El emblemático triunfo de Adepcoca

La lluvia no los detiene, tampoco la Policía los atemoriza. ¿Cómo esperar lo contrario? Si lograron resistir y superar los abusos de un codicioso Movimiento Al Socialismo (MAS). Celebran esta hazaña con un cántico colectivo -“sí se pudo, sí se pudo”-, mientras bailan sonrientes, al compás de bombos y zampoñas. La alegría es inevitable. Luego de semanas de lucha sostenida, los integrantes de la Asociación Departamental de Productores de Coca de los Yungas de La Paz (Adepcoca) han recuperado su sede y, con la misma, la oportunidad de mantener su autonomía.

Ocurrió en la ciudad de La Paz, en la particular jornada del lunes 4. Un día que será recordado por algunos por la caída global de redes sociales, o por la divulgación de los reveladores Pandora Papers. Pero es posible que Bolivia recuerde esta fecha por el emblemático triunfo de Adepcoca.

¿Por qué ha sido tan importante este logro?

Porque, durante años, Bolivia ha sufrido la sistemática cooptación política de movimientos sociales, asociaciones y organizaciones de base, por parte del Movimiento Al Socialismo, cuyo objetivo fundamental es el control e instrumentalización de esos colectivos, para lograr su anhelada hegemonía.

Lejos de coincidir con el sentido inicialmente otorgado a la wiphala -vinculado con la pluralidad- el partido oficialista pretende eliminar la diferencia que perjudique sus objetivos. Para ello, ha aplicado una política de cooptación que, como indican los politólogos Valenzuela y Yevénes (2015), “tiene que ver con (el) control y la repartición de rentas menores, evitando la autonomía y el poder de otro, distinto al poder central omnipotente”.

El MAS parece aplicar cabalmente esta definición, en dos agrupaciones que hoy buscan el respeto a su autonomía: la Cidob (Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano) y la mencionada Adepcoca.

En el caso de la primera, se tiene la dirigencia de Justo Molina, afín al partido oficialista, pero que no es reconocida por otros sectores de la organización indígena. Sin embargo, el presidente Luis Arce la legitima, como indicó recientemente: “Recogemos con el más amplio espíritu las propuestas de nuestro hermano Justo Molina” (Los Tiempos-3-10-2021).

Pero, como advirtió Celso Padilla (del Concejo Continental de la Nación Guaraní), el primer mandatario no ha dado respuesta alguna a la convocatoria de diálogo, expresada por otros indígenas del oriente boliviano, que protagonizan una marcha por la defensa de su territorio y cultura.

Quizás, porque estos no coinciden con el partido de gobierno y son ninguneados por el expresidente Evo Morales, supuesto defensor de los pueblos indígenas. Aunque estos mismos advierten su impostura.

Como indicó Pedro Moye, dirigente indígena del Tipnis -otro caso de cooptación política-, “es lamentable lo que viene sucediendo en el seno del mundo indígena, porque lamentablemente la intromisión política del MAS ha quebrantado todas las estructuras orgánicas del movimiento indígena a nivel nacional (…) en 2011, 2012, el Gobierno de Evo Morales empezó a dividir a todas las organizaciones, no solo a los movimientos indígenas, para poder incrustar su doctrina” (Página Siete, 23-05-2021).

En el caso de Adepcoca, el MAS también ha pretendido cooptar políticamente a la organización, a través de la figura de Arnold Alanes. En septiembre pasado, el cocalero asumió la dirigencia de la Asociación y ocupó la sede de la misma, a pesar de las múltiples objeciones de sus pares.

En la disputa, los ministros de Gobierno, Eduardo Del Castillo, y de Desarrollo Rural y Tierras, Remmy Gonzales, respaldaron la elección de Alanes. Quizás porque este último parece haber apoyado la campaña de Arce y Choquehuanca, expresó su afinidad con el oficialismo, posterior a la posesión de estas autoridades.

Sin embargo, la resistencia de miles de cocaleros de los Yungas a la elección de Alanes, por considerarla ilegítima, logró la recuperación de la sede y abrió la posibilidad de una nueva elección en Adepcoca.

En el festejo, como en las semanas de protesta, destacó Tomasa Medina Flores, una valiente mujer afroboliviana, de Arapata (Nor-Yungas), quien bailó con sus compañeros en el emblemático triunfo de su Asociación, mostrando la esperanza para un futuro plural en Bolivia.

*Guadalupe Peres-Cajías / Alias Agata es Investigadora Social


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