Prevenir el estrés escolar

“A raíz de las clases virtuales, el cuadro de estrés se agrava en niños y maestros de Tarija, encabeza el texto Ecos de Tarija, del 16.05.2021, de Mariana Torrez Vedia, que dice seguidamente: En el caso de los niños, éstos incluso llegan a convulsionar por padecer estrés infantil, se sacan los cabellos de la cabeza sin darse cuenta, se pellizcan, se muerden las uñas y rehúyen al cambio que sufrió su rutina en la escuela”

“Prevenir vale más que curar” es la máxima que deberíamos aplicar para evitar el estrés de los estudiantes y velar por su salud mental, evitando así en gran media, requerir de la atención masiva de profesionales psicólogos, psiquiatras, psicómetras.

Intentando identificar las causas del estrés de los estudiantes, me pregunto: ¿el tiempo de los periodos de clases actuales es el aconsejable para niños de diferentes edades? ¿Los profesores, estudiantes y padres de familia manejan con solvencia los suplementos que hoy se usa en las clases virtuales? De hecho, el covid-19, en si, por la amenaza y miedo que se vive, constituye una causa del estrés.

Según “la Universidad Carnegie Mellon (EEUU), que realizó estudios de los ciclos de atención y pausas en 50 clases de estos niveles educativos, concluye que la atención es de 15 minutos. Por ello, los investigadores recomiendan que las aulas/clases se organicen en bloques de un cuarto de hora de duración” (4 de jun.2018).

“La Sociedad Pediátrica Internacional y la Unesco, respecto a tiempos de permanencia en pantalla/clases virtuales, señala que los estudiantes podrán pasar máximo una hora; y los adolescentes no más de dos horas, al día” (12.sep.2020). “En los menores se afectan los procesos cognitivos por falta de interacción con profesores y compañeros, por falta de manipular objetos en grupo y se golpea el desarrollo psicoemocional, se afecta su expresión oral y su buen futuro” (28.oct.2020)

Conforme las anteriores informaciones, las sesiones virtuales deberían durar de 20 a 30 minutos; tomar en cuenta la edad de los estudiantes y el docente debe esmerarse en posturas atractivas, gesticulaciones, expresión de emociones; debe ser un real artista, demostrar su carisma y alta capacidad comunicacional pedagógica.

Al parecer, los periodos de clases están definidos por el tiempo que deben trabajar los profesores al mes, (“Hora trabajada, hora pagada”) para obtener su salario y por la información que tengo, los periodos no son menos de 45 minutos; si esto es así, no estamos logrando más aprendizaje, mejor nivel de competencias académicas; sino, estamos tristemente contribuyendo al estrés que, al generarse primero en los estudiantes, también se lo provoca en los padres o simultáneamente en toda la familia.

Ante esta periodización del tiempo, los profesores podrían segmentar su clase en tres fases (3 x 15 = 45), con intervalos de 45 a 60 segundos de acciones des estresantes: chistes, metáforas, máximas, láminas, canto, música, etc. y al reiniciar el desarrollo del tema ingeniarse alguna sorpresa (aplicar la sorpresa en el aprendizaje) para elevar el nivel de motivación/interés de los estudiantes por descubrir, por crear, por saber lo que se propone/ busca la clase.

Los profesores deben exponer su rostro alegre, sonriente, dinámico, amigable y no mostrar esa seriedad a veces amenazante, que infunde autoritarismo, miedo, obediencia impuesta y no precisamente autoridad, autonomía, amor, entusiasmo, libertad promotora de creatividad, de altruismo, alegría, esperanza y bienestar integral del estudiante. Como docente actual, debe olvidar la postura clásica de la escuela tradicional – presencial y poner en juego toda su creatividad e imaginación, elaborando videos, presentando imágenes, dramas que desarrollen el contenido del tema o cuando menos induzcan/motiven a los estudiantes a trabajar/aprender con tranquilidad, con alegría, con entusiasmo y con seguridad de lo que hace. Las clases deben ser divertidas y no aburridas/sufridas.

Sin duda que la insuficiente capacidad de manejo de los suplementos tecnológicos y el inestable servicio del internet se constituye en otra causa del cuadro de estrés escolar extensivo a los padres de familia y al entorno del hogar.

Ante esta realidad, todos los actores en la brega educativa están convocados a definir acciones y constituir un solo equipo que acabe con las deficiencias y obstáculos por los que se atraviesa y juntos ganar la batalla contra el estrés y a favor de mejores resultados de la tarea educativa. Si todos hacemos nuestra parte todo nos saldrá bien y estaremos todos mejor y más saludables.

En esta lectura intento dar algunas opiniones que pueden generar criterios de padres de familia, profesores y estudiantes y concluir haciendo mejor lo que debemos hacer en esta hora difícil por la que pasa, particularmente la educación.


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