Dos años de la economía de Arce, entre mitos y realidades

El informe presidencial del 2do año de gestión de Arce fue bastante extenso, destacando lo positivo de sus políticas y programas públicos, pero todo esto en una coyuntura de peleas políticas internas y paros cívicos en varios departamentos del país, liderados por Santa Cruz, esto por la pugna respecto a cuando se hará el Censo en Bolivia; situación que sin duda está trayendo un daño económico nacional importante, alrededor de $us. 600 millones hasta ahora, lo cual ha paralizado drásticamente las cadenas de producción y comercialización de bienes y servicios, desacelerando la demanda interna, el comercio exterior y otros, considerando que Santa Cruz es el motor económico y financiero del país, sin dudas esto afectará a nuestro crecimiento estimado. Todo este peso, recae finalmente en la población, ya que toda esta situación problemática trajo consigo una elevación de precios de varios productos, sobre todo de la canasta familiar, y por ende del coste de vida, en otras palabras, nuestra moneda se “devalúa” en algo por este proceso inflacionario.

Pero dentro de lo largo del discurso e informe presidencial, se enumeraron muchas estadísticas, todas alentadoras, por cierto; sin embargo, es pertinente aclarar algunas y mostrar la otra faceta de la información gubernamental proporcionada, cotejándola con otra información oficial del propio gobierno, pero desde otro ángulo.

Si bien el crecimiento económico (PIB) del país, en este 1er semestre, fue del 4,13% (acumulado), el mismo fue gracias al importante aporte de sectores como el Transporte y Almacenamiento (10,45%), Otros Servicios (8,65%) y así los demás con crecimientos positivos, sin embargo, el rubro de Petróleo y Gas presentó un decrecimiento del 9,81%, ya es una tendencia; la variación de nuestro PIB por “actividad económica” no fue homogénea, es una pirámide invertida. Las proyecciones del FMI y Banco Mundial son muy cautas, hasta algo alarmistas, para América Latina y los países en vías de desarrollo como el nuestro, inclusive estiman una recesión para finales de este año, con una mayor inflación; el gobierno nacional no indica esto, ni los efectos negativos en nuestra economía por la guerra en Europa, que trajo consigo un coste de vida más alto (inflación importada y local) y menores perspectivas de crecimiento para esta gestión, al parecer seguimos pensando que somos blindados y que el contexto internacional nos afecta poco.

En cuanto a la inflación, el IPC a octubre 2022 fue del 0,75%, con un acumulado anual del 2,52%, el gobierno denota que son los más bajos del mundo, lo cual es cierto en términos estadísticos; sin embargo estos datos son los más elevados del año, lo cual denota que poco a poco llego el proceso inflacionario del exterior o importado a nuestro país, generando también una inflación propia, por diversos factores, que sumado los actuales conflictos sociales, han producido que el poder adquisitivo de nuestra moneda disminuya relativamente. Pero también, se obvio, que esta inflación bajísima, al menos en cifras, es gracias también a nuestro tipo de cambio fijo, devaluaciones de países vecinos, subvenciones varias y al “contrabando”. ¿Ud. va a comprar al mercado con el último dato del IPC? me pregunto.

 

El desempleo, según datos del INE, en el 3er trimestre del 2022 fue del 4,2%, del 4,1% a septiembre de este año, cifras a nivel urbano muy alentadoras, indicando que la desocupación es muy baja en el país, es decir solo 4 de cada 100 personas de la PEA están sin fuente laboral, excelente noticia; pero el detalle es que en su estimación entran las personas que tienen “trabajo”, siendo lo idóneo que se considere solo a las personas con “empleo formal y estable”, para determinar así el verdadero nivel de desocupación en nuestro país y sobre todo la calidad del empleo que tenemos. Si contrastamos las estadísticas con la realidad social, se ve muchas personas formando parte de la economía informal (80%), trabajadores por cuenta propia, un crecimiento elevado del auto empleo y subempleo, incremento de comerciantes de contrabando, esto por las pocas oportunidades laborales, cifras que el gobierno no refleja.

Si bien hemos tenido superávits comerciales durante casi toda esta gestión, con un acumulado de enero a septiembre de saldo comercial por $us. 960 millones, sin embargo, la tasa de crecimiento de las importaciones (48%) ha sido mayor a la de las exportaciones (33%) durante este periodo de tiempo en comparación con el 2021; hilando más fino, según datos del INE, en agosto y septiembre de 2022 se tuvo déficits comerciales de 193,2 y 237,4 millones de dólares americanos respectivamente. De acuerdo con el IBCE, de enero a agosto 2022, en comparación al 2021, nuestras importaciones han crecido tanto en volumen como en valor, siendo la más destacada “Combustibles y Lubricantes”, con una variación acumulada del 50% en volumen y 166% en valor, lo cual elevada el costo de la subvención de carburantes; si bien es cierto que no todas las grandes categorías de importación han subido en volumen, pero si lo hicieron en valor, es decir, compramos la misma cantidad, pero ahora más cara.

Igualmente, si bien se habló de que nuestra deuda externa está dentro de los márgenes recomendados internacionalmente, no se indicó que la deuda interna subió, sobre todo para solventar la operatividad e inversión de empresas públicas estatales; eso sí, la “deuda pública total” del país supera tranquilamente el 65% de nuestro PIB, eso ya no es tan bueno. La otra gran duda, cosa que no se mencionó, es sobre la caída sostenida de nuestras RIN, que de acuerdo con datos del BCB, del 2014 a octubre de 2022 descendió en un 75%, solo en esta gestión cayó en un 16%; actualmente las mismas están conformadas por un 23% de divisas (muy bajo) y un 62% en oro. ¿Pero si tenemos superávits comerciales continuos, donde se van las divisas que entran? ¿A pagar nuestra deuda externa? ¿Financiar el gasto público? ¿Donde?

Es innegable que el actual gobierno aplico y/o continuo varias medidas económicas, que consideramos positivas, re íntegro del IVA, fideicomisos para la política de sustitución de importaciones (SIBOLIVIA), devolución de aportes de las AFP´s, cartera productiva y mayores recursos para la vivienda de interés social, bonos a sectores vulnerables de la población, otros; sin embargo su modelo económico se ha desgastado mucho por la falta de financiamiento para el mismo y por aplicar políticas públicas más en función a lo ideológico-partidario que a las necesidades del conjunto del país.

 

*es presidente del Colegio de Economistas de Tarija


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