Controla tus reacciones
¿Tuviste algún problema?
¿Algo no te salió como querías?
¿Alguien te provocó un disgusto?
Es comprensible que te sientas mal, pero con la gente que te rodea no tienes por qué hacer pesar todo esto, pues nadie es culpable, más bien solicita su ayuda o consejo para superar la situación.
Cuando algún imprevisto venga a perturbar tu vida, no reacciones de inmediato. Ten paciencia, espera, ten calma. Tampoco reacciones con un silencio, porque hasta eso en algunas ocasiones se vuelve que una acusación o una palabra violenta, hiriente creando así un ambiente tenso a tu alrededor; y más si ese silencio dura, es largo con tu familia, amigos y demás personas que te quieren.
Pregúntate a ti mismo: ¿Mi presencia trae paz o nerviosismo a los demás? ¿Por qué? Detente un momento, piensa, razona y verás que estás actuando mal. Supera tu actitud, se agradable para que tu presencia vuelva a ser deseable.