Al enseñar se aprende
La idea del filósofo Lucio Anne Séneca que dice: “Los hombres, mientras enseñan, aprenden”, es una forma poderosa de aprender y consiguientemente, es una herramienta pedagógica muy relevante en la educación y, diríamos que, Paulo Freire, complementariamente dice: “Enseñar no es transmitir conocimientos, sino, crear las condiciones para su producción o construcción”; o sea que, para Freire “no hay docencia sin discencia” y “quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender”, como resultado de la interacción.
La tarea fundamental del docente debe ser generar en el estudiante interés de aprender y no sólo transmitir los saberes o conocimientos que acumuló a lo largo de su formación profesional o extrajo de un libro de consulta en el ejercicio de su profesión. El educador debe motivar, facilitar, guiar y alentar al estudiante a preguntar, preguntar y preguntarse lo que desea saber, para aprender por él mismo; más que transmitir información debe hacer que le nazca mucho amor e interés, por el conocimiento/por el saber. El profesor, antes que nada, debe crear las más óptimas condiciones en todos los aspectos para desarrollar una excelente clase, crear el clima de interés y predisposición de mucha inquietud/entusiasmo en el estudiante, para participar inteligente y activamente, haciendo para si lo que le corresponde y es el propósito fundamental de la educación, formar estudiantes de alto rendimiento intelectivo/académico.
En otras palabras, el profesor, al desarrollar sus clases, debe estar dispuesto a aprender de las: dudas, inquietudes, comportamientos, expectativas, preguntas, palabras y de los silencios de los estudiantes. Asimismo, debe aprender de los resultados de sus iniciativas pedagógicas o didácticas. La voluntad y actitud de activa interacción entre profesor y alumnos y entre alumnos y profesor debe ser permanente e intensa.
El proceso mediante el cual se adquieren y desarrollan habilidades, conocimientos, conductas y valores se llama aprendizaje o resultado de la atención, del estudio, del trabajo, de la experiencia, de la instrucción, del razonamiento, de la observación y, del ambiente socio geográfico y cultural en el que el estudiante interactúa.
El educador, durante su formación profesional aprende a enseñar, y, también, al enseñar aprende a enseñar, o sea, reaprende. Reaprende porque despeja dudas, fortalece aciertos y corrige errores.
Pues bien, para adquirir conocimientos, no sólo de tipo informativo, sino también formativo, lo que es aprender, es necesario favorecer la construcción de conocimientos tanto de tipo informativo como de tipo formativo; es decir que, no basta conocer en teoría sino trabajar en la práctica aplicándola, como una manera de comprobar lo que se emite como concepto o aprendizaje. Así se afianza el conocimiento y el estudiante lo recordará de manera más duradera.
El artículo de la Universidad de Salamanca (Cómo aprende el cerebro) explica que el aprendizaje se produce a través de las sinapsis, las conexiones entre neuronas que se fortalecen con el aprendizaje”. “También menciona que el cerebro es adaptable y puede cambiar su estructura, un proceso llamado neuroplasticidad”. El aprendizaje es más consistente cuanto más sentidos participen en las percepciones, es decir aplicando las inteligencias múltiples.
Enseñar es un acto de compartir conocimientos, habilidades y valores con otros y, aprender es un proceso en que el estudiante adquiere conocimientos, se hace de habilidades y forma valores, lo que implica planificar, elaborar estrategias y actuar; así se desarrolla una educación más integral.
El estudiante al aprender como aprender se empodera, al apoderarse de la manera de como convertirse en un estudiante de la escuela de aprendizaje permanente, dado que, el aprendizaje es un don para toda la vida.
La manera tradicional de hacer educación, por lo que me comentan los profesores con quien estoy relacionado, está siendo sustituida, dejando atrás la memorización de las lecciones que el profesor explica - dicta y que sirve para dar los exámenes por los que se les asigna las calificaciones de aprobado o reprobado y que tienen corta duración en el tiempo.
Es muy plausible que los profesores ejerzan como égida la unidad monolítica entre CIENCIA Y CONCIENCIA como arma de desarrollo intelectual, aplicando concretamente metodologías activo participativas, y de esta forma no sólo transferir/informar saberes, no sólo instruir y memorizar saberes ajenos, con lo que se ejercita la memoria, sino, aplicar metodologías activo participativas que ciertamente educan o forman integralmente personalidades.