De educación presencial a virtual y viceversa

Como se sabe Desde que surge la primera escuela pública (Prusia – 1773), el proceso de aprendizaje – enseñanza o la educación, se ejecutó en Bolivia en modalidad presencial y con muy poca experiencia en otras modalidades como la educación radiofónica de Radio San Gabriel o la A Distancia multimodal del ISER., hasta que llegare la pandemia del COVIC-19 en marzo de 2019.

De manera permanente en el mundo se fue desarrollando la tecnología y dentro ella varios medios tecnológicos que muy bien podrían haber sido apropiados a la educación, como las computadoras, el teléfono móvil, el internet, Tablet, radio grabadoras, radiofonía, módulos, etc. y desde luego mejorar la oferta educativa, potenciando el aprendizaje, al diversificar métodos y medios, que eviten el preponderante uso de la lengua, la tiza y el pizarrón, como tecnología educativa.

Tuvo que ser semejante crisis, que como toda crisis, es madre de la oportunidad del progreso educativo, obligándonos a adoptar un modelo multimodal: Presencial, virtual y semipresencial y con ello casi se les hace la noche al gobierno, autoridades del sistema de educación, padres de familia y estudiantes; porque a todos nos había agarrado desprevenidos; pues los profesores no tenían experticia en el manejo de las herramientas tecnológicas, tampoco los estudiantes que ni siquiera las tenían y menos los padres de familia, en su gran mayoría, sin contar tampoco con ellas, no saber su manejo ni contar, en su gran mayoría, con los medios económicos para adquirirlas y ni que hablar que la educación era tarea de los maestros y no de los padres de familia/de la familia y desde luego de los estudiantes, como sujetos y objetos de la educación.

Todos los intervinientes en la educación, no estuvimos capacitados ni los padres de familia tenían el hábito de hacerlo; pues para eso se paga a los maestros, como quien dijera y hubo que aprender haciendo, aunque con serias deficiencias en los resultados competitivos del aprendizaje. A esto habrá que sumar que sobre todo en el área rural 4 de cada 10 estudiantes no tuvieron acceso a la educación virtual, por falta de, si quiera un medio tecnológico, internet estable y capacidad/tiempo de los padres de familia, para que asuman la responsabilidad que les corresponde.

Hay maestros que me cuentan el grave retraso en el avance del programa y consiguientemente su rendimiento cognitivo de los estudiantes, en las competencias y calidad educativa, en estos tres años (2019 – 2021) sufre un tremendo retraso, que es lógico; los estudiantes en esta gestión están desarrollando dos o tres cursos adelante, que no los ejecutaron en dos gestiones anteriores; pues, directamente están en el 4to curso de primaria, por ejemplo, sin haber vencido plenamente los cursos anteriores.

Estos cambios, primero de la modalidad presencial a la virtual – distancia, por todos los obstáculos e improvisación/experimentación a la que se vieron obligados todos sus actores principales (maestros, padres de familia y estudiantes), provocaron tensión emocional y estrés; preocupación, miedo a los desconocido, angustia e incertidumbre que se manifestaron en reacciones y alteraciones emocionales e intranquilidad en el desempeño de acciones. Se tuvo que cumplir la máxima de Marcelo D´Ágostino. “Caminante no hay caminos, se hace camino al andar”.

Según explicación de profesionales psicólogos, ahora al activar de nuevo la educación presencial, se están presentando las mismas reacciones anteriores en los estudiantes al volver de la educación en línea (virtual) a la presencial y, quizás lo conveniente sería no desandar lo andado; no tirar por la borda lo aprendido y aplicar ambas modalidades; porque, cada una tiene sus ventas propias como sus desventajas. Por previsión podría utilizarse alternativamente y de manera periódica las modalidades: presencial, virtual y por encuentros; para en cualquier momento evitar la discontinuidad del proceso educativo.

Pero, además, el coronavirus no se ha ido y en cualquier momento, ahora que llega la época de frio, más la influenza, se puede volver a presentar con algún grado de intensidad; lo que obligará a volver a la ejecución de la educción virtual y por encuentros; por lo que hay quienes sugieren no dejar de aplicar ambas alternativamente, para garantizar la normalidad de las clases.

“Más vale prevenir que curar”, dice el viejo adagio y no debemos rifar lo que con tanto esfuerzo hemos aprendido y así evitar nuevamente caer en sorpresas desagradables y sobre todo con la educación, considerada vanguardia, no solo de la tecnología, sino de la vida. Saquémosle punta a todo lo aprendido con tanto martirio, inclusive, y, evitemos/prevengamos un nuevo desastre para los estudiantes y por extensión para la población entera.


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