El desempleo boliviano, un hueso duro de roer

Sin lugar a duda el nivel de empleo o de “desempleo” en un país es uno de los más importantes indicadores para saber cómo está la economía nacional en su conjunto; pero ¿qué es el desempleo? De manera simple, es la situación de la persona que está en condiciones de trabajar, pero no tiene empleo o lo ha perdido. Otro concepto importante, que la gente debería saber, es sobre la Población Económicamente Activa (PEA), también denominada “fuerza de trabajo”, que corresponde a la cantidad de personas que se encuentran en la etapa de la vida laborable o productiva de una economía. En este grupo se incluyen las personas que tienen ocupación y las que “no” pero la están buscando, es decir a la “población ocupada” y a la “población desocupada”, laboralmente hablando. Pero en nuestro análisis nos centraremos en la cantidad de personas desocupadas o subocupadas, que son aquellas personas que no trabajan al menos las 40 horas semanales y que con seguridad no ganan el salario mínimo nacional; este conjunto de la población tiene empleos que carecen de seguro social, de salud y de sostenibilidad temporal, es decir carecen de “calidad”.

Según los últimos datos del INE, respecto a las estadísticas de empleo, se refleja que en Bolivia tenemos una tasa de desocupación urbana del 7,6% al II trimestre 2021 y de 6,5% a agosto de esta gestión; los mismos reflejarían una notable mejoría en cuanto a un menor porcentaje de personas desempleadas a nivel nacional, sobre todo si lo comparamos con lo ocurrido el 2020, donde la pandemia “golpeó” con todo a nuestra sociedad y economía. Pero, ¿realmente en nuestro país solo 7 de cada 100 personas están desempleadas? Es la pregunta que muchos nos hacemos, posiblemente la economía se haya recuperado “relativamente” y obviamente “es menos peor” que la de la gestión pasada, pero si comparamos los datos 2020, donde se evidenciaba una tasa de desocupación urbana, a julio, de 11,6%, esto significaría que descendimos hasta el último dato del INE (agosto 2021), en 5,1 puntos porcentuales en un poco más de un año.

Lo cuestionable es que para las estimaciones sobre el nivel de desempleo nacional se toma a “moros y cristianos” en su cálculo, es decir se mete a todos por igual en la misma bolsa. ¿Realmente se puede considerar “no desempleada” a la señora que deambula vendiendo gelatina por la calle o al joven que limpia parabrisas en un semáforo? Mi punto es que, más allá del tecnicismo de su cálculo y de su definición económica, es poco sensato considerar a los trabajadores informales dentro la población ocupada, ya que los mismos, en su gran mayoría, pertenecen a un mercado laboral precario, sin contratos, sin seguros, sin calidad de empleo; de tal manera que estos datos, que se manejan, pueden ser engañosos, se puede pensar que la economía está mucho mejor y que hay poca gente sin trabajo, pero como dije en varias oportunidades, el mejor indicador es la “calle”, ahí uno puede darse cuenta que la realidad es, en su mayoría, muy diferente a nuestras estadísticas.

Según las últimas estimaciones, del total de la población boliviana, aproximadamente el 55% corresponde a la PEA, es decir más de la mitad está en condiciones y con intenciones de ofrecer su mano de obra para la producción de bienes y servicios en nuestra economía. Lastimosamente el INE, para el año 2020, solo presenta datos del I trimestre, sin embargo, podemos ver que del I trimestre al II trimestre 2021, el total de número de personas desocupadas en el país cayo en un 11,80%; si nos vamos a un análisis por género, durante este mismo periodo, en los hombres descendió en un 15,22% y en el caso de las mujeres apenas en 8,40%. Pero como el 2020 fue el año de la “pandemia”, no puedo dejar de ver qué pasó desde ese entonces hasta la fecha, pues comparando el segundo trimestre 2021 con el primer trimestre 2020, más bien en total de desocupados aumentó en un 38,03%; en los hombres aumentó en 24,64% y en las mujeres en 53,13%.

Si nos vamos a descifrar lo que pasó en el contexto netamente “urbano”, podemos comparar lo que pasó entre el segundo trimestre 2020 y el segundo trimestre 2021, pues el número de desocupados aumento en 10,88%, solo tomando en cuenta los hombres, este dato decreció en 7,63%, sin embargo, en las mujeres ascendió en 36,93%. Tanto en datos “totales” como “urbanos”, se ve que, de la gestión pasada a la presente, hubo un incremento importante en el nivel de desocupación nacional, donde las mujeres como los jóvenes fueron los más afectados al perder cantidad y calidad de horas de trabajo.

De una manera desagregada, aunque a Tarija nos pusieron junto los demás departamentos que no son del “eje central”, durante este mismo periodo la cantidad de desempleados aumentó en total en 30,17%, por género, los hombres presentaron más bien una disminución en 10,30%, en cambio las mujeres presentaron un incremento notable de 95,22% de desocupadas. En estos “otros” departamentos, al segundo trimestre 2021 la tasa de desocupación urbana fue de 8,06%, 0,34% más que en comparación al mismo dato del 2020; en cuanto a la subocupación la misma disminuyo de 11,98% a 9,87% durante el mismo periodo. Finalmente, de agosto 2020 a agosto 2021, en el área urbana del país, la desocupación, en número de personas, dismuyo en 24,27%, en los hombres y mujeres descendió en 30,33% y 17,95% respectivamente.

En función netamente a los datos de este año, de enero a agosto, en Bolivia, la “cantidad” de personas “desempleadas” bajo en 28,43%, en cuanto a los hombres se presentó un decremento del 33,55% y las mujeres de igual manera en 23,82%. En cuanto a datos solo “urbanos” este dato cayo en 26,91% en el total, en hombres y mujeres decreció en 30,11% y 23,82% respectivamente. Según la “Encuesta Continua de Empleo” (2do trimestre 2021), con relación a la dinámica laboral, en el área urbana de Bolivia, de las 385 mil personas que se encontraban inactivas, al primer trimestre de 2021, 124 mil personas pasaron a estar ocupadas en el Comercio (32%), 69 mil personas en la Industria Manufacturera (18%), 52 mil personas en Alojamientos y Comidas (13%), entre las principales actividades económicas.

Hay un debate si es que “realmente decreció el desempleo nacional” y si es que fue por las políticas económicas aplicadas por el gobierno, tal vez por un reajuste “natural” del mercado laboral, una recuperación económica interna o por un buen escenario en el contexto internacional. A todo esto, la desocupación fue, es y será, ¡un hueso duro de roer!


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