Cuán importante es evaluar la educación para la realización del respectivo congreso

La decisión que tomó el gobierno nacional y el magisterio urbano y rural confederados, cobra trascendental importancia para la vida y progreso de nuestro país, por cuanto en este evento será la instancia en la que la república de Bolivia definirá el nuevo paradigma educativo que regirá, particularmente, en el sistema de educación regular.

Y claro, como se suele hacer en salud, por ejemplo, para saber que receta se debe dar, primero se debe diagnosticar al enfermo; esto implica que, también en educción se debe realizar una evaluación del sistema en general respecto a sus fines, objetivos, metas, aspectos, áreas, componentes, contenidos, actores, metodologías, tecnología, infraestructura, financiamiento - salarios, procesos y resultados.

Es necesario evaluar si los fines, objetivos y metas guardan relación con el propósito de hombre/mujer y de sociedad que queremos formar tomando en cuenta el universo globalizado en el que vivimos y en el que debemos competir para realizarnos como ciudadanos del mundo y no sólo como ciudadanos de un reservorio originario.

Deberemos evaluar la estructura del sistema educativo, los aspectos académicos/administrativo, los componentes y contenidos, la modalidad o modalidades, la metodología dando preferencia al aprendizaje o construcción autónoma de conocimientos de los estudiantes, los roles que cumplen los diferentes actores (padres, estudiantes, profesores), el uso y dotación de los entornos personales de aprendizaje (medios tecnológicos), la suficiente provisión de infraestructura conforme a normas pedagógicas (aulas, muebles, bibliotecas, laboratorios, campos deportivos, el presupuesto o financiamiento a cabalidad de los recursos financieros tanto para el funcionamiento de las unidades educativas, cuanto para el pago de salarios justos; asimismo el tiempo y horarios de trabajo necesarios. 

Finalmente se debe evaluar el rendimiento académico y consiguiente producto del trabajo del sistema educativo; en síntesis, se deben evaluar los insumos, el proceso y el producto del trabajo del sistema educativo, asumir conclusiones y emitir recomendaciones de lo que se debe hacer para resolver/superar las deficiencias, necesidades y problemas que están obstaculizando tener un mejor producto; en este caso, una educación de calidad.

Esta evaluación o diagnóstico requiere determinar con la debida anticipación, quién, cuándo y cómo se hace, para evitar ser protagonistas de la improvisación y nada menos que con la más importante estrategia de desarrollo integral de un país, de una nación, como es la educación que, forma seres humanos de la calidad requerida para cambiar el mundo, definiendo y haciendo lo mejor que se debe, para el logro de un real desarrollo productivo, económico, político y social del conjunto de l@s bolivian@s, con el propósito de tener una vida más digna y satisfactoria.

Internacionalmente hay el sistema de evaluación PISA, que es el “Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE”. El objetivo de este programa es medir la capacidad de los alumnos de 15 años para utilizar sus conocimientos y habilidades de lectura, matemáticas y ciencias, para afrontar los retos de la vida real; pero, Bolivia en defensa de su soberanía no usa este servicio; porque según la Ley No 070, el OPCE es creado por el Artículo 83, es una entidad pública descentralizada bajo tuición del Ministerio de Educación, con personería jurídica, como patrimonio propio y autonomía de gestión técnica, administrativa, financiera y legal en el ámbito nacional. Ambos anteriores sistemas son de evaluación académica y no tendrían el alcance de la evaluación institucional que se requiere para evaluar el todo del sistema educativo boliviano

Con un diagnóstico de esta dimensión se tendría la radiografía completa y los análisis del organismo llamado educación del país sobre el que, un conglomerado de profesionales de la materia, se reunirán en congreso, para tomar las resoluciones más aconsejables respecto a la educación que optaremos de cara a ponernos a la altura de las necesidades y demandas de nuestra realidad nacional, de los desafíos como país dentro del plano internacional y sobre todo de la visión de futuro que nos merecemos todos los bolivianos sin corta pujo alguno.

El Congreso Nacional de Educación debe ser la feliz oportunidad para definir como superar la crisis general que nos agobia y levantar nuestra cabeza de vencedores por merecimiento propio, libres de mezquindades, oportunismos sectarios y costumbres anquilosadas.


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