¿Para qué y para cuándo es ¡el vivir bien!?

La Ley de la Educación “Avelino Siñani – Elizardo Pérez” No 070 en el Capítulo II: BASES, FINES Y OBJETIVOS DE LA EDUCACION, en los numerales 11 – 12 y 13, a la letra dice: 

 

11.- “Es educación de la vida y en la vida, para Vivir Bien. Desarrolla una formación integral que promueve la realización de la identidad, afectividad, espiritualidad y subjetividad de las personas y comunidades; es vivir en armonía con la Madre Tierra y en comunidad entre los seres humanos”. 

 

Entiendo por educación de la vida, la vida misma, y, en la vida, como proceso/acción educativa en la práctica cotidiana, para Vivir Bien; es decir, vivir en armonía, en equilibrio en el espacio en que vivas, con lo que vivas y con quienes vivas, buscando de ser y tener el mayor bienestar para la familia y para la colectividad.   

 

Entonces, en el momento actual tan conflictivo que vivimos los bolivianos ¿Para qué y para cuándo sirven estos postulados?; ¿No es esta la visión de lo que todos quisiéramos ser? ¿Por qué la lógica en el diario vivir no es “diciendo y haciendo? (teoría y práctica/dialéctica). Esta es la falsedad en la que nos educamos, con meros postulados, sólo enunciados líricos como la formación integral, la promoción de la realización de la identidad, afectividad, espiritualidad y subjetividad de las personas y comunidades; en la práctica, ¿Qué hay de vida en armonía con la Madre Tierra y en comunidad entre seres humanos, que versa esta base, fin y objetivo de la educación? Hoy más que nunca estos enunciados saltan a la vista como un simple embuste. 

 

12.- Este es otro verso poético; léanlo ¡que hermoso! La educación “Es promotora de la convivencia pacífica, contribuye a erradicar toda forma de violencia en el ámbito educativo, para el desarrollo de una sociedad sustentada en la cultura de paz, el buen trato y el respeto a los derechos humanos individuales y colectivos de las personas y de los pueblos” ¿Qué de convivencia pacífica, de erradicación de la violencia en el ámbito educativo, (en la escuela de la vida), la cultura de la paz, el buen trato, del respeto a los derechos humanos, etc., etc., etc. se aplica en el momento que vivimos?. Este es otro montón de falsedades. 

  

13.- La educación…Se sustenta en los valores de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio, igualdad de oportunidades, equidad social y de género en la participación, bienestar común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, para Vivir Bien.  

 

Quizás por estructura narrativa ya no corresponde referirse más a este numeral; por cuanto con lo que se dice hasta acá, nos da mucha pena que cuánto versa, se diga, se haya condensado, particularmente en la Ley de la Educción última que tiene nuestro país, sea una total disparidad con la realidad y que tiene que motivarnos a un cambio cualitativo que ponga a prueba nuestra capacidad de hombres y mujeres del siglo XXI y como tales, ubicarnos en el contexto, siquiera, latinoamericano, no como uno de los últimos, sino como uno de los primeros, en general. 

 

Los bolivianos hemos demostrado tantas veces nuestro valor, capacidad y entereza que se ve eclipsada por las reyertas intestinas, por intereses politiqueros; olvidando que somos aún un país rico en producción mineral, producción de hidrocarburos, producción agrícola, pecuaria, recursos hídricos, riqueza maderable, etc., etc. y que si decidiéramos como visión - misión la construcción en vez de la destrucción en la que al parecer estamos enfrascados; fácilmente podríamos revertir esta triste pobreza general que vivimos. 

 

Ahora que el ministerio de educación ha sido blanqueado en su imagen con la renuncia del Sr. Quelca como ministro, se nos da la feliz oportunidad para elegir la cabeza de quien conducirá “La educación es el arma más poderosa para cambiar al mundo (Nelson Mandela); un profesional con luces científico pedagógicas propias y no simplemente un servil del/al partido de turno. 

 

El “vivir bien” implica el acceso y disfrute de los bienes materiales en armonía con la naturaleza y las personas. Es la dimensión humana de la realización afectiva y espiritual. Las personas no viven aisladas sino en el desarrollo endógeno sustentable familiar y en un entorno social y de la naturaleza. No se puede vivir bien, si los demás viven mal o si se daña la naturaleza. (Ministerio de Planificación, 2009 citado por Rist, Delgado y Escobar, 2010, p. 25-26). 

 

Aprovechando el marco democrático en el que vivimos y la diversidad social y cultural de nuestro país, podemos crear sinergia, fenómeno que sacaría a relucir tan gran unidad en diversidad posible, aplicando por lo menos algunos valores como la verdad – verdad (sin manipulación), el amor al prójimo, la sinceridad, la bondad, la empatía, el respeto mutuo, el perdón, la humildad, y la paciencia mediante el diálogo y la toma de acuerdos consensuados. Puede ser  ahora cuando empiece a hacerse sentir tan hermosa frase: “El vivir bien” 


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