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No te rindas

La historia de la humanidad se mueve en dos ejes.

La esperanza, por un lado y la desesperanza, por el otro.

La fe vs el escepticismo.

La posibilidad vs el “nada va a cambiar”

Es una lucha permanente que se desarrolla también en el interior de cada ser humano.

Avanzar o tirar la toalla.

De manera general, el sistema, juega buena parte de sus cartas para alimentar el escepticismo.

Es lógico. Se trata de una manera fácil de tener a la gente domesticada.

Si te engañan una vez, protestas, si te engañan una segunda vez, protestas pero si te engañan de manera sistemática y no pasa mucho aunque protestes, ello te van ganando poco a poco la moral.

Este fenómeno es conocido como la “indefensión aprendida” y se ha demostrado en distintos contextos.

La idea es quebrarte la moral y convertirte en una hormiga sumisa más.

El psicólogo Martin Seligman estudió este fenómeno a fondo y fue a través de él que explicó fenómenos que eran para muchos inexplicables.

Explicar, por ejemplo, que en los campos de concentración nazi, miles de judíos no hubieran podido rebelarse contra el puñado de hombres que los asesinaban y los torturaban sin piedad.

¿Quiere decir que las cartas están lanzadas y no hay nada que podamos hacer?

Por el contrario, el optimismo y la esperanza son el antídoto contra la resignación.

La posibilidad de irradiar fe y de hacer pequeñas cosas que vayan construyendo la realidad que desearíamos alcanzar.

Por eso el mensaje de esta nota es “No te rindas”.

El optimismo y la esperanza pueden ser armas letales contra la desesperanza y contra el “nada se puede hacer”.

Si además logras realizar acciones mínimas que te permitan cambiar para bien tu medio inmediato, habrás dado un paso gigantesco.

No hace falta destruir el mundo que no quieres

Basta con empezar a construir, paso a paso, el mundo que si quieres


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