La matrix de la economía boliviana

Hace muy poco, el INE presentó las estadísticas de inflación en Bolivia, donde con datos a octubre 2023, se observa que este mes hubo una variación del IPC del -0,01%, con una inflación interanual del 2,52% y una acumulada del 1,48% durante estos 10 meses de gestión. En este mes, los productos con mayor incidencia o variación positiva fueron la papa, zanahoria y locoto; y los de menor incidencia o variación negativa carne de pollo, cebolla y plátano/guineo/banano, sandía, lechuga y pimentón/morrón. Estos cambios en los precios de los productos obedecieron a cambios en las condiciones del mercado y en relativa medida a fenómenos naturales ocurridos en las zonas productoras.

 

Con estos datos, al menos estadísticamente hablando, se cumplirá con la meta proyectada de inflación para este año, que está estimada por un 3,28%; esto considerando que solo faltan 2 meses para que acabe la gestión, no se espera que el IPC tenga variaciones extraordinarias en lo que resta del año. La inflación acumulada hasta octubre, de 1,48%, casi no vario nada, ya que el IPC del mes de septiembre (-0,06%) fue un poco mas que la de octubre (-0,01%); lo cual, reflejaría que tenemos una muy baja inflación en el país, con un decrecimiento en el nivel general de precios en los últimos meses.

 

¿Realmente nuestra inflación es baja? En cifras si, entre las más bajas de la región y del mundo, con grandes posibilidades de que este 2023 cerremos con una inflación acumulada anual alrededor del 3%; sin embargo, la actual metodología de estimación del IPC es debatible, ya que del global de bienes y servicios que se ponderan, aproximadamente solo el 6% son artículos de la canasta básica familiar, es decir, aquellos que son de consumo masivo y diario. Además, no se discrimina entre productos nacionales y de contrabando, estos últimos, que por su gran volumen de compra hacen que el indicador de inflación sea muy bajo; si sumamos a esto el tipo de cambio fijo, que hace barato importar y las subvenciones, sobre todo de carburantes, que han congelado los costos de diésel y gasolina por años, han distorsionado totalmente los precios reales del mercado, viviendo actualmente en una especie de “matrix en la economía boliviana”.

 

Cuando despertemos de esta ilusión que se trata de implantar en nuestras mentes, respecto a una economía creciente y sólida, con tasas de inflación y desempleo bajas, donde las amenazas vienen del exterior y de un enemigo político interno, pasaremos de un sueño a una pesadilla. Estamos a la deriva que suceda un contexto adverso fuera de nuestras fronteras que puede liquidar las finanzas públicas y golpear duramente el poder adquisitivo de los bolivianos, todo dependerá de nuestras acciones. ¿Estaremos dispuestos a ser menos ideológicos y más pragmáticos?

 

*es presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija


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