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Causa y efecto de la educación

Una baja calidad de educación es causa del bajo nivel educativo general de una sociedad de miopes y de borregos que al no ver más allá de la punta de sus narices, ni se imaginan cuánto podría ser una  sociedad de cerebro pensantes, capaces de elucubrar futuros de cambio en la grandeza. Para dejar de ser pobre, primero se debe dejar de ser ignorante y, cuando hablo de pobres no sólo me refiero a los pobres en plata sino de pensamiento,  de conciencia, de generosidad, de honestidad y de personalidad en general. Pues, mientras más educado, más cerebro pensante y gente se sea, menos pobre se sería.

Por el contrario, como efecto de una alta calidad educativa, de una alta formación humana se tendría mejores ideas, más creatividad, más positivismo, más capacidad y más intrepidez para imaginar y crear nuevas realidades; inventar niveles más superiores de educación que refluirá en mejores niveles y calidad de vida; quienes gobiernen serían los mejores en capacidad intelectiva, en valores (gente), en honestidad, en solidaridad y en trabajo/esfuerzo por el bien común, por el bien de todos y no solo por el bien suyo o de los suyos (familiares, partidarios, etc.).

Está claro que el que sabe, para saber más, buscará a los que más saben y el ignorante buscará a los de su linaje para mantener su liderazgo, para ser el Dios chiquito y claro, poner a los gobernados cabezas abajo y al Estado/nación patas arriba.

Acá está el desafío, cuando hablamos de educación, como formación de los recursos humanos: ¿Para que los queremos? ¿Para construir o para destruir?, ¿Para qué produzcan saber que nos lleve a crear más trabajo, más producción, más riqueza, más bienestar para todos?, ¿Para contar con mejores condiciones de vida o, ¿Para tener más borregos para consolarlos con bicocas y hacerlos creer que son los que están en el poder y hacen sentir su presencia como tales  con bravuconadas, chantajes y amenazas y, ya? y que su principal función sea aplaudir a quienes oficien de autoridades.

Por conveniencia para que no sea mayor el presupuesto a destinar a educación, permiten  que un buen porcentaje de padres de familia paguen la educación de sus hijos a los que aún no los están pudiendo controlar en el acceso a una mejor educación y son quienes vienen salvado los ´chuvis´ respecto a la calidad educativa, ante el mundo, particularmente de los que al ser primeros en educación, también son primeros en desarrollo, en economía y en bienestar general.

En este contexto cabe preguntarse si debemos apostar por una educación que libere el pensamiento, que libere el sentimiento y que libere la actitud/acción del ser humano con sentido altruista; que le dé al cerebro  el uso beneficioso y enormemente útil a la humanidad, para crecer y crear mejores futuros o por el contrario para seguir utilizándolo como simple recipiente en el que se llene saberes ajenos y doctrinas a repetir de memoria al servicio de intereses creados, obscuros y destructivos; personas/ vasallos sumisos y obedientes; porque no saben cuánto libres seríamos siendo todos de un buen nivel de educación.

El momento de crisis educacional en el que vivimos como efecto de la pandemia del COVID - 19 es una buena oportunidad para que emerja nuestras fortalezas, para superar a la pobreza, como dijo el Sr. presidente Luis Arce Catacora que “necesitamos fortaleza para salir de la pobreza” y, saquemos a lucir nuestro imbatible coraje y capacidad para inventar un nuevo paradigma educativo, que sumando a la psicopedagogía contemporánea la Neuro Pedagogía como un fuerte connotante hacia una mejor, consistente y efectiva construcción autónoma del conocimiento, se logre potenciar el rendimiento educativo de los estudiantes y  la elevación de la calidad educativa en nuestro país.

Para evitar el menticidio, (muerte a las mentes), para no sustituir los parqueaderos de niños y adolescentes escolares (las escuelas) por el Google el WhatsApp  y otros medios tecnológicos, en los que mucho se entretienen y pasan el tiempo,  las personas en el rango de educación, es necesario desarrollar el pensamiento crítico, realizar una educación formativa, significativa, consistente y útil para la vida, para trabajar, producir  y ser una mejor sociedad y  no confundir educación/formación - humana con la mera información barata y nociva.

Este esfuerzo debe ser de todos los bolivianos conscientes que este emprendimiento, esta acción de gobierno es POLÍTICA de verdad, porque EDUCACIóN, se dice, es política del verdad, escrita con mayúsculas, al ser el primer derecho de la mujer/hombre después del derecho a la vida.


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