Una consigna pedagógica: aprender, hacer y ser

“Aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser” es la trilogía axiológica, eje del aprendizaje, en la línea de que el estudiante sea protagonista de una educación continua; porque el educando al aprender a aprender, simultáneamente está aprendiendo a hacer, haciendo y a la vez está siendo lo que busca, lo que quiere ser.

Esta trilogía axiológica viene a ser muy aplicable en un paradigma de escuela activa participativa, o sea en un modelo educativo que haya superado la escuela tradicional, que es aquella que es memorista, repetitiva, pasiva y meramente transmisiva, en la que el protocolo consiste en que el profesor expone sus conocimientos y los alumnos escuchan, memorizan y repiten.

En un modelo educativo interactivo, participativo; el estudiante aprende fundamentalmente a cómo aprender; es decir, cómo apoderarse del conocimiento y ello implica conocer y manejar varias técnicas de estudio; varias estrategias o acciones a realizar para satisfacer sus curiosidades e interrogantes. 

Un modelo interactivo participativo exige que toda clase necesariamente aplique tres estadios sucesivos de percepción como son: lo objetivo, lo gráfico y recién lo simbólico del tema (lo teórico). Además, en cada estadio, los estudiantes deben recurrir a cuantas apreciaciones les sea posible obtener, usando sus diferentes herramientas intelectuales y sentidos.

A medida que los estudiantes avancen en el buen dominio de la lectura, escritura y aritmética; deben aprender y aplicar técnicas o estrategias de aprendizaje como, por ejemplo: subrayar lo importante, realizar sus propios apuntes, elaborar mapas conceptuales, fichas de estudio, ejercicios prácticos, test, lluvia de ideas y reglas mnemotécnicas.

Al aplicar cada una de las anteriores estrategias aplicables de acuerdo a la materia y al tema; sobreabundantemente se cumpliría la máxima: “Donde hay un buen maestro no hay mal alumno que se tenga”. 

Pero, mientras la educación esté encasillada en periodos de 30 o 45 minutos y en 4 a 5 horas de trabajo académico continuo por día, para dar cabida a las varias materias consignadas (mucha paja poco trigo), en el pensum académico y, no se considere que el estudiante debe tener prácticamente como única tarea, ESTUDIAR y,  además sólo se trabaje de lunes a viernes dedicando, por otra parte, mucho tiempo a otras actividades no curriculares; nuestra calidad educativa no saldrá del pozo en el que nos encontramos. 

Sepamos que el año calendario tiene 8.760 Hs. y que de ellas en los 200 días que teóricamente se dedica a la educación, sólo se utilizan entre 900 a 1. 000 Hs. Esto significa que el tiempo utilizado realmente, por el estudiante, en educarse en la escuela, es del 10,27% al 11,42%; ¿No les parece exiguo el tiempo que se le asigna al primer derecho del ser humano después del derecho a la vida?  

Si para educarnos aprendemos fundamentalmente a aprender y contamos con diversas herramientas para auto formarnos de la manera más autónoma posible; estaríamos encaminándonos hacia un aprendizaje sin límites como propone Mavilo Calero Pérez en su libro “Aprendizaje Sin Límites, COSNTRUCTIVISMO (13 enero 2009). 

Con esta lectura y desde esta columna pretendemos respaldar a los dinámicos e innovadores profesores que vienen aplicando las diversas estrategias o técnicas de estudio y aprendizaje enunciadas líneas arriba, para que padres de familia y estudiantes fortalezcan su compromiso con esta nueva forma de protocolo educativo. Que los padres de familia dejen de añorar y reclamar mecanismos de sus viejos tiempos que ya quedaron en lo caduco.

Ahora con la aplicación de la modalidad Virtual A Distancia y Presencial (multimodalidad paradigmática de la educación); se activa la demanda de la aplicación de diversas técnicas y estrategias que, junto al uso de diversos medios tecnológicos, faciliten y a su vez optimicen el aprendizaje significativo, al ser posible y necesario, además, por lo menos duplicar en casa y en la familia el tiempo que al año ahora se destina a la tarea educativa. Cuan efectiva resultaría para mejorar la calidad y la eficiencia de la educación, la aplicación de esta trilogía axiológica: Aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser persona con altos valores humanos positivos, capaz, competente y eficiente, hoy mejor que ayer y mañana mejor que hoy, como el gran objetivo de la vida.  


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