¿Hasta cuándo durará este sueño de crecimiento económico?

Después de un año y monedas, la semana pasada, el INE, después de tanta exigencia, al menos por nosotros los economistas, puso a la luz pública, algunos datos estadísticos respecto al famoso indicador macroeconómico, el más importante de hecho, como lo es el “Producto Interno Bruto” (PIB); el cual, “no” solo estima el valor monetario de la producción de todos los bienes y servicios finales elaborados por todos los agentes económicos “bolivianos”, de manera interna, en nuestro país durante un periodo de tiempo, generalmente un año, sino que también nos da “pautas” de que tipo y como fue el crecimiento económico nacional, en qué etapa del ciclo económico nos encontramos, el desenvolviendo general de los principales rubros o actividades económicas del país, si nuestra economía está generando “riqueza o no”, en si, como esta nuestra capacidad global de producir, consumir, gastar, invertir, generar empleos e ingresos, tanto en el sector privado como en el público, sin olvidar la importancia del contexto exterior, a través de nuestras exportaciones netas con el resto del mundo.

Pero antes de examinar a fondo, las últimas cifras sobre el PIB y el crecimiento económico boliviano, dados por el INE, veo pertinente también hacer una evaluación de este indicador antes y durante la pandemia, donde, obviamente, usare los datos oficiales dados previamente por esta “institución”, que a veces son inoportunos y otras veces hasta “poco creíbles”, pero no queda de otra que confiar en los mismos. El año 2003, tuvimos la tasa de crecimiento más alta de los últimos 20 años, con 6,80% de crecimiento del PIB; pero de ahí comenzó nuestra “recesión económica”, comenzando el 2014 con una tasa de crecimiento de 5,46% y terminando el 2019 con 2,22%, todo esto antes de la pandemia, o sea que no podemos culpar a este virus de nuestra “tragedia plurinacional”. En todo caso, se dio porque en el contexto internacional hubo una caída generalizada de los precios y de la demanda de los productos que exportamos al mercado mundial; principalmente los “tradicionales”, como lo son los minerales e hidrocarburos, que representan alrededor del 75% de las ventas de nuestro comercio exterior, sus ingresos cayeron de manera importante por efecto precio y por menores volúmenes de exportación, esto dio lugar a que nuestra “economía blindada” se vaya desinflando como un globo pinchado.

El 2019 cerramos con un PIB, a precios de mercado, de Bs. 282,59 mil millones, después de lo mas fuerte de la pandemia y de malas políticas económicas del gobierno transitorio, el mismo cayo a Bs. 252,72 mil millones, es decir una contracción del 10,57%; sin duda una de las mas grandes de nuestra historia moderna como país y como economía. Sin embargo, si analizamos el “PIB Trimestral”, se tiene igual datos muy interesantes, por ej. el PIB del II trimestre 2020 es Bs. 14,49 mil millones menor que del II trimestre 2021; sacando una tasa de crecimiento interanual, este indicador creció en un 28,91%. Algo también llamativo, fue que, durante el 2020, la caída del PIB del II trimestre respecto al I trimestre fue de un 26,05%, justo en el periodo de mayor restricción económica nacional; en cambio, en este 2021, la contracción fue mucho menor, apenas de un 4,91%; indicando que el país se esta recuperando “poco a poco” después de lo peor vivido el año pasado. Obviamente, cuando la economía posteriormente se “levanto” en algo, el PIB del IV semestre 2020 fue de un monto de Bs. 73,18 mil millones, el cual es mayor en un 11,71% al valor registrado del PIB del II trimestre 2021; generalmente estos datos, es decir los del III y IV semestre, son mas elevados, ya que a final de gestión hay mas consumo, gasto e inversión pública, sobre todo, además de que se los “infla un poquito” para llegar a las metas de políticas públicas fijadas por gobierno nacional.

Respecto a este último punto, el Programa Fiscal Financiero, entre el Ministerio de Economía y el BCB, establecieron una meta de crecimiento económico del 4,4% para el país; tomando en cuenta el dato del PIB 2020, dado por el INE, esto significaría que el 2021 tendríamos un monto estimado de $us. 37,91 mil millones de PIB. Siguiendo el mismo mecanismo, según lo proyectado por el Banco Mundial, que estimo un crecimiento para Bolivia del 5,5%, esto daría lugar que a fin de gestión llegaríamos a tener un PIB de $us. 38,31 mil millones. Sin embargo, esta misma entidad internacional, proyecto que nuestro país tendrá un crecimiento mas reducido en su economía, el 2022 del 3,5% y el 2023 apenas del 2,7%; esto debido a que al boom de recuperación mundial de la economía se estabilizaría, inclusive con efectos inflacionarios, pero además de que el país no tendrá los recursos suficientes para sostener un crecimiento económico similar a este año y mucho menos a los precedentes a la pandemia. Lo cual es más que evidente, ya que en los últimos años cayeron drásticamente nuestras RIN, hubo un crecimiento desmedido de nuestra deuda interna y externa, un sostenido déficit publico y pocas expectativas de que nuestros ingresos fiscales mejoren.

Si bien el INE, arrojo un dato de que la variación acumulada del PIB, de enero a junio de 2021, fue del 9,36%, hay que hacer dos puntualizaciones. El rebote estadístico de comparar un indicador de una economía y en un periodo de recuperación con otro, como lo fue de la gestión pasada, de franca contracción en producción y consumo. Si bien, esta “reactivación o recuperación”, como quiera llamarse, es “en parte” por las políticas públicas nacionales implementadas por el gobierno, es también, y mucho más, por el incremento de la demanda externa e interna de nuestros bienes y servicios; al recuperarse la economía mundial, creció la demanda de alimentos, materias primas e insumos que nosotros producimos, que además están con buenos precios, es decir una clara política agresiva de gasto y consumo por parte de la mayoría de los países, lo cual hace que todos compren lo que otros venden, es decir están con ganas de llenar su “carrito de supermercado”. Además de ese motor externo, igual en los últimos meses se dinamizo el motor interno, es decir la demanda interna, con la otorgación de bonos, mayor gasto público e inversión nacional que generó mayor consumo, producción, empleos y sobre todo ingresos, aunque no proporcionados ni sostenibles. Aquí le pregunta es, cual motor se ira apagando primero, el del mundo, el del país, ¿ambos?

Según el INE, nuestra economía presentó la tercera tasa de crecimiento más alta de la región (9,36%), después de Perú (20,88%) y Argentina (10,27%); sin embargo, esta variación acumulada del PIB, al primer semestre de 2021, es respecto a similar período de la pasada gestión, es decir, se está comparando una economía de “recuperación 2021” con una de “contracción 2020”. Paralelamente, el Banco Mundial indico que nuestro país presentará una tasa de crecimiento económico importante, la 5ta de Sudamérica, después de Perú (11,3%), Chile (10,6%), Colombia (7,7%) y Argentina (7,5%). Estos datos hay que tomarlos con pinzas y no dejarse llevar por “discursos” de un crecimiento económico estable y sostenible, ya que como se dijo anteriormente, los demás años vamos a tener un crecimiento menor y dependeremos demasiado del contexto externo. Mientras no cambiemos este “modelo económico desgastado” y sigamos apostando a la ruleta, este crecimiento económico solo será un “sueño boliviano”.


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