Para el mismo mal, debe ser el mismo remedio
Vamos a suponer que en nuestro país no estamos bien en educación, dado que la calidad de aprendizaje de los estudiantes en todo el país en general, no es el mismo, quizás, porque el trabajo de los docentes es diverso, no es uniforme en la manera de hacer educación.
Comúnmente en educación, los vocablos: maestro, profesor y educador son términos que se manejan como sinónimos, además de varios otros, por lo que no son, sino, palabras que comparten hasta cierto punto el mismo significado, aunque en la práctica se aplican o usan diferentes formas, maneras, mecanismos y medios para hacer educación, las mismas que inciden notablemente en el rendimiento y resultados de la misma, si se cumple el papel del uno o del otro.
Maestro es el que enseña lo que sabe, es alguien diestro en algo, así como lo es quien ENSEÑA a leer y escribir, ENSEÑA matemáticas, historia, geografía, ciencias naturales o cualquier otra disciplina, se llama maestra/o de escuela o colegio. (O sea es quien transfiere conocimientos).
Profesor es quien tiene un enfoque más académico y busca disciplinar en educación a sus estudiantes, que debe dominar su área o materia de estudio a profundidad; el término resulta más apropiado para un docente de colegio. En educación superior lo llaman catedrático.
Educador es un orientador en el proceso de formación integral del estudiante cumpliendo la tarea educativa mediante la aplicación de la dupla ENSEÑANZA-APRENDIZAJE acorde con las expectativas sociales, culturales, éticas y morales de la familia y la sociedad.
Me ha cobrado interés abordar esta opinión por la diversidad de acción docente (metodología y acciones) que se ejerce en las diferentes unidades educativas y colegios que están atendidos, precisamente, por unos que hacen de maestros, otros de profesores, otros de educadores y otros hasta de trabajadores con el conocimiento y, dentro de esta diversidad de trabajo que se hace en educación, como sistema educativo, se busca un rendimiento educativo único; es decir, un resultado enfocado en un sólo objetivo: cómo lograr educación de calidad para todas, para todos y para toda la vida.(estudiantes con buena formación intelectual, personal y humana).
Es que trabajando de diferentes maneras y cumpliendo diferentes roles como ser de maestro, como profesor o como educador, nunca obtendremos el mismo rendimiento que buscamos en educación si alguien como maestro sólo transfiere su saber, alguien otro como profesor es más academicista y propende aplicar diferentes metodologías y finalmente, el tercero aplica la dupla enseñanza-aprendizaje.
La diferencia es mayor aún si también hay quienes asumen el rol de trabajadores con el conocimiento (hay otros trabajadores que lo hacen con cemento, con harina, con leche, etc. etc.), apoyados en sus conocimientos en neuro pedagogía (cómo funciona el cerebro y se le aplica pedagogía), instando, induciendo, alebrestando, generando o provocando en los educandos acciones autónomas para crear nuevos conocimientos a partir de los que existen comprobadamente.
Con el trabajo del maestro, al ser un trabajo memorístico, sólo se ejercitará cerebros, con el trabajo del profesor se comprenderá lo que se enseña y aprende; con el trabajo del educador podrán resultar estudiantes con una formación integral dentro del marco que señalan las expectativas de la sociedad para la que se trabaja y con el trabajo de un trabajador con el conocimiento, se tendría personas con cerebros desarrollados, más creativas, profesionales más inventivos y en condiciones de competir intelectivamente, de igual a igual, donde quiera, como quiera y con quien quiera.
En el anterior artículo aseveraba que los cambios y recambios de la educación en nuestro país (las reformas al sistema educativo) no cambiaron precisamente lo fundamental para tener una mejor educación y mejores resultados como cuerpo social en los diferentes aspectos de la vida; por eso, insisto en demandar un cambio de paradigma educativo con criterio patriótico y moderno que adopte una nueva y única manera de hacer educación y que se aplique para no seguir rezagados como nos encontramos en la actualidad en todo el sentido de la vida.
Las direcciones de unidades educativas, las direcciones distritales y direcciones de otros niveles superiores deben hacer honor a su nombre y dirigir en la misma dirección, la aplicación de una única metodología de trabajo en aula de su personal docente, para tener también un resultado único y no tan diverso como es hoy entre el área rural y urbana, entre departamentos, entre direcciones distritales y entre unidades educativas y colegios. Así aplicaremos igual receta para el mismo mal.