

Obsequia tu silencio a quien no te pide palabras, y tu ausencia a quien no valora tu presencia.


Más del autor
¿Qué es sanar el alma?
¿Qué es sanar el alma?
Elecciones judiciales
Elecciones judiciales