Sombra

Diego Lozano*

Lucías verano en la piel a la sombra de la brisa, que lo cubre todo menos tu sonrisa, que ocultabas. Tumbada, dándole la espalda a la tierra, ponías tu mirada en el ojo azul celeste que todo lo mira, que parpadea, que se irrita, se nubla y llora.

Abrazada a tu pecho, dormía una mariposa de papel, titulada como una de esas novelas que hacen tontas a las niñas, que hacen que los chicos compitamos contra ridículas ilusiones mal pintadas de color azul.

Con el dedo índice estirado deshacías y dabas forma a los rizos de nube que un suspiro celestial desterraba lentamente a aquellos lugares lejanos dónde el sol tenía su morada. El suave pelaje verdoso de la tierra amenazaba con envolverte en una comodidad húmeda, haciendo tu respiración más profunda y pausada.

Mientras tanto, sobre el mástil de una cerca de cedro trataba de equilibrar mi cuerpo para espiarte a vista de adulto, a tres vergüenzas de distancia. Descendí de la cofa de vigía desde la que te acechaba y llené mis bolsillos de valor para osarme a invadir tu aura con mi desaliñada presencia.

Miré mis pies descalzos zambullirse a zancadas entre el barro de una tormenta nacida sobre mi cabeza, cerca del reducto en el que nacen, crecen, se reproducen y mueren los miedos. Avanzaba entre dudas y piedras fijando mi vista en el polvo hasta que estuve lo suficientemente cerca como para despertar tu atención.

Pero ya era tarde, lograste huir abducida por el rayo de sol que colándose entre las varillas de la persiana, atravesó la membrana de mis párpados, devolviéndome de una patada a una mañana sin alma.

*Hoy mi canción es: “Teardrop” Massive Atack


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