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Coerción y propietarismo político

De un tiempo a esta parte, las noticias diarias, en todos los medios de difusión, nos hacen conocer una serie de sucesos, donde las personas son acusadas de haber declarado, ya sea en contra o a favor de una postura, sin que ese accionar repercuta ni dañe a nadie, menos aún a los políticos.

En ese contexto, analizando lo mencionado, se presentan variables que creo importante considerar, con el fin de menoscabar esa práctica de inducir a comportamientos que llevan a las personas a callar, apoyar por interés, aceptar lo que no están de acuerdo, a respetar liderazgos por temor a perder una fuente laboral, y finalmente, a dejar de lado sus derechos constitucionales, por posibles represalias de parte de quienes ejercen eventualmente, ya sea el poder político o simplemente una posición que les brinda cierta autoridad.

Para tratar de explicar adecuadamente lo manifestado, es fundamental abundar en las definiciones que engloba el título de este artículo.

Así, coerción se define como la “presión ejercida sobre alguien para forzar su voluntad o su conducta”, y es equivalente a “represión, inhibición, restricción”.  Es decir: aquellos que tienen poder, usan la coerción como una de las estrategias para actuar sobre aquellos que no lo tienen.

Esa coerción se agrava, cuando se la funde con lo que se entiende como “propietarismo”, puesto que es una filosofía política que reduce todas las cuestiones de ética, al derecho a la propiedad. En su obra “El capital en el siglo XXI” (2013), Thomas Piketty, concluye, después de haber analizado datos inéditos de varios gobiernos, que existe una historia económica, social, intelectual y política de la desigualdad, con un desenlace referido a que la desigualdad no es económica o tecnológica, es ideológica y de poder político.

Siguiendo esa obra y tratando de resumir en un párrafo lo que Pikketty indica, entendemos entonces que se trata, indudablemente, de que las personas, pueden ser forzadas en su voluntad y/o conducta, si no hacen lo que el líder político, que está ejerciendo una posición emergida, ya sea del voto popular, necesita que cumplan.

Según lo mencionado, también notamos en estos últimos años, que los políticos sustentan sus pretensiones, en discursos populacheros, donde ofrecen el oro y el moro, en vez de apoyarse en propuestas que deriven en políticas de servicio público. Cuando empiezan a plasmarse esas ofertas, los que son tomados en cuenta, están expuestos a una coerción propietarista directa.

Esta es la distorsión que hábilmente manejan. Demuestran, cuando les conviene que: 1). Dan trabajo, 2). Proponen ideas, 3). Definen los tiempos para realizar las inversiones, 4). Contratan o despiden al personal, 5). Inducen, de una u otra manera a sus corre legionarios, a repetir su discurso y seguir una línea. Todo, ¿para que? para finalmente continuar, sin establecer un período de caducidad, ejerciendo una larga vida política, basados en la coerción y en el propietarismo político.

¿Por que es una distorsión? Por que antes de salir victoriosos en una elección, fueron quienes:   - Pedían colaboración  en todo sentido y muchísimos trabajaron para que salieran victoriosos;     - Recibían con agrado las ideas de gente que, sin interés alguno, les transferían un caudal de

     propuestas, de donde fueron, decantando las que consideraban acertadas e interesantes;

- Pueden definir inversiones, que muchas veces no representan beneficio alguno (Hay varios

   ejemplos a lo largo y ancho de nuestra Bolivia);

- Manejan discrecionalmente a quienes contratan o despiden;

- No generan ambientes para que nuevos líderes empiecen a surgir;

- Se vuelven los propietarios de la agrupación política;

- Utilizan los medios que el cargo les otorga, para manipular incluso hasta a la justicia (Cualquier

  parecido con lo que esta ocurriendo en el Estado Plurinacional es mera coincidencia);

- Son un ejemplo, luego de un tiempo, de poder económico (Ustedes entienden).

 

Términos como: mal agradecido, traidor, mal profesional, acusaciones en la Fiscalía utilizando la ley, denostar a quien no tiene la posibilidad de que la prensa les de cobertura, tratar de encarcelar al que dijo algunas verdades, etc., les permite lograr su cometido final: MANTENERSE VIGENTES.

Me pregunto: ¿Seguiremos dejando que siga así nuestra amada Bolivia? En mi concepto, cada vez son menos, los que quieren que ese estado de situación persista.

Y si ese es el caso: ¿Donde debe empezar una verdadera transformación de Bolivia? Sin dudar, les respondo en el poder judicial, con una estructura que nunca más sea servil al poder Ejecutivo, sea el nivel que sea (Municipal – Gobierno Regional – Gobierno Nacional). Ese es el gran desafío.

Solo así, incluso la lacra de la coerción y el propietarismo político, se combatiría en los estrados judiciales. En ese bastión, no se torcería la posibilidad de que sigan tratando de ser candidatos cuando están imposibilitados. Un país sin ley, es un país que esta sentenciado a desaparecer.

Por eso: NO MAS AUTO PRORROGADOS. Ahora, ustedes tienen la palabra


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