La educación, una deuda centenaria

Bolivia desde su fundación (06.08.1825) no fue capaz de dotarse de una educación de calidad y para todos; así lo demuestra la siguiente descripción:  

a). - Cuando se fundó la república se instituye educación en Castellano, sólo para los castellano hablantes, olvidando 36 naciones originarias y sus respectivos idiomas; por lo que, su primera tarea era la castellanización y en consecuencia, no llegaba significativamente al área rural poblada preponderantemente por los pueblos originarios (quechuas, aimaras, tupi guaraníes, weenhayek, etc. etc.).  

b). - Con el advenimiento de la Revolución Nacional de 1952 y la implementación del Código de la Educación Boliviana el 20 de enero de 1955, su servicio se extendió más allá del área urbana (de una educación de castas a una educación de masas) y para cubrir la cantidad de maestros requeridos, en gran porcentaje se los improvisó en todo el país, quienes no podían si no, también, improvisar educación y, en todo caso su tarea inicial era la castellanización (hasta finales de los años 70); esto sucedió durante 155 de los 197 años de vida republicana.  

c). - En 1994 se intenta establecer un carácter democrático de la educación, por cuanto toda la sociedad debía participar en su planificación, organización, ejecución y evaluación, ya con alrededor de 14 años de experiencia en la implementación la educación intercultural bilingüe. Esta intención no pudo ser del acuerdo de los diferentes Inter actores, por diferencias político-partidarias.  

d). - El 20 de diciembre de 2010 se promulga la Ley No 070. Ley de la Educación “Avelino Siñani- Elisardo Pérez” que consolida la educación intercultural bilingüe y se pregona revolución educativa; pero, en mi modesta opinión, más quedó en un proceso de adoctrinación, que, en esencia, de educación científica, técnica, tecnológica y artística.  

No puedo omitir que los Golpes de Estado hasta los años ochenta y cambios de gobierno por intereses político – partidarios, obligaron en varias gestiones a clausurar abruptamente el año escolar, con el consiguiente perjuicio académico. Ni tampoco puedo olvidar la llegada de la pandemia del COVID-19 en marzo de 2019, lo que agravó la crisis educativa, con la clausura del año escolar con pase de curso general a los 28 días de trabajo. En las gestiones 2020 – 2021 se hicieron esfuerzos por cumplir con esta misión estatal sin haber logrado toda la normalidad requerida y el éxito deseado.  

Según el ranking de la Unesco, Bolivia actualmente ocupa en América Latina el último lugar en calidad educativa. Ahora bien “La educación es base del crecimiento económico a largo plazo, por ello es considerado uno de los pilares básicos para evaluar la competitividad de un país por el World Economic Forum (WEF). Prueba de esto es que los países ubicados en el top 10 en el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés) de la OCDE son también aquellos ubicados en el top 10 de los rankings de competitividad, además de tener las mayores cifras de PIB per cápita según el Fondo Monetario Internacional (FMI)”. Esta descripción denota palmariamente nuestra triste realidad.

El analista Carlos Böhrt califica a Bolivia como un Estado Fallido, demarcando tres periodos: Estado Nacionalista (1952 adelante), Estado Neoliberal (1993 adelante) y Estado Plurinacional (22.01. 2006 en adelante) y si contrastamos este criterio con nuestro transcurrir, la calificación es patética; pues porque, “Estado fallido sería el Estado que ha fallado en garantizar el acceso a servicios básicos a su población. Se mide el fracaso de un estado con los siguientes parámetros: Corrupción política e ineficacia judicial” (Wikipedia).

No podemos negar el fracaso y el colapso de nuestro Estado que muestra claros ribetes de vacío de autoridad; porque el autoritarismo, la prepotencia y la persecución son las manganetas que se usan para ejercer el poder. 

Está demostrado que los países, las familias, las personas que se dieron mejor educación, más altos niveles de habilidades, competencias y conocimientos; tienen acceso a mejores trabajos, mejor economía, mejor salud, mejor calidad y condiciones de vida; entonces: ¿Porque no nos dotamos de una educación de calidad para todos y para toda la vida?; ¿Porque no apostamos a un país libre del atraso y la pobreza?; ¿Porque no se asigna los maestros necesarios?; ¿Porque no se dota de un celular y de internet estable para todos, por lo menos?. 

Está en nosotros, gobernantes y gobernados, hacer de Bolivia no sólo un país viable, sino potencialmente desarrollado si cumplimos con el Art. 77 de la Constitución Política del Estado que refiere que la “Educación es la primera función y responsabilidad financiera del Estado”.  

 


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