Pensamiento de orden superior
El cerebro es el órgano rector del ser humano; se encuentra protegido en la cavidad craneal; se ocupa de todas las funciones vitales de la persona porque monitoriza y regula sus relaciones al interior y exterior del mundo de cada individuo. “El cerebro es el responsable del pensamiento, las emociones, la memoria y el aprendizaje, lo que de por si le da un carácter especial. Además procesa la información sensorial, controla el movimiento, el comportamiento y funciones como los latidos del corazón, la presión sanguínea, el balance de fluidos, la temperatura”, el amor, las funciones de placer, etc. (https://www.el tiempo.com ›archivo).
La mente es única en cada persona y por tanto es intransferible. En este ámbito, comúnmente se habla de juicio, mente, entendimiento y ánimo.
El Juicio como un pensamiento, como entendimiento por el cual la persona puede distinguir el bien y el mal y lo verdadero de lo falso. Según Aristóteles, “juicio es el pensamiento compuesto de más de una idea.
“La mente es el conjunto de capacidades cognitivas que engloban procesos como la percepción, el pensamiento, la conciencia, la memoria, imaginación, etc.; algunas de las cuales son características del humano y otras son compartidas con otras formas...” (Wikipedia)
Entendimiento como facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad, por lo que se dice: “fueron problemas que desafiaron mi entendimiento”.
Ánimo como capacidad humana de experimentar emociones y afectos, al decir “cautivar el ánimo del lector”.
Ahora bien, pensamiento es la parte del ser humano en el que se almacenan las ideas formadas por la mente, por lo que se dice “no puedo quitarme de mi mente este problema” como juicio, como entendimiento o como ánimo. Es la facultad, acción y efecto de pensar. Pensamiento es una idea o representación mental sobre algo, por lo que se la entiende como la capacidad de construir ideas y conceptos y de establecer relaciones entre ellas.
Pensamiento es el almacenamiento de las ideas y representaciones de la realidad en nuestra mente, relacionando unas con otras; es decir, unir los nuevos conocimientos a los previos, dinámica que da origen a lo que se llama pensamiento de orden superior, o sea que: “ El pensamiento de orden superior se presenta cuando las personas combinan nueva información con la información almacenada en la memoria y las interrelaciona, reordena o extiende para lograr un propósito o encontrar soluciones a problemas complejos (López & whittington, 2014).
Así como hay que ejercitarse para hacerlo muy bien o excelente en la práctica de algún trabajo físico o deporte, también hay que hacerlo para pensar y mejorar el uso de esta herramienta intelectual llamada pensamiento. Ejercitar un pensamiento de orden superior implica estructurar un proceso que siga los siguientes pasos: observación, comparación, relación, clasificación y descripción. A estos pasos se asocian algunas actitudes como: la apertura (estar abierto a nuevas ideas), el gusto, el compromiso, la disposición a la práctica, la curiosidad y la paciencia.
Para realizar estos ejercicios y desarrollar el pensamiento de orden superior; el docente debe orientar, guiar, provocar, facilitar, el proceso planteado en el anterior párrafo como protocolo que debe seguir paso a paso: observar, comparar, relacionar lo que observa y comparar, clasificar las particularidades de lo que observó, comparó, relacionó, clasificó y finalmente concluyó y registró el nuevo conocimiento.
Como hoy en día el proceso educativo está más centrado en el aprendizaje que en la enseñanza, por lo ventajoso que resulta a favor de desarrollar pensamientos de orden superior, creativamente, como debe ser; la acción fundamental del estudiante es aprender a aprender, por lo que resulta ineludible primero aprender a aprender, para que el estudiante cuente con la suficiente experticia para construir sus conocimientos de modo autónomo, para lo que en el proceso educativo se debe aplicar de manera secuencial la observación, comparación, relación, clasificación, descripción y finalmente registro y escritura del nuevo saber; de manera que el estudiante se habitúe a construir de manera permanente sus conocimientos, lo que no es igual a la simple memorización a la que nos tenía acostumbrados la escuela tradicional.