Un buey hermoso
Cuenta una antigua leyenda de Bután una historia increíble sobre el buey que vio nacer el niño Dios. El buey, que era muy hermoso, era el animal favorito de su amo, Amir, un humilde y trabajador granjero de una aldea próxima a Belén.
El buey trabajaba mucho y muy bien, y su amo le trataba con mucho cariño. El granjero parecía feliz, aunque en realidad, tenía un gran pesar: ocultaba que tenía muchas deudas con otro campesino. El buey un día se enteró y le dijo a su amo:
– ¡Tengo una idea! Puedes realizar una apuesta con el granjero al que le debes dinero: apuesta con él que puedo tirar de 100 carretas cargadas. Si lo consigo, tendrá que perdonarte las deudas.
A Amir le pareció una buena idea, y le propuso la apuesta al granjero. A él le pareció interesante.
– ¿Que tu buey es capaz de cargar con 100 carretas? ¡Eso tengo que verlo!
Fijaron un día, y muchos acudieron para comprobar si aquello que proponía el granjero era cierto. El buey hermoso empezó a tirar de las carretas, pero cada vez estaba más cansado y empezó a caminar algo más lento. Entonces, su amo quiso que el resto de granjeros vieran lo que era capaz de hacer y lo que sus animales le respetaban, y empezó a gritar y a azotar al animal.
– ¡Venga, buey estúpido, camina más deprisa!
El buey, al oír los insultos se enfadó, se sentó y decidió quedarse ahí.
Amir perdió la apuesta. Al llegar a casa, le preguntó al animal por qué había hecho eso:
– Porque me trataste mal, amo. Si me hubieras pedido las cosas con dulzura, habría obedecido.
Amir se dio cuenta de su error y pidió disculpas al buey.
– Volvamos a intentarlo, le dijo el buey. Apostemos de nuevo y esta vez, trátame bien y cumpliré mi promesa.
Y así fue. Amir pidió al granjero con el que tenía deudas una segunda oportunidad. Cuando llegó el momento, se acercó al buey y le dijo:
– Oh, hermoso buey, ¿podrías tirar de estos carros, por favor?
El buey obedeció al instante y Amir ganó la apuesta.
Con los años, Amir se jubiló y se retiró a Belén. Se hizo con un viejo albergue y construyó un pesebre al lado para que su buey pudiera descansar. Poco después, un 24 de diciembre, Amir recibió una visita muy especial…