Tarija, una floja “reactivación económica”

Si consideramos que el PIB departamental desde el 2014 hasta el 2019 reflejaba una clara recesión económica, con una tasa de crecimiento, al 2019, del -5,97%, cuyo desplome que se agudizo con los efectos de la pandemia y desacertadas políticas públicas, donde se estima que nuestro PIB 2020 se contrajo cerca al 11%, obviamente las perspectivas no son nada buenas y mucho menos en una situación de crisis económica, política y social. Pero no se puede culpar de todo al virus, ya que nuestra economía venia desacelerándose de manera evidente por la caída de los mercados de materias primas a nivel internacional, lo cual repercutió negativamente para nuestro departamento al tener un modelo económico muy dependiente de los ingresos fiscales hidrocarburíferos (70% del presupuesto público dependía de la renta petrolera) y una economía nada diversificada (99% de sus exportaciones son gas natural). Sería mentir a la gente, decir vamos a salir pronto de esta grave situación de crisis, ya que estamos en una etapa de leve recuperación económica, con pocos recursos financieros, tanto en el sector público y privado; con suerte y panoramas a nuestro favor, en 3 años podríamos tener crecimientos positivos en todos, o en la mayoría de las actividades económicas de Tarija. Sin embargo todo dependerá del contexto del mercado de hidrocarburos, en cuanto a precios y volúmenes de venta, llegada de capitales del gobierno nacional o de otras fuentes, de un sensato pacto fiscal interno y externo, dinamización con créditos al sector privado, reajustes presupuestarios y optimización de inversiones, evitando elevar más aun el gasto público; pero sobre todo del consenso y diálogo político entre las diferentes provincias y autoridades y sobre todo con el Gobierno Nacional, a pesar de que nuestra tierra sale el dinero pero otros la administran y se benefician. Todo esto apunta que las “perspectivas económicas departamentales” para el próximo 2022 no son de las mejores para Tarija, en todo caso aun no tocamos fondo y podemos empeorar aún más; sin embargo todo dependerá no solo de lo que suceda en la economía mundial, nacional y local, sino sobre todo, de las políticas que se apliquen en todos los niveles de gobierno, de acuerdos con los diferentes sectores, sobre todo el privado, llegada de una cantidad importante de recursos y/o fidecomisos al departamento y “lastimosamente” de la política, ya que si no hay consensos con sensatez y si seguimos con estas “improductivas” luchas de clases y partidos, este barco terminara hundiese con todos sus pasajeros, sea el color que sean sus uniformes.

¿Hay o no Reactivación Económica? Personalmente veo una recuperación natural de la economía, ya que de manera paulatina se levantaron las restricciones, por lo tanto, el mercado volvió a tener una relativa normalidad, con mayor movimiento económico y más circulación de dinero; misma que fue acompañada con políticas públicas de las autoridades nacionales y locales, sobre todo en el lado de la demanda o el consumo. Sin embargo, la famosa reactivación económica es muy leve, sobre todo para el sector privado, duramente golpeado por la pandemia, la economía informal, el contrabando y de una presión fiscal incesante sobre los mismos a través de los impuestos. Por lo tanto, los avances son muy cortos y nada sostenibles, ya que, a diferencia de otras economías departamentales, como la de Santa Cruz, la nuestra depende mucho de los ingresos que recibe por la venta del gas, y además de que Tarija posee una matriz productiva primaria que genera muy poco valor agregado; es por ello por lo que a nosotros nos costara el doble en todo sentido, recursos y tiempo, sobre todo. Habrá una reactivación económica real y efectiva si solo si hay recursos económicos frescos que dinamicen nuestra región, sean estos públicos o privados, que permitan reactivar la inversión pública local, con obras y proyectos, y se inyecten capitales al sector del empresariado privado, que es un motor importante y generador verdaderos de mejores ingresos y empleos para la población a largo plazo.

¿Qué pesa más lo político o lo económico? Lastimosamente lo primero, ya que es un fenómeno no solo de ahora, sino de siempre. La falta de diálogo y consenso entre las autoridades y actores políticos nacionales y locales, hicieron que nuestro departamento no se desarrolle a pesar de haber generado para el país, en los últimos 15 años, casi 50 mil millones de dólares en venta de gas natural, y recibido, entre regalías e IDH, 5 mil millones de dólares. ¿Qué se hizo con tanto dinero? ¿Se gasto, se invirtió o se despilfarro? ¿Realmente nos benefició ser el principal productor de hidrocarburos de la historia del país? Respuestas que dejo que cada uno busque a conciencia, aunque los números cantan por sí solos.

Continuando con el tema, la reactivación económica no solo estuvo limitada por un decreciente mercado hidrocarburífero, por la pandemia o las propias deficiencias de su modelo económico, sino sobre todo por las peleas y pugnas de poder como sucedió últimamente entre la Gobernación de Tarija y la Región Autónoma del Chaco, yendo hasta La Paz a conciliar sus cuentas. En otras palabras, nos estamos “peleando por los chubis”, siendo que el tema de fondo debería ser una nueva ley de hidrocarburos, diversificación de la economía, pacto fiscal, entre otros temas de real relevancia y urgencia.

Muchos se preguntan que si la Gobernación de Tarija fuera “azul” las cosas hubieran sido diferentes, probablemente sí, es algo incierto, habría que ser futurista para saber si estaríamos mejor en nuestra economía si hubiera una gobernación “oficialista”. Sin embargo, tuvimos varios años a un gobernador interino “masita”, Lino Condori, y las cosas no fueron de las más optimas, en todo caso se evidencio un crecimiento económico fantasma y un gasto publico exagerado, con obras de poco o nulo impacto en ingresos y empleo para la población y la industria, poco desarrollo de los sectores económicos y sobre todo presupuestos castigados con leyes y competencias nacionales ahora a espaldas de todos los tarijeños. “Creo que no es quien gobierne, sino como lo haga”; porque el subdesarrollo que tenemos es gracias a una muy mala administración y gestión pública, sobre todo en el manejo optimo y eficiente de los tantísimos recursos que generamos y que poco aprovechamos”. Mientras la política está metida de por medio, ¡jamás dejaremos de ser pobres!


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