MICROFINANZAS, UN PROCESO QUE ACORTA DIFERENCIAS

Antes que nada, creo que es importante saber de que tratan las “microfinanzas”, espero ser lo bastante claro. Pues, es el conjunto de servicios y/o productos financieros dirigidos u orientados principalmente a sectores de bajos ingresos, como ser personas, familias, empresas u otros, que generalmente son “marginados” o al menos no son muy tomados en cuenta por la banca tradicional o regular. Pero no solo tiene un enfoque económico sino también social, ya que busca la inclusión de estos, tomando en cuenta factores como el género, la edad, la ubicación geográfica, otros; donde se rigen en principios de accesibilidad, calidad y cobertura del sistema financiero, ya sea en créditos, ahorros, seguros, servicios u otros, donde inclusive la gente próxima a la pobreza no es excluida.

 

La evolución de las microfinanzas en Bolivia, de manera rápida, comenzó en los años 80 con la creación de las ONG´s, que permitieron a personas, familias y pequeñas empresas acceder a pequeños créditos de una manera formal, es decir fueron incluidos al sistema financiero nacional, a pesar de sus bajos ingresos. En los años 90, algunas de estas ONG´s se formalizaron, mutaron y se convirtieron en entidades de intermediación financiera especializadas en microfinanzas, tales Banco Sol, Bancos Los Andes, Banco Prodem, Banco FIE, otros, que comenzaron sus actividades como fondos financieros privados, pero respetando sus misiones y visiones bajos los principios originales de cuando eran organismos no lucrativos. Posteriormente se crea ASOFIN en 1999, “Asociación de Entidades Financieras Especializadas en Microfinanzas”. Es la máxima entidad de representación nacional del sector de las microfinanzas reguladas; actualmente integran la nómina de asociados activos, seis entidades financieras, de las cuales tres son Bancos Múltiples, dos son Bancos Pymes y una es Entidad Financiera de Vivienda.

Analicemos, la situación actual de las microfinanzas en Bolivia, con datos oficiales de ASOFIN a julio 2023. Se tiene una cartera bruta de Bs. 34.724 millones, donde el 72,1% es microcrédito, del total de sus operaciones por tipo de crédito, el 72,6% fueron microcréditos; existen Bs. 28.362 millones en depósitos por clientes, y una mora de 1,67%. Otros datos interesantes, el 44% de su cartera son del rubro de la manufactura y comercio, y un 53% de sus operaciones crediticias pertenecen igualmente a estas actividades económicas; el 56% de su cartera esta la zona urbana y solo un 17% en la zona rural, además, existen 1.811 Puntos de Atención Financiera (PAF´s). Finalmente, del total de sus operaciones crediticias el 70% se realizan en la zona urbana y apenas el 30% en la zona rural. Al igual que la banca “tradicional”, las microfinanzas se concentran en los departamentos con mayor población; su cartera por departamento, el 81% está en el eje central, y los depósitos hechos por sus clientes, el 91% se ubican en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.

Según datos de CREDICORP, quien elabora el Índice de Inclusión Financiera (IIF), para el 2022, Bolivia ocupo el último puesto en la región con un puntaje de 38,3/100; la nota regional fue de 44,2/100, donde Panamá y Chile tuvieron el desempeño más alto. Este índice se compone por 3 dimensiones: Acceso, uso y calidad percibida, donde nuestro país tuvo las notas de 42,4, 19,9 y 52,7 respectivamente, las cuales están por debajo del promedio regional; las dos ultimas dimensiones, descendieron en sus valores respecto al 2021, y por ello el IIF del 2022 fue menor al 2021. Finalmente, según este estudio, en Bolivia, solo el 14% de su población logro una “inclusión financiera”, el 39% está en proceso y un 48% de sus habitantes tiene un “baja o nula” inclusión financiera dentro del país.

 

Sin dudas las microfinanzas buscan la inclusión social y la equidad de género, en el caso de Bolivia, las desigualdades se van acortando, pero lentamente; según lo observado en los datos de ASOFIN, el 59,1% de la cartera son hombres, pero solo un 38,1% mujeres, en cuanto a las operaciones crediticias, los hombres lo lideran con un 57,7%. Respecto a la inclusión social, en nuestro país, la cartera de microfinanzas se concentra principalmente en el área urbana y en los departamentos del eje central; de acuerdo al nivel socioeconómico la llamada clase “baja” está aún lejana de una total inclusión (menos del 35%), mas los grupos vulnerables con riesgo o en pobreza.

El desarrollo de la tecnología y la digitalización es el camino a tomarse para elevar los niveles de inclusión financiera, pero esto no solo supone inversiones y acciones de las entidades especializadas en el rubro, sino también una política integral con otros sectores, sean públicos o privados de la sociedad. La banca móvil, sin dudas, es el norte a seguir todavía, pero una más amigable con las personas de bajos niveles educativos y de ingresos; se ha demostrado que la tecnología financiera es más fácil de aceptar y aplicarse en una población más educada y con mayor capacidad de gasto, por ello aquí también juega un rol muy importante el Estado, en todos sus niveles de gobierno.

Generar un mayor acceso al financiamiento a las micro y pequeñas empresas no es tarea de unos cuantos, ni menos sencilla, pero tampoco imposible; de hecho, a julio 2023, según la ASFI, el 30,6% de la cartera nacional son microcréditos, y hay cobertura del 87% de servicios financieros en el país. Hay mucha tela por cortar, para que el acceso crediticio genere una mayor inclusión financiera, pero sin dudas se debe partir de una normativa financiera orientada a fortalecer las microfinanzas, que las entidades financieras tengan políticas o programas orientados sobre todo a familias y empresas del área rural, periurbana, de bajos ingresos y niveles educativos bajos. Hay un pensamiento, real o no, que la banca privada, tiene tabú de dar créditos de montos bajos y sin mucha garantía real, tal vez ahí, el Estado pueda intervenir con recursos, pero donde los créditos paguen una tasa de interés social, pero que no sean usados como instrumentos políticos. Las microfinanzas son inclusivas y equitativas por naturaleza, pero por sí mismas no ayudaran a todos, sino les damos los medios para ese cometido.


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